El Espejo Tiene dos Caras

Guillermo Laich
27/07/2012 18:58

 

Ubuntu: la importancia de reconocer y ser reconocido.

Algunas simples y primitivas tribus africanas tienen muchas cosas importantes que enseñarnos sobre el respeto, la sinceridad, y la nobleza en las relaciones humanas. Tomemos como punto de partida a KwaZulu-Natal, también conocido como KZN y Zululand, (en español Zululandia) que es una provincia de Sudáfrica y el hogar de la etnia Zulú.

Entre las distintas tribus de esa provincia existe una expresión de saludo a modo de “Sawu-bona.” Es el saludo mas común y equivale a nuestro “hola.” Sawu bona, mas profunda y mas rica que nuestro hola, significa “te veo.” A tal saludo se suele responder con la expresión “Sikkhona,” que significa “estoy aquí.” El orden secuencial de las palabras en este intercambio es de gran importancia ya que significa que mientras uno no haya visto y reconocido al otro (Sawu bona), ese otro no existe como persona (Sikkhona). Como la emocionalidad innata es innegable, y además se halla integrada en ambas expresiones, el conjunto de ellas también significa amor.

Este saludo forma el núcleo de la filosofía “Ubuntu,” que corresponde a una disposición y actitud espiritual de gran importancia para esta gente. Tanto el termino como el concepto de Ubuntu tienen su origen en un dicho popular de las etnias Zulu y Xhosa “Umuntu ngumuntu nagabantu.” Si bien sus palabras suenan como el conjuro de un mago, les aseguro que no lo es. Dentro de sus suaves curvas lingüísticas se esconde todo un arsenal de nobles significados y valores humanos. Significa que una persona es una persona a causa del reflejo de los demás, que la identidad de una persona se basa en el hecho de ser visto, de sentirse reflejado en el alma del otro, de ser respetado por los demás, de ser reconocido como ser humano y como persona. Ubuntu esta íntimamente relacionado con el desarrollo de la lealtad y la fidelidad, y las buenas relaciones entre las personas.

Los practicantes de la filosofía Ubuntu suelen ser personas tranquilas y abiertas, están disponible para los demás, apoyan y cuidan a los otros, no sienten envidia cuando otros superan su capacidad, están seguros de sí mismos, y son conscientes de pertenecer a la especie humana. Una especie que retrocede y pierde en calidad cuando algunos de sus miembros son humillados, marginados, o menospreciados. En el espíritu Ubuntu prima el "yo soy porque nosotros somos."

La ética Ubuntu es diametralmente opuesta a esa ética fría y pragmática que existe en las grandes urbes del primer mundo, donde no es extraño cruzarse con alguien conocido y simplemente pasar de largo sin mirarlo ni saludarlo. En la ética Ubuntu esto corresponde a un procedimiento peor que un insulto o una falta de respeto, pues implica que directamente no se reconoce la existencia de esa persona.

Por esto, la secuencia del saludo que hemos mencionado anteriormente representa una invitación al reconocimiento de la presencia mutua, y comunica al otro que en ese momento es la persona mas importante del mundo. Además, sienta las bases para un contrato inmediato que facilita el proceso de exploración, investigación, descubrimiento, y confirmación del grado de compromiso e interacción que existe entre ellos. Para un ser humano, este procedimiento quizás represente la sensación de libertad mas pura imaginable.

En ocasiones una de las personas no ve a la otra, e incluso puede que no se vean mutuamente ninguna de las dos. En consecuencia ambos se anulan como seres humanos. Esto ocurre porque es muy difícil estar siempre ahí para otra persona en un mundo apurado, impaciente, exigente, superficial, e impersonal. Existen relojes, metas, horarios, llamadas telefónicas, email, televisión, juegos electrónicos, listas, reuniones, calendarios, agendas, interrupciones, distracciones, sobrecargas de información, y la interminable lucha por la vida. Todos estos hechos tienden a minar el fundamento del carácter simple y directo de las relaciones e interacciones humanas naturales, dando lugar a la promoción de relaciones virtuales con azafatas electrónicas que poco tienen que ver con lo humano.

A veces pasamos junto a otras personas sin verlas ni escucharlas. No reparamos en cómo está o como se siente porque ni siquiera le miramos a la cara o a los ojos. Hay quien se escuda en que no mira a los ojos para no invadir la intimidad ajena, pero eso no es mas que una excusa para no implicarnos, para no vernos afectados por el otro, para no permitirnos sentir su humanidad, y para no permitir sentirnos vulnerables e indefensos cuando otro penetra en nuestra intimidad. De hecho, y muy a menudo, nosotros mismos no nos permitimos entrar dentro de nuestra propia intimidad – permaneciendo ajenos a nosotros mismos.

Cuando nos observamos ante un espejo percibimos una imagen especular de nosotros mismos, de tal manera que los objetos que tenemos en nuestra mano derecha aparecen como si estuvieran en la izquierda, y viceversa. A menudo nos preguntamos por que este fenómeno, que se produce en el plano horizontal, no se produce también en el plano vertical – o sea apareciendo con la cabeza hacia abajo y los pies hacia arriba. La respuesta es, que si lo hace.

En realidad la imagen reflejada por el espejo no esta mirando directamente hacia nosotros, sino que esta mirando a lo lejos y en el mismo sentido que miramos nosotros – o sea hacia el otro lado del espejo – hacia el lado posterior. Pero dado que la imagen solo posee dos dimensiones, se nos presenta como si nos estuviese mirando de frente. Para comprobar este hecho simplemente dibujen una cara en una hoja de papel blanco y sosténganla delante de vuestra cara de tal manera que la cara dibujada este mirando hacia usted. Bien, ahora de vuelta la hoja y vera que la cara esta mirando a lo lejos y en el mismo sentido que usted. La imagen bidimensional de la cara aparecerá como si lo estuviese mirando a usted – cara a cara – pero no lo esta.

Si bien toda imagen es una reflexión, corresponde a una reflexión alterada por las características de la superficie que la reflecta. Por ejemplo como lo hacen los espejos que nos deforman en los parques de atracciones tanto a lo ancho como a lo largo. No obstante, la imagen que con diferencia mas importa al todo ser humano es la reflexión de el mismo – formada o deformada - que proviene de las demás personas. De ahí la gran importancia reflectiva del saludo Sawa bona y Sikkhona en las interacciones humanas.

Nos podemos preguntar ¿puede ser que el saludo Sawa bona y Sikkhona ser realizado por uno mismo, ante uno mismo – o sea a modo de un sincero y profundo auto-reconocimiento personal sin precisar la presencia de otra persona? La respuesta es si y no. Si porque no existe cosa mas maravillosa en el mundo que poder conocer y reconocer la existencia de uno mismo de una manera independiente, y no porque debemos realizarlo en relación a los demás.

Por lo tanto, cabe recordar que todo espejo tiene dos caras: una que refleja una imagen especular que mira hacia nosotros en el aquí y ahora, y que nos saluda a modo de Sawa bona (te veo y te reconozco); y otra que mira hacia lo lejos y en la misma dirección que nosotros, y que nos devuelve el saludo a modo de Sikkhona (estoy aquí e iré contigo).

En la película Avatar, vemos representados dos grupos fundamentales de seres. Uno de ellos consiste de humanos hostiles y avariciosos del siglo XXII, que simbolizan lo peor de nosotros. Ese grupo se enfrenta a otro grupo de nobles, bellos, y espirituales alienígenas Na´vi, del planeta Pandora, que simbolizan todo lo contrario – o sea lo mejor de nosotros. Los Na´vi representan una raza de humanoides extraterrestres inteligentes autóctonos, que han desarrollado una sofisticada cultura basada en una conexión espiritual intima y profunda con todo lo que les rodea, a esta conexión especial le llaman Eywa. A lo largo de la película me llamó poderosamente la atención el modo en que se saludaban entre ellos los Na’vi. Se decían “Te veo,” o sea Sawu bona - implicando la firme existencia de una ética típicamente Ubuntu - algo que estaba totalmente ausente en el agresivo, belicoso, e irrespetuoso grupo de los humanos.

Es evidente que el proceso creativo del ser humano, como sujeto y persona, es un camino espiritual donde cada uno de nosotros nos miramos en un espejo representado por la existencia de otro que se define como sujeto y persona. Tal proceso corresponde a una larga e interesante aventura personal sobre lo mas profundo de nuestro Yo, así como sobre el artista, el compositor, o el monje Zen que todos llevamos dentro. Pero mas que todo corresponde un proceso relacionado con el desarrollo, la comprensión, y la expresión de nuestra mas intima autenticidad, en el sentido no de lo que es totalmente nuevo, sino de lo que es total y originalmente uno mismo.

Por todo esto nos es necesario tomar en consideración – y muy seriamente - las dos caras del espejo: una de ellas para ser vistos y reconocidos por los demás como sujetos humanos y personas, y la otra para ser vistos y reconocidos como tal por nosotros mismos.

Sawu bona y Sikkhona a todos, los veo, me gusta que estén ahí.

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