Apofenia

Guillermo Laich
19/03/2020 14:18

 

Decir que alguien padece apofenia corresponde a la experiencia de ver patrones, conexiones, o combinaciones de ambos en sucesos aleatorios o en datos que carecen de coherencia y/o sentido.  

 
Como mencione en el articulo “Vanishing Point,” hace aproximadamente doce años me encontraba en España trabajando en un conocido centro psiquiátrico con veinticinco pacientes de máxima gravedad y seguridad. Recuerdo que un día, un señor de 30 años de edad, a quien conocía muy bien debido a las múltiples entrevistas y consultas realizadas, se encontraba ingresado por un trastorno delirante que cumplía con el criterio diagnostico A y el tipo persecutorio, o sea con ideas delirantes de que la persona (o alguien próximo a ella) está siendo perjudicada de alguna forma (ver DSM 5 tipos 1 al 6 mas abajo). 
 
No obstante, no cabía duda que el síntoma mas llamativo que presentaba el señor era la enorme y expansiva capacidad apofenica de su cerebro, siendo capaz de establecer las mas increíbles e inconexas relaciones, correlaciones, e interrelaciones donde no existían evidencian tipo causa y efecto de ningún tipo. Todo ello estando su estado orgánico de salud dentro de la normalidad.
 
Recuerdo que se le otorgo un certificado medico temporario para que abandone la unidad y pase el de fin de semana en compañía de su familia inmediata en un pequeño pueblo cercano. Para llegar hasta ahí debería coger un autobús de cercanías, cuya parada se encontraba próxima a la salida del hospital, y que lo dejaba a veinte metros de la puerta de la casa de sus padres. 
 
Pues bien, el señor se marcho un sábado a las 09:00 de la mañana con indicaciones para llegar a su destino sano y salvo. No obstante, a las 19:15 recibo una llamada telefónica desde Frankfurt (Alemania) preguntándo si conocía a un señor de “una tal apariencia” y llamado “fulano de tal.” Me dijo que le encontraron desorientado y con varios números de teléfono, dentro de los cuales estaba el mío.  La respuesta fue un inmediato “si, claro que si, pero: ¿cómo llego ahí esa persona?” Se dieron breves explicaciones plausibles al respecto y luego se realizaron tramites para trasladarlo a España a la brevedad posible. Ahora bien, ¿qué había sucedido?
 
El Lunes siguiente, y en consulta, el paciente me relato lo siguiente: 1.- que las matriculas de los coches le enviaban mensajes secretos y encriptados para su interpretación personal; 2.- que habiéndose dirigido a la parada del autobús comenzó a observar las matriculas de los coches detenidamente porque le enviaban mensajes; 3.- que al ver un coche con matricula “tal y tal” las letras y números le comunicaron que debía dirigirse al aeropuerto; 4.- que al ver un taxi con matricula “tal y tal” interpreto que debía hacerlo urgentemente; 5.- que una vez en el aeropuerto vio un autobús con matricula “tal y tal” cuya secuencia numérica le comunico coger un avión a Frankfurt, Alemania; y 6.- que francamente no sabe porque fue a Frankfurt y pidió ayuda al personal del aeropuerto. 
 
Según el actual DSM 5, el trastorno delirante presenta cinco criterios diagnósticos: A.- Ideas delirantes no extrañas (por ejemplo, que implican situaciones que ocurren en la vida real, como ser seguido, envenenado, infectado, amado a distancia o engañado por el cónyuge o amante, o tener una enfermedad) de por lo menos un mes de duración; B.- nunca se ha cumplido el Criterio A para la esquizofrenia - en el trastorno delirante puede haber alucinaciones táctiles u olfatorias si están relacionadas con el tema delirante; C.- excepto por el impacto directo de las ideas delirantes o sus ramificaciones, la actividad psicosocial no está deteriorada de forma significativa y el comportamiento no es raro ni extraño; D.- si se han producido episodios afectivos simultáneamente a las ideas delirantes, su duración total ha sido breve en relación con la duración de los períodos delirantes; y E.- la alteración no es debida a los efectos fisiológicos directos de alguna sustancia (por ejemplo, una droga o un medicamento) o a enfermedad médica.
 
Adicionalmente, este trastorno se puede clasificar en seis distintos tipos en base al tema delirante que predomine: 1.- tipo erotomaníaco: ideas delirantes de que otra persona, en general de un status superior, está enamorada del sujeto; 2.- tipo de grandiosidad: ideas delirantes de exagerado valor, poder, conocimientos, identidad, o relación especial con una divinidad o una persona famosa; 3.- tipo celotípico: ideas delirantes de que el compañero sexual es infiel; 4.- tipo persecutorio: ideas delirantes de que la persona (o alguien próximo a ella) está siendo perjudicada de alguna forma; 5.- tipo somático: ideas delirantes de que la persona tiene algún defecto físico o una enfermedad médica; y 6.- tipo mixto: ideas delirantes características de más de uno de los tipos anteriores, pero sin predominio de ningún tema.
 
El término "apofenia" fue utilizado por primera vez en el año 1959 por el neurólogo y psiquiatra alemán Klaus Conrad (1905-1961), quien lo definió como: “visión sin motivos de conexiones” acompañada de “experiencias concretas de dar sentido anormalmente a lo que no lo tiene.” En el año 2001 el neurocientífico Peter Brugger (1957 - ) citó la terminología original de Klaus Conrad, y definió la apofenia a modo de: "percepción no motivada de conexiones, acompañada de la experiencia específica de otorgar un significado anormal."
 
Por lo tanto la apofenia no responde a procedimientos reales tipo causa y efecto, sino a interpretaciones aleatorias. Por lo tanto se refiere mas a la “casualidad” que a la “causalidad.” Por ejemplo, se piensa en un momento determinado se piensa en un amigo determinado, y este llama por teléfono por casualidad (aleatoriedad); sin embargo, se puede creer (erróneamente) que llamo porque nuestro pensamiento lo provocó – o sea por causalidad (causa y efecto). 
 
Por otro lado, y en la estadística, la apofenia suele estar relacionada con un error inferencial de tipo I, también conocido como falso positivo (ejemplo: un inocente es juzgado como ladrón) - que puede llevar a conclusiones falsas vía falsas inferencias en una determinada investigación. El error inferencial tipo II seria el falso negativo (ejemplo: un ladrón es juzgado como inocente). 
 
La probabilidad de encontrar una asociación espuria o casual entre dos variables, y creer erróneamente que se ha encontrado una asociación real, se incrementa cuando en lugar de aplicar el método científico se realiza el hackeo estadístico de una base de datos. Esto es conocido como P-hacking. 
 
Tal practica consiste en jugar con una base de datos y relacionar la variable dependiente con todas las posibles variables independientes hasta encontrar una asociación estadísticamente significativa, sin haber establecido previamente un marco conceptual y una hipótesis de investigación que justifiquen por qué se van a estudiar estas relaciones. La posterior publicación amañada de tales resultados en revistas científicas es una de las causas de la pérdida de credibilidad y reproducibilidad de la ciencia.
 
Este tipo de apofenia consciente, mal intencionada, y sensacionalista tambien hace su apariencia en publicaciones de tirada general como periodicos, revistas, libros, y videos - todos ellos de un nivel de medio pelo para abajo. Tales publicaciones suelen estar plagadas de sendos vituperios y datos falsos o "fake news," donde los respectivos autores representan una autentica plaga de granujas que distorsionan convenientemente la realidad con el fin de desacreditar o descalificar a alguien o algo. Todo ello es de corte inmoral y muy lamentable, y causa que la gente sea incapaz de distinguir entre la verdad y la mentira.
 
Volviendo a la psiquiatria, Klaus Conrad describió este fenómeno en relación a la distorsión de la realidad presente en la psicosis que consiste en un trastorno grave del sentido de la realidad. También se ha sugerido que la apofenia puede ser un vínculo con la creatividad, pero se ha utilizado más ampliamente para describir esta tendencia en individuos sanos, sin que esto implique necesariamente la presencia de trastornos mentales psicóticos. 
 
La apofenia es a menudo utilizada para dar explicación a afirmaciones de tipo paranormales y/o religiosas. A la larga, todos seríamos descendientes de aquellos homínidos cuyos cerebros asociaron los ruidos detrás de la hierba con la presencia de un animal hostil al acecho, o los relámpagos y truenos con la presencia y acciones de determinados deidades.
 
Cabe destacar que ante tales presiones ambientales, la percepción de patrones y la supuesta intencionalidad de los eventos naturales son sensaciones emergentes inevitables. Se piensa que los seres humanos somos criaturas buscadoras de patrones por naturaleza, pues la evolución seleccionó positivamente la asociación entre determinados eventos.
 
Por lo tanto, cuando alguien ve o detecta una serie de patrones que no existen en el mundo real, estamos hablando de Apofenia – o sea de un grave error de percepción. Este fenómeno mental a quedado perfectamente retratado en la película: “Una Mente Maravillosa,” relativa a la enfermedad psiquiatría delirante del Premio Nobel en matemáticas, John Nash (1928 – 2015).
 
Nash era un excelente matemático que, en función de su enfermedad delirante, constantemente establecía relaciones entre patrones inexistentes que luego se sobreponían a una infinidad de sub patrones que tampoco eran reales. No obstante muchas personas altamente inteligentes y muy creativas, por ejemplo, han demostrado poseer apofenia.
 
Uno de las formas más comunes de apofenia incluye a los números. Muchas personas tienen la impresión de que un determinado número sigue apareciendo en sus vidas; el numero 33, por ejemplo, es una opción muy común. Pueden empezar a presenciar la aparición de ese número en todas partes, ya sea en forma pura o en forma de números que se suman a ella. Este tipo de apofenia a menudo ha sido objeto de películas y libros que incluyen los números malditos. Por todo lo anterior, el comportamiento de alguien con apofenia grave puede virar hacia el sentido mas absurdo imaginable.
 
Otra forma distinta de apofenia se conoce como pareidolia. En tal forma la persona da sentido a las formas o los sonidos a partir de datos sin sentido. El ejemplo más conocido de pareidolia es, probablemente, el de una serie de nubes en las cuales se ven determinadas formas. Otros ven la cara de un conejo reflejada sobre la superficie de la luna. Muchas personas también presentan pareidolia cuando se ponen sonidos significativos de estática en la radio, cosa que a veces puede ser muy frustrante, ya que otras personas no logran reconocer los sonidos o patrones. 
 
La apofenia es el resultado de la evolución de la cognición humana. La capacidad de detectar y reconocer patrones que representan cosas para comer, para evitar, o con las que reproducirse. Todo ello representa una adaptación via retroalimentación positiva para la lograr la supervivencia del organismo.  Los pájaros lo hacen, las abejas lo hacen, incluso las pulgas sin educación lo hacen. Incluso las plantas y los microorganismos lo hacen.  
 
El reconocimiento de patrones es la forma en que funcionan los virus y la capacidad de "hacerlo" se extiende a los compuestos inorgánicos y también a los átomos. Incluso los actuales ordenadores pueden ser sofisticadamente programados para hacerlo. El reconocimiento de patrones es lo que hace que un determinado ordenador se inicie por si solo en el momento de identificar al usuario. 
 
Las versiones de alta tecnología incluyen el reconocimiento procesado digitalmente del habla, los rostros, los ojos, e incluso rasgos tan individuales e íntimos como los patrones en el iris y las huellas dactilares. Sin embargo, la apofenia no sólo concierne reconocer patrones reales como los que estamos exponiendo, sino interpretar patrones falsos e inexistentes provenientes de datos aleatorios y sin sentido, como si fueran significativos. Ahí esta la diferencia.
 
Para nuestros antepasados homínidos, el reconocimiento de patrones era esencial para detectar tanto la comida como los depredadores. Por ejemplo: ¿ese trozo de hierba que se mueve con el viento es lo que es o es un leopardo?; ¿esa cosa larga en el camino es la raíz de un árbol o una serpiente venenosa?  
 
Saber reconocer tales patrones dentro de la realidad significaba la diferencia entre la vida y la muerte, pero también era una desventaja. ¿Alguna vez has saltado cuando pensaste que el cosquilleo en el cuello era una araña cuando en realidad era una hoja? El reconocimiento consciente de patrones erróneos puede asustarnos y también equivocarnos diametralmente sobre lo que algo es o bien sobre lo que en realidad esta o no esta sucediendo.  
 
Aunque todos los seres vivos reconocen patrones vía procesos cognitivos, los humanos quizá sean los únicos que también asignen un significado simbólico (abstracto) - a veces profundamente matizado o con un poderoso contenido emocional - a tales patrones. El antropólogo estadounidense Leslie Alvin White (1900 – 1975) sugirió que la tendencia a crear símbolos es en realidad lo que nos hace humanos. White fue conocido por su defensa de las teorías de evolución sociocultural y especialmente el neoevolucionismo. 
 
Los símbolos religiosos, intencionales o no, se reconocen en cruces, estrellas, o incluso glorias iluminadas que aparecen alrededor de un espectacular atardecer.  Los presagios (acción de anunciar un hecho futuro a partir de la interpretación de ciertos indicios o por simple intuición) también son símbolos, como adicionalmente lo son los patrones en las entrañas de los pájaros, las hojas de té, las bolas de cristal, las cartas natales, las cartas del Tarot, las lecturas de manos, y los hexagramas del I Ching … entre otros.  
 
Todos estos evocan la existencia de autenticas conexiones, en ocasiones derivándolos de las nebulosidades difícilmente descifrables de la mente inconsciente, o incluso a partir de profundos recesos de la memoria inconsciente.  La música y especialmente los olores producen precisamente tal efecto. De hecho es lo que a nivel cortical y límbico nos hace sentir nostalgia. Sin embargo, cuando esas conexiones son espurias y erróneas, estamos hablando de apofenia.
 
El interesante termino portugués “saudade” representa un vocablo de difícil definición que expresa un sentimiento afectivo primario, próximo a la melancolía, estimulado por la distancia temporal o espacial a algo feliz y amado, y que implica el deseo de resolver esa distancia. En realidad significa “la tristeza que sentimos al recordar nuestras experiencias felices.” El termino a menudo conlleva el conocimiento reprimido de saber que aquello feliz que se extraña quizás nunca volverá. 
 
Por lo tanto, la apofenia es una experiencia humana normal cuando se encuentra dentro de la realidad, y anormal cuando se posiciona fuera de la realidad.  Por lo general no suele ser patológica, pero puede llegar a serlo en la esquizofrenia o en los trastornos delirantes, cuando el reconocimiento de patrones reales y su debida interpretación se fragmentan y descontrolan por completo.  
 
Como hemos dicho anteriormente, un ejemplo famoso es el del brillante matematico John Nash, que aparece en la película "Una Mente Maravillosa,” cuya obsesiva y psicótica preocupación por los patrones "significativos" se volvió francamente incapacitante. En su caso en particular, y a modo de referencia, cuando los sonidos del motor del sistema de aire acondicionado son interpretados como voces coherentes que ordenan la realización de ciertas acciones, quizá haya llegado la hora de buscar ayuda profesional y hacerse mirar la cabeza seriamente. 
 
Como punto final, el correcto reconocimiento e interpretación de patrones en la vida representa una herramienta fundamental para la existencia y la supervivencia humana. Pensándolo bien, y antes de preguntarnos: "¿cual es el significado de la vida?," primero deberíamos intentar responder a la pregunta: "¿existe, de verdad, un significado en la vida?" Al fin de cuentas, ¿cabria la posibilidad que nuestra tan reverenciada y frágil condición humana sea simplemente un caso muy serio y complejo de apofenia generalizada? 
 
 
 
 

 

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