Peligro y Magia en una Taza de Café

Guillermo Laich
25/07/2015 21:48

En el siglo IX un pastor Etíope llamado Kaldi descubrió los efectos del café cuando su rebaño comenzó a comer las bayas de unos arbustos. En unos minutos las cabras comenzaron a correr y saltar en estado de excitación. Viendo esto, el pastor procedió a cortar unas ramas del arbusto y las llevó a un monasterio donde los monjes decidieron asarlas. A medida que las bayas se calentaban, los granos en su interior desprendieron un aroma agradable, y decidieron convertirlo en una bebida.

Es muy probable que esta historia sea de origen apócrifo (que no es autentico o de dudoso origen), ya que no apareció escrita hasta el año 1671, pero la raza humana continúa consumiendo café y su estimulante contenido en cafeína hasta el día de hoy. 

Se cree que, desde Etiopía, el café fue propagado a Egipto y Yemen, para luego llegar hasta Arabia, Europa, e incluso Sumatra. Pero fue en Arabia, donde los granos de café fueron tostados y molidos por primera vez en una forma similar a como son preparados en la actualidad. Para el siglo XVI, el consumo e café  se había expandido por el resto del Medio Oriente, Persia, Turquía y África del Norte. Luego, el café se extendió a Italia y el resto de Europa hasta Indonesia y el continente americano. 

La cafeína es la sustancia psicoactiva mas utilizada en el mundo y esta compuesta de átomos de carbono (C), hidrogeno (H), nitrógeno (N), y oxigeno (O) en distintas cuantías. Como se puede apreciar en la sencilla figura al inicio de este articulo, su formula química es C8 H10 N4 O2. En la naturaleza se presenta como una sustancia sólida, blanca, cristalina, y de sabor amargo. Es un alcaloide que integra el grupo de sustancias denominadas metilxantinas, que incluye la cafeína, la teobromina, y la teofilina. Estas tres sustancias existen al estado natural en una serie de plantas originarias de distintas regiones del mundo. 

La cafeína penetra con facilidad en todas las células del organismo y estimula la transmisión de los impulsos entre las neuronas. Es un estimulante metabólico y del sistema nervioso central y usada tanto de manera recreativa como medicamentosa para reducir la fatiga física y restaurar el estado de alerta mental. 

Su consumo global ronda las ciento veinte mil toneladas por año, convirtiéndola en la sustancia psicoactiva más popular. Es una catecolamina que causa una liberación de dopamina (precursor de la adrenalina y noradrenalina), que activa el sistema nervioso central mediante el antagonismo de los receptores de adenosina que se encuentran en las neuronas del cerebro. Las catecolaminas (también llamadas aminohormonas) son neurotransmisores que se vierten al torrente sanguíneo.

Son un grupo de sustancias que incluyen la adrenalina, la noradrenalina, y la dopamina, las cuales son sintetizadas a partir del aminoácido tirosina. Contienen un grupo catecol y un grupo amino, de ahí la denominación como catecolaminas. El grupo catecol es un compuesto químico denominado por la IUPAC (Unión Internacional de Química Pura y Aplicada), como orto dihidroxibenceno. Se creía que era precursor de las catecolaminas, pero luego se demostró que su ruta de síntesis viene de la tirosina. 

Con respecto a su mecanismo de acción bioquímico, la cafeína y las metilxantinas antagonizan los receptores A1 de la adenosina. El bloqueo de este receptor, inhibe la adenilciclasa a través de proteínas G1 y afecta los canales de calcio. Los receptores A2 de la adenosina estimulan la adenilato ciclasa a través de proteínas Gs. Los receptores de adenosina son regulados a la alza (up regulation) durante el tratamiento crónico de cafeína. La cafeína penetra las membranas celulares para activar la liberación de calcio del retículo sarcoplasmático e induce una contracción transitoria que disminuye a medida que el calcio se remueve del citosol. La cafeína induce movilización intracelular, inhibe la entrada, y promueve la salida de calcio de la célula. La cafeína a concentraciones de 1 a 10 milimoles libera calcio del retículo sarcoplasmático. Esta movilización del calcio puede explicar algunos efectos de inotropismo, contractilidad muscular, excitabilidad neuronal, y liberación de neurotransmisores. 

En la actualidad, el café es la semilla madura desecada de la Coffea arabica o cafeto, que se cultiva en países como Brasil, Colombia, e Indonesia. La semilla una vez tostada origina café y contiene aproximadamente un 1.5% de cafeína, y además cafeol, aceite esencial que le da su aroma característico, así como un tanino (4%) que aun no esta claramente identificado. El café, preparado como bebida habitual, - de filtro o instantáneo – contiene como promedio y por cada taza de 150 ml unos 100 mg de cafeína, pudiendo variar entre los 60 y los 180 mg por taza. 

La cafeína, si bien es capaz de producir un estado de intoxicación agudo, no crea estados de abstinencia científicamente documentados. De hecho el DSM 5 (manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) no contiene ningún diagnostico para la dependencia o la abstinencia de la cafeína. El estado de intoxicación – conocido como cafeinismo - se caracteriza por los siguientes síntomas: insomnio, jaqueca, excitación, agitación psicomotora, contracciones musculares, diuresis, temblor, parestesias periorales, confusión, taquicardia o arritmias cardiacas, y dolor precordial y/o abdominal. 

Los síntomas son muy parecidos a los que presenta un típico trastorno de ansiedad generalizada con una sensación subjetiva de estar enchufado, energía, excesiva irritabilidad y excitabilidad, mayor motivación, habla alta y ruidosa, y cierto temblor que en ocasiones tarda varios días en desaparecer. Si bien no existe un cuadro de abstinencia bien definido en el DSM 5, al suspender el consumo se suelen presentar jaquecas, fatiga, irritabilidad, dificultades de la concentración, un leve aumento de peso, letargia, disforia, animo depresivo, y síntomas tipo gripales como nausea, vómitos, y dolor y rigidez muscular. Tales síntomas pueden variar a lo largo de un espectro que va de moderados a graves, y en ocasiones pueden causar incapacidades funcionales en las actividades diarias. 

El consumo en cantidades muy elevadas (mayores de 400 mg) puede provocar una intoxicación con síntomas similares a los del pánico y la ansiedad generalizada, tales como inquietud, nerviosismo, excitación, insomnio, rubefacción facial, diuresis, alteraciones digestivas, logorrea y pensamiento acelerado, sensación de infatigabilidad, contracciones musculares involuntarias (fasciculaciones), desvaríos (dichos o hechos disparatados o incoherentes), taquicardia y arritmias cardiacas, y agitación psicomotora. Los cuatro últimos síntomas aparecen cuando el consumo de cafeína supera los 1000 mg (1 gramo) por día. En algunas personas estos síntomas aparecen consumiendo cantidades módicas del orden de 250 mg por día. 

Además, y según el DSM 5, dosis extremadamente elevadas de cafeína puede producir crisis epilépticas de gran mal y fallos respiratorios que incluso pueden provocar la muerte. Tales dosis también se asocian con trastornos psicóticos, trastornos bipolares, trastornos depresivos, trastornos de la alimentación, trastornos del sueño, y trastornos relacionados con el uso de sustancias. En comparación y contraste, aquellos individuos que presentan trastornos de ansiedad tienden a evitar el consumo de cafeína, ya que los síntomas ansiosos serán de una mayor intensidad. 

Un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition, concluye que el consumo moderado de café reduce los riesgos de padecer una diabetes no insulina dependiente tipo 2. En las mujeres las reducciones fueron de un ocho por cien, mientras que en los hombres entre cuatro y siete por cien. 

Recientes investigaciones han demostrando que existe una asociación errónea entre el consumo moderado de café y las enfermedades cardíacas. 

Múltiples estudios relacionan el consumo moderado de café con reducciones en el riesgo de padecer enfermedades cardiacas. Beneficios que solo desaparecerían si se consume café de manera desmesurada. El consumo moderado de café facilita una reducción en los niveles de triglicéridos. Esta parece ser la principal razón por la cual tiendan a disminuir los riesgos de contraer diabetes tipo 2 y enfermedades coronarias. Una investigación realizada en mil personas, en el que en uno de los grupos solo se consumía café y en el otro te, concluyo en que los efectos beneficiosos solo se produjeron en el grupo que consumía café. 

Aun son necesarias investigaciones adicionales pero existe la posibilidad de que esta última diferencia de efectos entre el café y el te sea debido a la acción relajante y sedante de la teanina (L-teanina o glutamiletilamida o 5-N-etil-glutamina) que se encuentra en el te. La teanina produce estos efectos aumentando el nivel de la producción del ácido gamma-aminobutírico (GABA), afecta los niveles del serotonina y de dopamina en el cerebro, e inhibe la acción de excitabilidad del ácido glutámico. 

Curiosamente, en todos los estudios mencionados no se encontraron diferencias significativas entre los efectos del café normal y el descafeinado, lo que sugiere que podrían ser otras sustancias al margen de los alcaloides las que provocasen estos beneficios a largo plazo. 

Una posible explicación es que las sustancias químicas contenidas en el café para potenciar su aroma y sabor, como el ácido clorogénico, poseen fuertes propiedades antioxidantes y lipolíticas. También es sabido que algunos otros de estos compuestos son carcinógenos que favorecen la producción de tumores, pero hasta la fecha estos resultados solo se produjeron en roedores y no en humanos. 

Un estudio realizado por el Instituto de Salud pública de la Universidad de Harvard determinó que el consumo moderado de café reduce el riesgo de padecer varios tipos de cáncer, principalmente el carcinoma de próstata en los hombres. 

Otra investigación, esta vez de la Sociedad Americana para la Nutrición, concluyo que el consumo de café, incluso en cantidades elevadas, reduce el riesgo de padecer cáncer de colon. Tal estudio descarto categóricamente los beneficios previamente atribuidos al café descafeinado. Otro estudio realizado en Suecia también estableció una vinculación entre un elevado consumo de café, de cinco tazas al día, con la reducción del cáncer de mama. 

Hay que tener en cuenta que estos últimos beneficios preventivos solo se producen si la cantidad diaria consumida es muy elevada, un hábito alimenticio que conlleva otros efectos negativos para la salud. Un estudio realizado en la Universidad de Boston concluyó que la cafeína incrementa el riesgo de padecer una elevación de la presión intraocular o glaucoma. 

Otros estudios hacen referencia a los conocidos efectos analgésicos y a la mejora en algunas esferas de la salud mental, especialmente en personas que padecen estados depresivos. Además, un estudio longitudinal publicado en el New England Journal of Medicine, concluyó que los consumidores moderados y habituales de café viven mas años que los qué no lo consumen. El café es una sustancia muy utilizada en varios medicamentos, sobre todo analgésicos, para dolores de cabeza incluyendo las migrañas (en combinación con otras sustancias). Quizá su uso clínico mas importante es en el tratamiento de las apneas en bebes recién nacidos, regularizando su respiración. 

Aunque el café lo suelen consumir los adultos, los niños pueden ingerir cafeína desde muy temprano en forma de chocolates y refrescos. No hay diferencias entre hombres y mujeres en su consumo, aunque la acción de la cafeína varia según la sensibilidad del organismo de la persona que la ingiera. No obstante, la comunidad médica insiste en que estas alarmas son infundadas ya que consideran qué la cafeína es inofensiva para la gente sana. 

Existe un lado oscuro a todo lo anterior ya que la Agencia de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (conocida como FDA), ha hecho público la existencia de varias muertes asociadas a la ingesta de bebidas energéticas que combinan megadosis del complejo vitamínico B con un alto contenido en cafeína. Otra cosa muy distinta, y potencialmente peligrosa, es que personas con graves trastornos de ansiedad, una baja tolerancia al estrés, o problemas cardíacos mezclen altas dosis de cafeína con megadosis de vitaminas del grupo B, alcohol, medicamentos, y quizá otras sustancias psicoactivas en cantidades ingentes y peligrosas. 

A la pregunta de consumir o no consumir café y cafeína, la respuesta es un rotundo SI, pero con buen juicio y moderación. Por lo contrario, y al igual que sucedió en los tiempos del pastor Kaldi, se convertirán en un rebaño de cabras locas. 

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