Los celos son un drama sin guión; un instrumento del temor y la inseguridad que destruye la libertad interior y elimina en la pareja toda posibilidad de felicidad; una ceguera emocional que arruina los corazones y acaba con las relaciones; así como una enfermedad mental donde las persecuciones, las amenazas, y los agravios de la persona celosa no representan signos de afecto, si no de malestar y locura.
Una mujer de cuarenta años se encuentra en la cocina de su casa preparando la cena. Suena el teléfono y una voz femenina pregunta por un hombre. "Se ha equivocado," le responde con voz fría y enfadada, y cuelga el auricular. Pero ahora que lo piensa, la voz femenina tenía un timbre "conocido y sospechoso."
Son las diez de la noche y su marido aún no ha llegado. Un único pensamiento domina obsesivamente su cabeza: "¿donde estará, con quien estará, qué estará haciendo, por qué me engaña?" Llama a la oficina y le dicen que su marido se marchó hace un rato. La señora se imagina lo peor.
Suena el timbre, la señora abre la puerta, y su marido le da un abrazo y un beso. Ella le pregunta: "¿donde has estado?," y "¿porque no has llamado?." Y continúa: "Dile a tu amante que no vuelva a llamar a esta casa." El la mira sorprendido y no entra en el juego de su mujer. Cuando el se dirige a la cocina, ella va a la habitación y revisa todos los bolsillos de su vestimenta, olfatea si hay perfume en su camisa, e inspecciona la camisa para ver si hay restos de lápiz de labios. Esto ocurre todas las noches.
Pero ahí no acaba la cosa. También todas las noches, cuando el está durmiendo, ella revisa el ordenador de su marido para fiscalizar todos los email, todos los chats, y todos los mensajes de Facebook. Controla, además, todas la llamadas y mensajes de texto que el ha realizado y recibido durante el día, y en ocasiones ha contratado un detective privado para que le informe sobre las posibles infidelidades de su marido. Como es de esperar, a los pocos meses la pareja se separa.
¿Que ha pasado aquí? ¿Cual es la explicación de esta hecatombe familiar?
Por "celos" entendemos un miedo irracional hacia la posibilidad de perder una importante relación afectiva, donde la persona celosa se obsesiona con los pensamientos sospechosos de infidelidad que dirige una y otra vez hacia su pareja. La persona celosa, de manera compulsiva, siempre intenta controlar la totalidad de la vida de su pareja.
El origen de la palabra "celo" lo encontramos en el termino latín "zeluz," que significa ardor, que a su vez proviene del termino griego "zelos," que significa hervir. El "celo" es un sentimiento de aversión experimentado por una persona hacia otra persona, la cual desea poseer algún bien o prerrogativa que él mismo posee. En contraposición, la "envidia" es un sentimiento de aversión experimentado por una persona hacia el poseedor de bienes o de prerrogativas que el codicia.
Como podrán apreciar, existe una importante diferencia semántica (lo que se dice) y pragmática (lo que se hace) entre ambos términos. Si bien en algunos casos ambas vertientes - celos y envidia - se pueden dar simultáneamente en un mismo individuo, algo que es francamente espantoso, por lo general el celoso actúa de una manera muy distinta al envidioso.
Una persona es celosa porque percibe una amenaza externa que pone en peligro una relación amorosa importante, en la cual el mismo participa. Estos individuos fracasan en sus intentos de aceptarse a sí mismo tal cual son, temen no ser dignos de ser amados, y sienten pánico ante la posibilidad de ser excluidos, rechazados, o abandonados por sus parejas. Mas que todo, el celoso se comporta de una manera infantil y no acepta responsabilidad por sus celos infundados. La culpa siempre es de su pareja.
El celoso, en su acto típico, puede emplear el enojo, la ira, o bien una serie de amenazas y reproches para que su pareja sienta culpabilidad y se mantenga alejado del genero opuesto. Incluso es posible que pierda el control e intente agredir, verbal y físicamente, a su pareja así como a sus amistades cercanas del sexo opuesto.
En toda relación amorosa es perfectamente normal pensar de vez en cuando en una supuesta perdida de afecto por parte de la persona amada, pero solo de vez en cuando. También es normal exigir una fidelidad bilateral. En ciertas ocasiones, todos nos hemos sentido heridos o sexualmente traicionados cuando una tercera persona ha hecho peligrar nuestra relación.
También es importante saber diferenciar entre los significados de los términos "lealtad" y "fidelidad." Por "lealtad," entendemos que nuestra pareja está con nosotros siempre que la necesitemos, pero en otros momentos puede estar con otros. Por "fidelidad," entendemos que nuestra pareja está con nosotros siempre y exclusivamente, y con nadie mas. Esta diferencia - tan semántica como pragmática - debe ser comprendida por ambas partes, ya que por lo contrario uno de ellos entenderá "fidelidad" en vez de "lealtad," o viceversa. Y ahí comenzaran los problemas.
Hasta aquí hemos hablado de aquellos celos que forman parte de una convivencia normal entre dos personas que se aman. Pero en ocasiones los celos adquieren un nivel de intensidad tan elevado que distorsionan la realidad. En tales casos dejan de ser normales para pasar a ser anormales o delirantes, como es el caso de nuestra breve historia introductora que acabó en separación.
Entendemos por un "delirio" una creencia falsa basada en una inferencia incorrecta sobre la realidad externa que el individuo mantiene con firmeza a pesar de que se le presenten pruebas o evidencias obvias o argumentos que demuestran la falsedad de la creencia y a pesar de que los demás miembros de la sociedad o cultura a la que pertenece el individuo no sostienen dicha creencia. Por todo ello, el delirio es un síntoma clave de la psicosis.
El termino "celotipia" proviene del griego "zelotypia," y significa una posición paranoica y obsesiva en relación a los celos. Lo que se conoce como "Delirio Celotípico" es un subtipo de delirio que - conjuntamente con los delirios de persecución, somático, erotomaniaco, grandioso, o mixto - se clasifica, en la sección de los "Trastornos Delirantes," en el apartado de "Esquizofrenia y Otras Psicosis" en la sistemática nosológica psiquiátrica conocida como DSM (Manual Diagnostico y Estadístico de las Enfermedades Mentales).
Por todo lo anterior, el Delirio Celotípico es un trastorno mental que se caracteriza por la existencia de una falsa creencia de que la pareja sentimental está siendo o ha sido infiel. La señora que protagoniza la historia ficticia de celos que ha servido de introducción a este artículo, padece tal trastorno. Y lo padece precisamente porque el tema de sus delirios se centra de manera delirante y obsesiva en los celos infundados.
Los celos patológicos son anormales por definición, y apuntan hacia la presencia de un trastorno de personalidad subyacente. Los trastornos de la personalidad no constituyen trastornos mentales propiamente dichos, si no mas bien un patrón de cogniciones, afectos, y conductas rígidas y maladaptativas que se presentan temprano en la vida del individuo.
En el sistema DSM existen diez trastornos de personalidad. Estos se clasifican en tres grupos fundamentales: el Grupo A (locos, raros, y excéntricos): Paranoide, Esquizoide, y Esquizotipico; el Grupo B (malos, dramáticos, y emocionales): Antisocial, Borderline, Histriónico, y Narcisista; y el Grupo C (tristes, ansiosos, y miedosos): Evasivo, Dependiente, y Obsesivo-Compulsivo.
Todos ellos se caracterizan por presentar las tres P´s: 1.- Patología (presentan una desviación de lo normal); 2.- Presencia (se presentan en múltiples contextos); y 3.- Persistencia (se presentan temprano en la vida del individuo y cursan con un mínimo de cinco años de duración).
Una de las características mas sobresalientes de los individuos que padecen los Trastornos de Personalidad Borderline (Grupo B), Histriónico (grupo B), o Dependiente (Grupo C), son sus característicamente bajos niveles de autorrespeto y autoestima. Debido a las múltiples y violentas fluctuaciones en su estado de animo, se estima que entre el 25 y el 50% de los tipo Borderline guardan una estrecha relación con los diagnósticos de Trastorno Bipolar y la Ciclotimia.
La opinión que los individuos Borderline tienen sobre ellos mismos varía de manera constante según su capacidad para estar en relación con otra persona. Para ellos, estar solos significa ser un fracasado, valer poco, y no merecer el amor de nadie, siquiera el de ellos mismos. Estas personas temen tanto a la sensación de vacío interno que les causa la soledad, que prefieren estar mal acompañadas antes que solas. A veces, y a medida que avanzan en edad, la situación se les torna cada vez mas desesperante, pudiendo conducir a un grave trastorno depresivo.
Estos individuos se encuentran en el desagradable aprieto de estar totalmente entregados a sus parejas, a la vez que sienten una intensa y constante sensación de "vacío interno," conjuntamente con pánico ante la posibilidad de ser abandonados. Por ello, son muy sensibles a cualquier indicio de mentiras, engaños, o traiciones de cualquier tipo. Cuando reaccionan, lo hacen de manera impulsiva y en exceso, a la vez que distorsionan el texto original del conflicto hasta sacarlo totalmente fuera del contexto original.
Aquellos individuos que padecen Trastornos de Personalidad Paranoide (Grupo A) o Antisocial (Grupo B), siempre sospechan de la deshonestidad de los demás, especialmente la de sus parejas. Son muy desconfiados y piensan que siempre les están intentando engañar.
En estos últimos dos tipos de trastornos de personalidad las complicaciones escalan de manera exponencial en base a aquellos fracasos experimentados en relaciones anteriores. Es por ello que una y otra vez utilizan juicios y criterios totalmente equivocados a la hora de elegir una pareja.
Recientes investigaciones en este campo de la psiquiatría han demostrado que los celos patológicos están estrechamente asociados a la violencia domestica, especialmente cuando el delirante padece un Trastorno de Personalidad Antisocial. Estos individuos no respetan a nada ni a nadie, y tienden a ser imponentes, desinhibidos, agresivos, peleones, controladores, y dominantes - también amenazan, golpean, maltratan, y violan a sus parejas. Todo lo anterior lo efectúan para exigir y/o forzar la fidelidad de la pareja, así como para expresar su rabia. La rabia de los celos es tan fuerte que fuerza a hacer cualquier desatino.
Una vez que se rompe la relación, estos individuos continúan espiando, persiguiendo, descalificando, y amenazando a sus ex parejas durante años, e incluso durante décadas. Todo con tal de enviar un mensaje que diga, "estoy ahí," e intentar mantener la ilusa sensación de control sobre una relación que jamás existió.
Si las cosas empeoran aun más, los celos patológicos superan el espectro de los trastornos de personalidad, pudiendo apuntar hacia la presencia de un serio Trastorno Psicótico. Esto ocurre cuando los celos son de tal gravedad que adquieren el nivel de psicosis. En tal caso, y por definición, el individuo se encuentra fuera de contacto con la realidad.
El termino "psicosis" proviene del griego "psykhee," que significa "alma," y "osis," que significa "morboso" o "enfermizo." El termino fue creado por el psiquiatra austriaco Ernst von Feuchtersleben (1806-1849) en el año 1846 para reemplazar el de "locura," y definir las enfermedades del alma desde una perspectiva psiquiátrica.
En la actualidad entendemos por "psicosis" una serie de síntomas mentales que forman un síndrome típico en el cual el pensamiento, las respuestas afectivas, y la capacidad para comprender la realidad y comunicarse y relacionarse con los demás, están suficientemente alterados como para provocar un grave deterioro de la capacidad del individuo para relacionarse con el mundo exterior. "Psicosis," por lo tanto, hace referencia a las enfermedades mentales graves caracterizadas por la perdida completa, temporal, permanente, o persistente, del juicio de realidad y la autonomía psíquica.
Un aspecto fundamental del funcionamiento mental normal corresponde a la habilidad para distinguir entre los pensamientos y las percepciones que se originan en el interior de nuestras mentes en contraposición a los estímulos que provienen del mundo exterior. Este proceso de carácter continuo se conoce como "testeo de realidad."
La mayoría de las personas son capaces de mantener un grado respetable de contacto con la realidad, excepto cuando se duerme por la noche o cuando se consumen sustancias con propiedades alucinógenas. En contraste, una persona que sufre de psicosis es alguien que ha perdido la habilidad para distinguir un hecho real de una fantasía, o lo que representa una amenaza o temor de procedencia interna de otra de procedencia externa. Por lo general, una persona psicótica no posee consciencia de su propia enfermedad.
Los signos clásicos de la psicosis son la perdida del sentido de la realidad, los delirios (creencias falsas basadas en falsas inferencias), y las alucinaciones (percepciones sensoriales o sensitivas falsas en ausencia de estímulos externos). Por lo tanto, una persona es considerada psicótica cuando en función de la grave distorsión existente en sus pensamientos, percepciones, y comportamientos se produce una ruptura o ausencia de contacto con la realidad.
Además, la persona psicótica se encuentra crónicamente atemorizada porque vive su vida en una especie de limbo turbio e indefinido donde es incapaz de determinar donde acaban los limites de lo irreal y donde comienza la realidad.
La mayoría de los trastornos psiquiátricos, de una manera u otra, causan un determinado grado de distorsión en los mecanismos de percepción que utilizamos para interpretar y comprender la realidad. En consecuencia, es virtualmente imposible lograr una adaptación mas o menos correcta a la realidad del mundo circundante cuando la mente y los sentidos la experimentan de una manera gravemente distorsionada.
Metafóricamente hablando, y de una manera mucho mas leve, el efecto distorsionante de la realidad producida por una psicosis se puede asemejar a aquellos espejos que distorsionan nuestra imagen en lo alto, en lo ancho, y en profundidad, en los parques de atracciones. El resultado suele ser una imagen grotesca que nada tiene que ver con la realidad.
Los celos patológicos, y sus correspondientes distorsiones psicóticas, presentan su máxima expresión en el Síndrome de Otelo. Este síndrome predomina en los hombres y recibe su nombre de ese personaje trágico llamado "Otelo" en la obra que William Shakespeare escribió sobre el año 1603.
En el Síndrome de Otelo, el individuo celoso rompe con la realidad y desarrolla delirios psicóticos celotípicos respecto a la infidelidad de su pareja, pudiendo acabar en reiteradas y serias agresiones, así como en homicidio. Como cualquier otro delirio, la creencia no esta anclada en la realidad, y se resiste ante toda argumentación racional.
Estos individuos pasan gran parte de su tiempo escarbando y buscando evidencias de infidelidad de manera obsesiva, incluso de los modos más raros y extraños imaginables. Todo ello para confirmar sus infundadas sospechas de infidelidad. Por mas argumentación y evidencia de inocencia que se le intente explicar, el individuo con un Síndrome de Otelo continuará dudando y sospechando de la fidelidad su pareja hasta la eternidad.
Aún no conocemos la etiología exacta de los Delirios Celotípicos, o como estos se diferencian de otros tipos de delirios. Se supone que estos individuos poseen una alteración cerebral que afecta la capacidad para distinguir la información útil, que los guía por buen camino en la vida, de la información inútil que los desvía de tal. Tal alteración causa que estos individuos presten una indebida atención a cualquier estimulo o información que se encuentre fuera de lo ordinario y lo racional, a la vez que ignoran aquella información que serviría para eliminar las sospechas, y las falsas inferencias.
En algunos casos un Delirio Celotípico puede ser solo un síntoma más, entre otros, de una enfermedad mental mucho más grave y amplia, como puede ser la esquizofrenia. Pero también pueden presentarse en casos de demencia, ya que el demente intenta llenar las lagunas vacías en su memoria con "algo" con tal de lograr un mayor grado de racionalidad y coherencia en su pensar.
Por ejemplo, una mujer demente de edad avanzada puede pensar que su marido esta frecuentando un burdel cuando en realidad esta sentado en la habitación contigua leyendo un libro. La señora no recuerda haber visto a su marido ese día, y por lo tanto lo acusa de infidelidad.
Pero los delirios patológicos de este tipo son capaces de llegar incluso a un nivel de gravedad sustancialmente mayor. El Síndrome de Clerembault o Erotomanía es un síndrome psicótico delirante semejante al Síndrome de Otelo, pero cuya dinámica se presenta en sentido diametralmente opuesto. Gaëtan Gatian de Clérambault (1872-1934) fue un psiquiatra francés que describió el síndrome en cuestión, en el año 1921. Lamentablemente, se suicidó por arma de fuego en París en el año 1934.
El termino "erotomanía" proviene del griego "eroos," que significa "amor;" y "manía," que significa "demencia" o "furia." Según de Clerembault, en la erotomanía se experimenta la ilusión delirante de ser amado por otra persona, y describió como el delirio del delirante pasa por tres etapas bien definidas: 1.- esperanza; 2.- despecho; y 3.- rencor. Los tres pasos sucesivos condicionan la conducta del delirante enfermo en el extraño cuadro psicótico que lo define.
La persona delirante que padece un Síndrome de Clerembault está totalmente convencida de tener un admirador secreto que está locamente enamorado de él, y que desea mantenerlo en secreto. En la gran mayoría de los casos esa persona suele ser un personaje publico famoso, poderoso, y casado o en pareja. Estas personas perciben la presencia de mensajes con contenido romántico ocultos encriptados en cualquier comentario casual, en el contenido de algún libro o revista, en programas de televisión o películas, en carteles publicitarios, o en las matriculas de los coches, entre otros.
Muchas de estas personas, a medida que van pasando por las tres etapas anteriormente mencionadas, se tornan cada vez mas amenazantes y agresivas, y continúan sosteniendo sus delirios erotomaniacos incluso después de ser denunciados y procesados judicialmente por sus inocentes victimas.
Cambiando nuevamente nuestra línea de pensamiento, los celos no siempre se producen en las relaciones amorosas de pareja y de amistad. Los niños, por distintas razones relacionadas con la repartición del amor y el protagonismo por parte de los padres, a veces demuestran una rivalidad celosa hacia sus hermanos. Estos celos platónicos se suelen producir cuando la madre da luz a un nuevo niño o bien cuando uno de los hermanos posee alguna virtud, capacidad, talento, o logra un desarrollo especial.
A este tipo de celo se le da el nombre de "pelusa." Cuando esto ocurre, el niño puede estancarse o retroceder en su maduración y comportarse de una forma más infantil e inmadura de lo que a su edad cronológica correspondería, mediante pucheros, llantos, portazos, pataletas, orinándose encima, etc. Todo ello para intentar acaparar la máxima atención.
Este tipo de celo suele extinguirse progresivamente con el paso del tiempo y a medida que el niño madura y se convierten en adulto. Lo triste se produce cuando el niño celoso, en función de sus vulnerabilidades y temores, no es capaz de controlar y vencer sus celos y su baja autoestima, y en consecuencia los traslada hacia su vida adulta, donde pueden causar mucho daño en la familia.
Finalmente, toda relación "normal" - sea o no sea amorosa - debe procurar que cada uno de sus miembros conserve la independencia, y que en ningún momento existan controles, vigilancias, o limitaciones a causa de los celos. La causa de los celos no es la falta de confianza en el otro, si no la falta de confianza en uno mismo. Es por eso que la relación de pareja debe asegurar que ambas partes se apoyen mutuamente para eliminar cualquier obstáculo y/o conflicto, y que de esta manera evolucionen y crezcan como personas maduras.
Lo importante es que ambos se sientan cada vez mas comprendidos, complementados, valorados, libres, e independientes en sus respectivas vidas. Solo así desaparecerán los celos, dando paso al autentico amor.
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