Psicoanálisis: Método, Experiencia, Teoría, y Sistema

Guillermo Laich
13/02/2020 20:03

 

En conjunto, el psicoanálisis ha evolucionado en el sentido de una psicología de la persona total enfrentada con el mundo y consigo mismo. En este marco, el testimonio de la conciencia no se toma a la letra; tiene un carácter parcial y fragmentario. Pero también es ignorado: la puesta en relieve de la significación inconsciente no es la negacion de la conciencia, sino un volver a situarla en su contexto. 

Sigmund Freud amaba las obras literarias de William Shakespeare, y también la antigüedad y los idiomas. Aprendió castellano explícitamente para poder leer su libro favorito: Don Quijote - en su lengua original. Esta claro que a una temprana edad la imaginación floreció en la mente de este niño excéntrico. Por ello, el psicoanálisis debe entenderse como parte de la historia de la narración.

El trabajo de Freud, parte ciencia y parte arte, puede conceptualizarse como una elaboración teórica de su mas preciado libro de la infancia: “Cómo el romance de la ilusión nos atrapa, seduce, e incluso comunica nuestras verdades más profundas.” No obstante el medico y maestro que tuvo la mayor influencia en el desarrollo de las ideas de Freud fue el carismático neurólogo frances Jean-Martin Charcot con quien estudió en París entre el año 1885 y 1856). 

Charcot, interesante combinación de médico y artista dramático, impresiono y cautivó a los médicos con su "teatro de la histeria," poniendo de manifiesto los síntomas físicos de sus pacientes en el auditorio del famoso Hospital Publico Pitie-Salpetriere. Tal hospital esta situado en el XIII Distrito de París. Fue construido en el siglo XVII. El XIII Distrito de París es uno de los 20 distritos de París, Francia. Situado en la margen derecha del Sena, limita al oeste con el IV Distrito, al norte con el XI y XX, y al sur con el Sena y el XIII.

Charcot era el artista, el cuerpo femenino era el texto, y la comunidad de neurólogos que observaban se asemejaba a un grupo de espectadores. Los síntomas de las mujeres histéricas con afásia eran historias de suspenso, o sea cuentos mitológicos esperando ser contados por ellas mismas.

La finalidad de toda psicoterapia consiste en lograr que el paciente sea mas humano. La psicoterapia, entendida como comprensión, empatía emocional, o curación de la psique de otra persona, es quizá la forma mas antigua que se conoce sobre el tratamiento del sufrimiento del ser humano. Lo que se conoce con el nombre de “psicoanálisis” constituye una forma de psicoterapia que penetra en el psiquismo inconsciente por medio de la palabra, la escucha, y la interpretación. 
 
El psicoanálisis es en primer lugar un método peculiar de examen e investigación psicológica mediante el cual se logra conocer procesos mentales, conexiones vitales, conflictos intrapsíquicos, y estructuras inconscientes que se ocultan a la percepción de la propia persona. No obstante, hay que tener en mente que no es el método ni la teoría lo que debe guiar la terapia, sino la calidad de la relación interpersonal.
 
El psicoanálisis consiste en una suma de enunciados acerca de condiciones psicológicas o psicofísicas que se pueden experimentar, y también de ciertos estados de cosas que vienen dados por la experiencia. Nos estamos refiriendo a fenómenos, estructuras, conexiones, y leyes de la vida psíquica que se pueden manifestar mediante el análisis y, en parte, también con otros métodos psicoterapéuticos.
 
Sigmund Freud (1856-1939), el padre del psicoanálisis, trato de interpretar tales experiencias empleando diversas teorías. Una teoría es un conjunto de reglas, principios, y conocimientos acerca de una ciencia, una doctrina o una actividad, prescindiendo de sus posibles aplicaciones prácticas. Adicionalmente, el psicoanálisis es también un sistema de psicología teórica que busca desarrollar el conocimiento en siete ramas distintas, permitiendo asi la consistencia de la teoría psicológica, elaborando conceptos, principios, leyes, y teorías que permiten explicar el comportamiento. 
 
La psicología teórica se desarrolla en varias áreas: 1.- psicología general: que estudia de los procesos psicológicos y la conducta del ser humano adulto sin considerar las diferencias individuales de carácter evolutivo, cultural, o grupal; 2.- psicología evolutiva: que estudia los cambios que experimenta el ser humano durante las diferentes etapas del ciclo vital; 3.- psicología diferencial: que estudia la variabilidad de una conducta específica en un grupo de personas; 4.- neuropsicología: que estudia las relaciones entre nuestros procesos mentales con el sistema nervioso; 5.-  psicología social: que estudia y establece las leyes que rigen la influencia de la interacción social en el comportamiento individual; 6.- psicopatología: que estudia e investiga las causas, los signos, y los síntomas de los trastornos mentales; y 7.- psicología de la personalidad: que estudia la diferencia en los rasgos de los individuos – como ansiedad, sociabilidad, la necesidad de logro, etc. - formulando teorías sobre su desarrollo.
 
Un problema fundamental del psicoanálisis y de toda psicología se cifra en la relación que se establece entre los datos clínicos dados por la experiencia y la interpretación teórica de los mismos. Sabemos que a toda ciencia experimental incumbe, en primer lugar, comprobar la validez objetiva de los hechos. Pues bien, en este preciso punto comienzan las dificultades para la psicología a modo de: ¿exactamente qué es un hecho comparable en psicología?; ¿es un hecho el contenido emocional-expresivo de una sonrisa?; ¿son el narcisismo y el complejo de Edipo un par de realidades comprobables; ¿o bien son la característica y compleja totalidad de una vivencia o comportamiento humano determinado, a partir del cual abstraemos tales unidades conceptuales? 
 
La formación de conceptos psicológicos es a veces un proceso desconcertante que se puede comparar con una mirada de quien al contemplar en el cielo las nubes cree descubrir rostros y figuras. En tal caso estaríamos frente a una ilusión. El término ilusión se refiere a una percepción o interpretación errónea de un estímulo externo real. Por ejemplo, ver un animal donde sólo hay nubes o vegetación, o interpretar una sombra en una calle oscura como si fuera una persona. 
 
No siempre son suficientemente rigurosos los limites existentes entre las experiencias y las interpretaciones psicológicas, de hecho muchas veces son extremadamente imprecisos y difusos. A este hecho debemos añadir que no pocos datos psicológicos poseen significados múltiples y, no solo admiten, sino que reclaman, diversas y variadas interpretaciones legitimas. El empeño en atenerse estrictamente a una unidireccional y miope interpretación impide, de antemano y con frecuencia, captar la esencia de la cosa misma, pues equivale en cierto modo a encerrar al hombre en una sola de las múltiples dimensiones de su ser existencial.  
 
Esta falta de univocidad es una rémora de la psicología que ésta debe soportar con tiempo y paciencia. Y lo debe hacer porque ha escogido el tema mas complejo y mas lleno de profundos misterios, escándalo constante para el objetivo y rígido hombre de ciencias exactas que desconozca las características variantes subjetivas del espíritu y la psicología.
 
En este articulo no partimos de la ingenua convicción de que la psicología puede contentarse con hechos de experiencia y, a la vez, renunciando a las teorías. Tampoco profesa un desprecio de la teoría psicoanalítica, que sin duda alguna contiene una gran cantidad de valiosos y fructuosos conceptos. El autor no cree que pueda existir una psicoterapia exenta de teorías o que pretenda salir airosa con un simple análisis filosófico de la existencia. De hecho, y por definición, un experiencia que no ha sido elaborada teóricamente ni esclarecida filosóficamente, no puede comunicarnos ciencia ni sabiduría. 
 
La razón por la cual se debe intentar descartar la teoría es la impresión que tenemos de que en las exposiciones del psicoanálisis se hallan demasiado íntimamente entrelazados los datos clínicos y su interpretación teórica. Precisamente de ahí surge el peligro de que solo se vea y comprenda del panorama psíquico lo que se presenta por delante de la teoría. En caso de ser asi, y comparativamente hablando, dicha actitud se asemejaría a un viaje del acorazado Potemkin de la conciencia científica. Una conciencia que no intenta explicar los hechos, sino de adornar las explicaciones con hechos. 
 
A modo aclarativo la película con el titulo: “El Acorazado Potemkin” (estrenada en 1925) esta basada en hechos reales del puerto de Odesa ocurridos en el mes de junio del 1905. Los marineros, cansados de los malos tratos y de verse obligados a comer alimentos en mal estado, deciden sublevarse. El mensaje central de la película consiste en una expresión referida a algo muy bien presentado que disimula su desastroso estado real.
 
Todo esto nos deja muy claro que solo gradualmente se va imponiendo la convicción, en si nada nueva, de que se puede tener en alta estima el método analítico y que, además, se lo puede emplear conforme a las reglas del arte sin por ello seguir ciegamente en la teoría los dogmas de la ortodoxia. Recordemos que por “método” se entiende un modo ordenado y sistemático de proceder para llegar a un resultado o fin determinado.
 
Esto nos lleva a formularnos la siguiente pregunta: ¿deberíamos sacrificar la teoría a fin de salvar el método? La respuesta es no, y mas precisamente, no por completo. La teoría representa un sistema de coordenadas que sirve para ver y ordenar los datos clínicos, sin por ello despreciarlos. Esta claro que se puede estudiar la vida de un hombre o mujer desde una determinada perspectiva, a saber, atendiendo a las señales tempranas, a las vicisitudes, y a las alteraciones que ha experimentado durante su desarrollo la estructura de sus instintos y sus componentes. Así como que desviaciones se han ido formando en la búsqueda y rechazo del goce inconsciente y el placer consciente. No obstante, esto solo cobra sentido si no olvidamos que, además de este planteamiento de cuestiones, existe el hombre o la mujer como una totalidad y una multitud de otros problemas vitales.
 
Toda teoría y toda escuela de psicología profunda tienen valor en cuanto ofrecen nuevas perspectivas y nuevos sistemas de coordenadas que posibilitan una comprensión mas profunda y penetrante del ser humano, así como una mayor complejidad de la estructuración de la vida y de las neurosis. 
 
Metafóricamente hablando, y en tal caso, las teorías implicadas se pueden comparar a filtros ópticos que de un haz de luz luminoso aíslan y solo hacen visibles determinados colores. Representan recursos limitados que nos ayudan a obtener datos a los que de ninguna manera podemos renunciar. Únicamente se convierten en impedimentos de la experiencia cuando olvidamos su sentido altamente selectivo y no se toma en consideración a su poderosa pero sutil capacidad para inducir el error. 
 
En la teoría psicoanalítica de Freud las experiencias recogidas con el método analítico se interpretan conforme a determinados presupuestos filosóficos que no eran fruto de experiencias vivenciales. Tales presupuestos son, en parte, no ya convicciones filosóficas reflejas que penetran en el seno de todo pensar y en todos las ciencias, sino que en parte son opiniones de la peculiar ideología de Freud que se presuponen sin ninguna justificación. Por peculiar entendemos que es propio y singular de una determinada persona.
 
Así pues, el psicoanálisis no es solo una interpretación teórica de experiencias con la ayuda de convicciones, sino que es también, en parte, un sistema de postulados ideológicos arbitrarios que no se basan en experiencias logradas mediante el método analítico ni en otros datos clínicos adquiridos empíricamente, y que tampoco se comprueban mediante de una seria reflexión filosófica. Una vez comprendido y admitido todo lo anterior, procede examinar el contenido real en cuanto a métodos, experiencias, y teorías.
 
Finalmente, y ante todo, el psicoanálisis es un método de tratamiento de trastornos mentales y de desarrollos defectuosos condicionados psíquicamente, que se basa en experiencias psicológicas y en determinadas tesis – pero no en todas – de la teoría. Es posible que la intención terapéutica del psicoanálisis este con frecuencia en contradicción con la intención teórico-científica, y viceversa. No obstante, las grandes posibilidades de investigación científica que brinda el psicoanálisis se basan precisamente en el hecho de que este no es solo un método de investigación, sino un medio de curación, una terapéutica psíquica. 
 
La clínica psicoanalítica suministra al paciente un motivo y un espacio para abrirse y manifestarse desde lo mas profundo de su ser. Dos elementos críticos que el terapeuta no puede ni debe ofrecer a las personas objeto de su experimentación. 
 
Por lo tanto, y para concluir, la mas correcta y acertada definición del psicoanálisis corresponde a la ofrecida por el mismo Freud en el año 1922: 1.- un procedimiento de investigación de los procesos psíquicos que, de otra manera, apenas serian accesibles; 2.- un método para el tratamiento de los trastornos neuróticos que se basa en tal investigación; y 3.- una serie de concepciones psicológicas adquiridas por este método que, progresivamente, se fusionan en una nueva disciplina científica. Yo adicionaría … que también, y progresivamente, se fusionan en un nuevo arte aplicado a la mente humana para tratar con el misterioso, incontrolable, e inconsciente deseo humano.
 
Todo lo anterior designa, a la vez, cuatro puntos clave: 1.- un método con fines  terapéuticos; 2.- un canal humano para compartir e interpretar experiencias y deseos; 3.- una teoría; y 4.- un sistema de conocimiento del funcionamiento psíquico tanto individual como colectivo. 
 
 
 

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