Carga Alostática y Entrenamiento Físico

Guillermo Laich
29/12/2021 13:34

 

 

Si la respuesta de estrés fisiologico se activa repetidamente, o si no se puede desactivar de forma adecuada al final de los entrenamientos fisicos, esta se vuelve casi tan nociva como los propios agentes estresantes. 

 

Guillermo (Bill) Laich: Fullback / San Carlos High School / Seleccion All-SPAL de futbol americano / San Carlos, California, EE.UU. año 1962.

 

Concepto de Carga Alostática 

Finalmente, el proceso por el cual nuestro organismo intenta recuperar la homeostasis es la alostásis y la consecuente carga alostática, ambos corresponden a un proceso proactivo. La respuesta individual al estrés depende de muchos factores, pero hay dos que son fundamentales: 1.- la percepción de la situación; y 2.- el estado de salud de la persona. 

Estos mecanismos alostáticos producen una supresión de los procesos inmunitarios, disminuyen la densidad ósea, debilitan los músculos, favorecen la aterosclerosis, aumentan la resistencia a la insulina, y aceleran la pérdida de memoria.

El precio de este acomodamiento al estrés es lo que se denomina como “carga alostática,” representada en el prematuro desgaste que resulta de la sobreactividad – o de la baja actividad – consideradas en la alostasis. La carga alostática es la carga adaptativa a los desafíos tanto fisiológicos como psicológicos.

La misma es el producto de la carga genética, el estilo de vida, las experiencias de adulto, y los acontecimientos evolutivos que asientan los patrones de comportamiento y la reactividad fisiológica para toda la vida. 

La alostasis y la carga alostática también son afectadas por el consumo de tabaco y alcohol, la dieta, y el ejercicio físico. Estas conductas pueden ser esenciales para la modulación individual de la alostasis – y contribuyen a la carga alostática mediante caminos conocidos. El tabaco aumenta la presión arterial y acelera la aterogenesis.

Una dieta rica en grasas acelera la ateroesclerosis y la progresión a una diabetes tipo II, incrementando la secreción de cortisol, y produciendo deposición de grasa y resistencia a la insulina. El ejercicio libera beta endorfinas y brinda protección contra las enfermedades cardiovasculares.

Bruce Mc Ewen definió la carga alostática como una medida de una desregulación fisiológica sobre los sistemas corporales. Los conceptos de alostasis y carga alostática son un eslabón para la protección y la supervivencia al estrés agudo, y sirven para enfatizar sobre las consecuencias adversas que sobrevienen si persiste el estrés agudo y se convierte en crónico. 

Según McEwen, el impacto acumulativo que se puede producir como consecuencia de leves desregulaciones sobre los múltiples sistemas corporales puede ser sustancial, aún cuando ellos tengan efectos mínimos sobre la salud y sean individualmente insignificantes. 

El “estado alostático” corresponde a la hiperactividad crónica de los sistemas regulatorios alostáticos, así como de la alteración de los “set points” o puntos de valores de ajuste del organismo. En consecuencia, la sobrecarga alostática puede causar diversas patologías cardiovasculares, deterioro metabólico, degeneración neuronal, disfunción inmunológica, y desmineralización ósea.

Por otro lado, el concepto de “sobrecarga alostática” corresponde a la expresión fisiopatológica de la hiperactivación de los sistemas reguladores alostáticos. 

Según Mc Ewen, los sistemas fisiológicos de adaptación y regulación poseen limites funcionales finitos – la degradación de estos sistemas es función de una hiperactivación crónica de tales sistemas.

Esta ha sido la base conceptual que condujo al concepto de alostásis: unos mecanismos alostáticos que cambian la variable controlable mediante una predicción del nivel que será requerido, y que luego se sobreponen al sistema de retroalimentación negativo local para afrontar la demanda anticipada.

Carga Alostática y Entrenamiento Físico

Entroncando nuevamente con la relación entre estrés y entrenamiento físico, es evidente que las cargas de entrenamiento extremas afectan negativamente al organismo humano. El estrés, cuando es prolongado, causa enfermedades.

En realidad, lo que aumenta el estrés no es tanto la génesis de una enfermedad, sino el riesgo de contraer enfermedades, o si ya se tiene una, el estrés aumenta el riesgo de que las defensas se vean superadas por la misma enfermedad.

Ante agentes estresantes prolongados es posible recuperar un equilibrio alostático precario, pero el precio fisiológico a pagar es elevado, y los esfuerzos para reestablecer dicho equilibrio acaban por agotar al organismo. En tales casos la carga alostática será elevada. 

Por lo tanto, si se activa repetidamente la respuesta de estrés, o si no se puede desactivar de forma adecuada al final de un hecho estresante, esta se vuelve casi tan nociva como los propios agentes estresantes. Un amplio porcentaje de las enfermedades asociadas al estrés son trastornos derivados de una respuesta de estrés excesiva y excesivamente prolongada, sin posibilidad de desactivación de los procesos alostáticos implicados.

A modo de síntesis, el estrés crónico o sostenido produciría una hiperactividad a largo plazo de los sistemas CRF y NA con efectos neurotóxicos en el hipocampo y reducción del volumen de este.

En el adulto, se produciría una sensibilización de los circuitos del CRF al estrés con respuestas exageradas al mismo que se manifestarían con un incremento de la secreción de CRF y de cortisol lo que produciría modificaciones de los receptores de los glucocorticoides y sería la base etiológica de los trastornos del estado de animo y ansiedad.

 

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