Bandidos, Tejedores, y Boleros

Guillermo Laich
16/06/2022 18:14

 

La vida es una apuesta desde el principio y desde cualquier angulo que se la mire. El azar, algo que ocurre o sucede de forma imprevisible, promueve o condena las formas orgánicas de vida según el capricho inherente a la historia de la evolucion biologica. 

 

Las Vegas

En la región oeste de los EE.UU. se encuentra el Estado de Nevada, uno de los cincuenta estados que conforman el país. Su capital es Carson City y su ciudad de mayor envergadura es Las Vegas, famosa por sus casinos y la legalización del juego de apuestas.  Cualquiera que haya estado en Las Vegas sabe que la ciudad se levanta en medio de la nada en el árido desierto de Mojave como si de un espejismo o un oasis se tratara. 

Hotel Bellagio

Las Vegas Strip, también conocido como The Strip, es una sección de aproximadamente 6,4 km de la calle Las Vegas Boulevard South, al sur de los límites de la ciudad de Las Vegas. Pues bien, situado en la famosa “Strip” de Las Vegas se encuentra un casino de grandes dimensiones conocido como El Bellagio. Tal casino es, sin duda, el más grande y famoso de la zona, y es ampliamente reconocido como el número uno de la ciudad. Es ahí donde se juegan múltiples juegos de apuesta en los cuales típicamente interviene el intercambio de dinero.

El juego

Un “juego” representa un universo artificial y consiste en una actividad que se realiza generalmente para divertirse o entretenerse, y en la que se ejercita alguna capacidad o destreza. Se le puede considerar como una actividad recreativa física o mental en la que compiten dos o más personas sometiéndose a unas reglas predeterminadas. Sin embargo, en todos los juegos las jugadas se establecen de antemano. La característica de un juego es que la secuencia de jugadas es reconocible como parte del juego. 

Una persona que es consciente que se está jugando un juego simplemente se sienta, se reclina hacia atrás, y espera a que el juego se desarrolle. Una persona que no es consciente que es un juego acabara siendo involucrado y eventualmente sera manipulado por el otro jugador que seguramente conoce mejor las reglas y tácticas del juego. Es precisamente este tipo de experiencia en los movimientos de un juego determinado lo que hace que el juego merezca la pena ser jugado.

Juegos de Apuesta

Los “juegos de apuestas” son una variedad de actividades en los cuales los participantes arriesgan una determinada cantidad de dinero o bienes creeyendo que el resultado le será beneficioso. Históricamente hablando, nadie realmente sabe a ciencia cierta cuando se inventó el juego. No obstante, y como mínimo, se remonta a tiempos tan ancestrales como el antiguo Egipto. En esos tiempos los humanos jugaban con huesos astrágalos hechos con las tabas de los animales. Se dice que el emperador romano Claudio (10 a.C a 54 a.C) redacto el primer tratado sobre el juego.

Apostar, Azar, y Aleatorio

El termino “apostar” significa tomar parte en juegos de azar por dinero. En los amplios salones interiores del Bellagio hay filas de máquinas de juego alineadas como llamativos soldados en desfile, cada una con un diseño común, aunque sutilmente diferente. Estas máquinas se conocen como "tragaperras" o, mejor aún, "bandidos de un solo brazo."  

Por “azar” entendemos una causa o fuerza que supuestamente determina que los hechos y circunstancias imprevisibles o no intencionados se desarrollen de una manera o de otra. Por extensión, “aleatorio” significa que depende del azar o de la suerte.

Bandidos

El término "bandido de un solo brazo" se refiere al hecho de que la máquina se maneja con una sola manivela, y literalmente "roba" el dinero de los jugadores perdedores. Clásicamente, por bandido entendemos una persona perversa que engaña y estafa, que antiguamente asaltaba o robaba en caminos o lugares despoblados, y que generalmente formaba parte de una banda.

Pues bien, esos atractivos bandidos mecánicos están específicamente diseñados para invitarle cordialmente a inspeccionar de cerca las posibilidades que ofrecen, así como a probar su mano para vencer las inexorables leyes del azar. Tales bandidos tienen un diseño amable y acogedor, y su altura siempre se encuentra más o menos cercana a la altura humana. 

Uno se acomoda ante ellos en altos taburetes, o se pone en posición de firme inspeccionando las reglas del juego. Pase lo que pase, siempre existe la remota posibilidad de ser generosamente recompensado por la apuesta realizada. No obstante, el astuto bandido sólo nos ofrece dos posibilidades: 1.- el ganador se lo lleva todo; y 2.- el perdedor lo pierde todo. 

Jugadores: Normales y Ludópatas

El Bellagio y sus interminables filas de máquinas de juego son, sin duda alguna, un templo moderno diseñado y construido para rendir culto al azar. Entre los bandidos tragaperras hay ruletas, que no son más que símbolos giratorios del propio azar. Jugadores de todo tipo se agrupan en torno a las ruedas, tratando de guiar la bolita hacia la ranura numerada de su elección sólo con su fuerza de voluntad. 

Entre ellos casi siempre se pueden encontrar múltiples hombres y mujeres ludópatas. El término “ludopatía” corresponde a un significado psiquiátrico en el cual existe una inclinación patológica a los juegos de azar.

Hay varias formas de apostar. La opción más arriesgada es apostar a un solo número ganador, con la remota posibilidad de obtener ganancias colosales. O, alternativamente y de forma más conservadora, puede apostar al rojo o al negro. 

Haga lo que uno haga, el casino y la mesa tienen ventaja ... una ventaja enorme ... pero lo que uno no sabe es que se comienza a perder desde el momento en que pones pie en las instalaciones. Las abrumadoras probabilidades que se oponen al jugador pueden ser evadidas temporalmente, tal vez lo suficiente como para amasar una pequeña fortuna ocasional. Pero sea como sea, las probabilidades acabarán reafirmándose al final con la inexorabilidad de una certeza matemática fundamental.

Leyes del Azar

Por todo lo anterior, y por extrapolación, podemos afirmar que en la vida nada es seguro. En todas nuestras acciones calculamos siempre las posibilidades de un buen resultado. Sin embargo, en la prolongada evolución biológica, así como en la breve historia de la humanidad, la probabilidad, o sea el estudio formal de las leyes del azar, ha sido utilizado para una sola cosa: el juego normal y patológico.   

Por lo tanto, la vida, es una apuesta desde el mismísimo principio, y también desde cualquier punto de vista que se le mire.  El azar promueve o condena las formas orgánicas de vida según el capricho inherente a la historia evolutiva biológica. Recordemos que el azar corresponde a algo que ocurre o sucede de forma imprevisible, sin una intención humana discernible o una causa observable.

La Imagen que Encabeza Este Articulo

Por “población” se entiende el conjunto de elementos que son objeto de estudio estadístico. Por “individuo” se entiende cada uno de los elementos de la población. Por “N” se entiende el número total de individuos de la población, y se suele representar por la letra mayúscula N. Finalmente, y en este artículo, el término “dado” alude al objeto poliédrico, por lo general cúbico, cuyas caras exhiben la representación de números con el fin de ser empleados en numerosos juegos de azar.

Azar, Mutaciones, y Evolución Orgánica

Retomando el concepto de evolución, la analogía de las permutaciones en un juego de azar se ha aplicado durante mucho tiempo a las mutaciones genéticas, que son cambios espontáneos en el código genético del genoma. Al igual que las vastas filas de jugadores ludópatas obsesivo-compulsivos del Hotel Bellisario, que salen sin nada o tal vez muy endeudados, la mayoría de las mutaciones genéticas tampoco conducen a nada.  No dan lugar a un aumento de la aptitud, la inteligencia o una mayor capacidad de ajuste y adaptación al entorno.

Algunas mutaciones son incluso letales o casi letales por naturaleza, como podría ser la producción de un pájaro sin alas, un perro sin patas o un bebé con focomelia. Otras pueden poner al mutante en desventaja: un nuevo patrón de color de piel u ojos puede no ser favorecido por una pareja potencial, por ejemplo. 

Otra Forma de Recompensa

Pero esas raras mutaciones que dan con una combinación ventajosa de genes producen la gran recompensa, el premio gordo, y el bandido manco de la vida, hábilmente camuflado en el tejido biológico de la evolución genética, tiene que repartir la recompensa. Sin embargo, la vida engendra vida, y la recompensa no viene en la moneda bruta de dólares, euros u otras formas de regalo. Esa recompensa viene en una moneda totalmente diferente.  

La recompensa de la vida viene en la moneda todopoderosa e irresistible de tener la capacidad de producir mucha descendencia exitosa y bien adaptada para las generaciones futuras. A diferencia del jugador afortunado que se lleva el premio gordo en el Hotel Bellisario, la suerte del gen exitoso se transmite inmediatamente para crear aún más suerte para la supervivencia y las posibilidades de prosperidad de las generaciones futuras.

Vida y Suerte

La vida en la Tierra, a diferencia de cualquier jugador en Las Vegas, ha creado su propia suerte. Cada una de las innovaciones sobre las que gira la evolución - desde el inicio de la fotosíntesis, que modificó la atmósfera primitiva de forma conveniente para la aparición deformas de vida superior, hasta la eventual colonización, y finalmente llegando al cielo y el espacio. 

Todo ello, sin duda, alteró las probabilidades previamente existentes y restableció mediante un “reset generalizado” las mesas de juego del planeta. El termino “reset” proviene del inglés reponer o reiniciar, y hace referencia al retorno a las condiciones iniciales de un determinado sistema. Un mundo asi enriquecido sería capaz de soportar mejor las duras flechas de la fortuna sobre la supervivencia de la vida. En resumen, y con el paso del tiempo, la vida parece haber logrado una cierta ventaja.

Póker y Genoma Humano

En ocasiones, los numerosos rumbos que ha tomado la vida humana se han decidido por decisiones casi tan arbitrarias como el lanzamiento de una moneda a cara o cruz. Nuestra vida actual no es simplemente el desenvolvimiento inexorable de las consecuencias de nuestro propio genoma. También sería una tontería negar que nuestros genes son extremadamente importantes y desempeñan un papel fundamental en nuestro desarrollo. De hecho, podríamos comparar los genes con una buena o mala mano de póquer capaz de ser modificada en el transcurso del juego, pero que jamas puede ser ignorada. 

El elemento siempre presente de la suerte, la fuerza moldeadora del entorno natural, la fuerza modeladora de la crianza, todo ello contribuye de forma masiva a la biografía personal de los humanos en general y/o de cualquier humano en particular. De hecho, no hay dos biografías y/o narrativas humanas iguales. Pero el individuo también hace uso de su libre albedrío para tomar decisiones, es decir, tiene el poder de crear su propia suerte. 

Vida y Suerte Aleatoria

Sea cual sea el ángulo desde el que se mire, la vida sigue siendo un compromiso entre lo que se reparte, lo que se experimenta y lo que está mediado por el esfuerzo de la voluntad. Por ello, la amplia historia general de la vida en la Tierra es, en parte, una historia de suerte aleatoria, de cambios impuestos al mundo por fuerzas terrestres y universales, una historia de genes y evolución genética y, finalmente, un producto de los cambios que la propia vida ha provocado para modificar las probabilidades existentes en un sentido u otro. Incluso ahora, en la actualidad, nos encontramos en los comienzos de poder comprender la auténtica complejidad de la enmarañada madeja de la vida, así como también comprender su funcionamiento. 

Johan Wolfgang von Goethe y el Tejedor Universal

Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) fue un dramaturgo, poeta y novelista alemán. En un momento determinado de su vida empleó sabiamente la metáfora de la "obra maestra del eterno tejedor universal" para definir el intrincado proceso del que nos ocupamos en este artículo. En ese momento, sus palabras han sido muy precisas y elocuentes:  "Miren cómo una sola presión del pie del tejedor sobre el pedal de la máquina pone en movimiento más de mil hilos: cómo las lanzaderas van de un lado a otro, las hebras que fluyen se entrelazan y se realizan más de mil nuevas conexiones en un instante."

Maurice Ravel y el Bolero

Maurice Ravel (1875-1937) fue un famoso compositor impresionista francés. Ravel compuso una interesante variante de la danza e origen Cubana conocida como "Bolero." El bolero tiene su vertiente como danza española de ritmo ternario, en tempo moderato (80 a 108 bpm), bailada ya por una pareja, varias parejas, o un solo bailarín. El ritmo es anacrúsico con un inicio en un tiempo débil, y empieza en la última corchea del tercer golpe del compás. No obstante, el bolero español no debe confundirse con el bolero de origen cubano en compás binario.

Pues bien, el bolero de Maurice Ravel comienza lentamente y sin sobresaltos. Se puede apreciar una larga serie de ligeras variaciones sobre un tema recurrente, que va ganando ritmo, pasando de un instrumento a otro, mientras un constante pulso subyacente no cesa de producirse.  De vez en cuando hay cambios de tono, luego se unen más instrumentos, y el ritmo y la emoción aumentan, hasta que, al final, se convierte en una masa de actividad instrumental entretejida que se arremolina.

Significado de las Metáforas 

Todo apunta a que las metáforas de Johan Goethe y Maurice Ravel sobre la tejedora eterna y el baile del bolero, respectivamente, dieron en el clavo. Es así como, en cierto modo, la forma y el ritmo de la larga historia evolutiva de la vida en su conjunto se asemejan a los de la breve historia de la humanidad, una sola especie. Veamos por qué.

Extrapolaciones e Implicaciones 

El lento crecimiento del tamaño del cerebro en los seres humanos llevó varios millones de años. Sin duda, la innovación en la concepción y fabricación de herramientas significo un importante y decisivo umbral para este proceso. Pero las similitudes técnicas que poseían tales herramientas se mantuvieron durante más de un millón de años, donde los cambios simplemente giraban en torno a conceptos similares y sin grandes innovaciones. 

No obstante, la tecnología se fue acumulando y perfeccionando, y las interacciones entre una misma población y otras comenzaron a aumentar exponencialmente. Todo continuo hasta producirse un repentino florecimiento de diferentes y más sofisticados tipos de herramientas de piedra, técnicas de construcción, y la domesticación de animales y plantas. 

En un instante del tiempo geológico, figurativamente hablando, la sociedad humana creció en todo su esplendor y complejidad. Lamentablemente, el relativamente bajo grado de madurez intelectual y emocional del ser humano nos ha impedido adaptarnos a semejantes cambios en tan breve periodo de tiempo. En consecuencia, vivimos en un perpetuo estado de inmadurez e inadaptación. 

Todo ello apunta a que la madurez emocional del ser humano no ha sido capaz de desarrollarse de manera paralela a su capacidad intelectual e inventiva. Muy a pesar nuestro, continuamos siendo adolescentes emocionales, y el deplorable y mutuamente agresivo estado actual del mundo lo confirma.

El Cerebro Artificial Fugitivo

La prueba la tenemos en que hoy en día la inteligencia artificial y la tecnología digital avanzan a un ritmo tan vertiginoso que virtualmente no da tiempo a adaptarse a las innovaciónes del momento cuando aparecen otras más avanzadas y mejores en el mercado. Es más, el concepto de “singularidad,” aplicado al ámbito de la alta tecnología, hace referencia a ese posible y muy cercano momento futuro en que las máquinas inteligentes alcancen un nivel de inteligencia igual o superior a la de los seres humanos. Lo interesante de tal proceso es que muy probablemente los humanos no tengan consciencia del mismísimo momento en que tal fenómeno suceda.

Lo Consciente y la Consciencia Humana

La consciencia es como una cinta transportadora de aquello que es consciente. Por lo general, la elección independiente es la compañera intima de la conciencia y, de hecho, no existe cambio alguno sin que se produzca un enfrentamiento a un determinado desafío. 

Después de millones de años, y en la conciencia, la narrativa de la historia evolutiva y la narrativa del pensamiento humano finalmente se unen. Las elecciones que modifican el legado personal de nuestros genes, o las exigencias de nuestro entorno, son paralelas a la influencia que la conciencia humana en su conjunto puede ejercer sobre la narrativa del futuro. 

Ya que tenemos pleno control sobre lo que sucede en él planeta, el futuro de la humanidad implica el futuro del mundo. En tal caso, la pregunta clave a plantear seria: ¿tendremos alguna vez la debida madurez para ejercer un control total sobre nosotros mismos, sobre nuestros pensamientos, sobre nuestras emociones, y sobre nuestros comportamientos individuales y colectivos? Lo consciente y la consciencia humanas están estrechamente relacionadas y, por lo tanto, puede que continúen construyéndonos o bien destruirnos por completo.

Palabras Finales

La verdad de la vida en la tierra depende de la selección de sus eventos e incidentes, no menos que el relato de una civilización. En la medida en que esa selección antinatural procede, existe también la posibilidad de la mentira, así como el siempre presente engaño voluntario y/o involuntario. Sí bien la naturaleza se encuentra repleta de todo tipo de camuflaje y convenientes distorsiones, somos el primer animal que posee el suficiente nivel de inteligencia como para engañarse totalmente a sí mismo. 

¿Por qué sucede esto? La respuesta es muy sencilla: porque siempre estamos predispuestos, considerablemente más que cualquier otro, a engañarnos a nosotros mismos. Así de frágiles, ingenuos, e inmaduros somos los humanos.

Esperemos que, como especie, podamos madurar y actuar con sabiduría y respecto a nuestro presente y futuro. Los bandidos de un solo brazo, el azar, la aleatoriedad, la suerte, los tejedores, los boleros, y la evolución de nuestra civilización, todos ellos engranados por las incontables e inciertas probabilidades del mismísimo azar, intercederán ahora y siempre en nuestro destino final.

 

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