Vigorexia: Adiccion al Ejercicio

Guillermo Laich
23/12/2012 15:46

"Entrenar solo lo necesario, no todo lo posible." Esta breve frase contiene la ley más básica, fundamental, e importante del entrenamiento deportivo. Violar esta ley conduce al fracaso ya qué un trabajo de calidad también requiere un descanso de calidad. Cuando se entrena todo lo posible se produce una adicción al ejercicio o vigorexia. Esto a su vez conduce al sobre entrenamiento con sus gravisimas consecuencias: malestar, fatiga, e inadaptacion. La persona que padece vigorexia, especialmente los hombres entre 18 y 35 años de edad, violan esta ley una y otra vez. En consecuencia, y en funcion de un grave fallo en la capacidad de introspeccion y juicio, se equivocan y pierden ante si mismos.

Hipócrates escribió: “Las personas consumen alcohol para aliviar los síntomas del miedo y la angustia.” Desafortunadamente, las personas que han utilizado el alcohol y otras sustancias psicoactivas para sentirse mejor casi siempre han terminado con síntomas y trastornos psiquiátricos que les han hecho sentir mucho peor. Esencialmente lo mismo puede suceder con el ejercicio físico cuando es realizado en exceso.

La adicción puede ser provocada tanto por la vía física, como por la psicológica. Y la mayoría de las sustancias psicoactivas pueden provocarlas. En esencia, toda adicción se manifiesta mediante tres procesos característicos denominados tolerancia, abstinencia, y dependencia.

La dependencia física se produce porque el cerebro posee una altisima plasticidad y en consecuencia esta biológicamente dotado para adaptarse a cualquier eventualidad o cambio externo o interno. Cuando este es expuesto a una sustancia química procedente del exterior, se adapta a los efectos provocados, modificando el número, la forma, o la sensibilidad de los receptores para esa sustancia. Es así como una pequeña cantidad de esta es capaz de producir un efecto inicial intenso, pero a medida que las células nerviosas se adaptan a su presencia, el efecto inicial gradualmente se atenúa.

Este proceso de adaptación y atenuación, se conoce como “tolerancia,” y es lo que obliga al consumidor a aumentar la cantidad y la frecuencia del consumo para obtener las mismas sensaciones. La tolerancia, por lo tanto, consiste en un mecanismo de protección cuya función es reducir o controlar la respuesta del cerebro a los efectos de la sustancia, y lograr convivir con ella.

No obstante, y con el tiempo, el cerebro se adapta tan bien a la presencia de la sustancia que le resulta difícil funcionar con eficacia y normalidad en su ausencia. Si esto se da, se produce una sintomatología muy desagradable conocida como “abstinencia.” Esta aparece después de reducir o eliminar el consumo por completo, tras haberla consumido durante un tiempo prolongado.

Es tal la sensación de malestar que se experimenta, que se dificulta el cese del consumo. Esto se debe a que el cerebro tarda un determinado periodo de tiempo en reconfigurar y readaptar su funcionamiento normal en ausencia de la sustancia. Es obvio que la vuelta a la normalidad de tan sofisticado órgano no es inmediata.

La abstinencia suele constituir un obstáculo difícil de superar. El proceso adictivo corresponde a un típico condicionamiento de conducta que se produce en tres fases consecutivas. El enganche inicial ocurre cuando la sustancia provoca una sensación de placer en el organismo. El consumo continua por temor a padecer los síntomas desagradables del síndrome de abstinencia. Finalmente, el abandono del uso de la sustancia se dificulta por los recuerdos placenteros iníciales producidos por esta. En tales casos tanto la sensación de relajación física como el placer inducidos por la sustancia son capaces de eclipsar a todas las demás fuentes de satisfacción. A partir de ahí la vida del sujeto queda tristemente enfocada en dos aéreas fundamentales, la obtención y el consumo de la sustancia.

¿Pero qué tiene que ver este tipo de adicción a sustancias psicoactivas con la adicción al ejercicio físico?

El paralelismo entre los dos es casi idéntico ya que los tres procesos anteriormente mencionados, tolerancia, abstinencia, y dependencia, se presentan de igual manera pero en relación a la realización de ejercicios físicos. De hecho, el adicto al ejercicio usa y abusa del ejercicio físico como si de una sustancia quimica se tratase. Como hemos dicho anteriormente, este tipo de adicción se conoce con el nombre de “vigorexia.” Este es un término complementario a la “anorexia” ya que muchas mujeres que padecen este trastorno realizan ejercicios físicos en exceso para mantenerse delgadas.

A diferencia de las sustancias psicoactivas, es el propio ejercicio quien provoca una adiccion de manera natural. Esto sucede porque al realizar ejercicios fisicos la hipofisis es estimulada para segregar una serie de hormonas conocidas como "endorfinas" que son altamente adictivas. La estructura quimica de base de estas hormonas es muy semejante a la morfina y en consecuencia provocan que el propio organismo necesite desesperadamente una mayor actividad fisica para poder volver a obtener otra dosis propia (endogena) de hormona.

Sin embargo en los circulos médicos este tipo de adicción no representa un hecho altamente nocivo para el organismo, siempre y cuando se mantenga bajo control y dentro de unos limites fisiológicos y psicológicos. Lo que en realidad nos concierne es que el proceso de adicción al ejercicio no se convierta en una verdadera obsesión con todas sus consecuencias detrimentales de tipo compulsivas.

En realidad la vigorexia tiene más en común con el "trastorno dismorfico corporal" que con la anorexia, ya que el trastorno dismorfico corporal se caracteriza por la preocupación acerca de un defecto imaginado en la apariencia física que no se corresponde a características o anormalidades físicas reales, y en el caso de que estas existan, la preocupación es marcadamente excesiva. Las similitudes entre el trastorno dismorfico corporal y el trastorno obsesivo compulsivo tambien han sido comprobadas.

Un estudio de Stekel sobre la vigorexia lo situó entre la obsesión y el delirio, con la posibilidad de que la obsesión se transforme en delirio. De esta manera, la vigorexia se caracteriza por la idea de que el cuerpo no es estético, ni musculoso, ni bajo en grasa, ni firme, ni armónico, y que simplemente no gusta a uno mismo y a los demás. Se emplean muchas horas del día en realizar ejercicios físicos extenuantes, además de prestar una obsesiva atención a la alimentación, lo que genera una preocupación que causa malestar, sufrimiento, y un serio perjuicio ocupacional y/o social.

En la vigorexia la “tolerancia” nos indica que el cuerpo es capaz de adaptarse rápidamente al ejercicio, y que con el tiempo requerirá cantidades crecientes de este para conseguir los mismos efectos y resultados. La “abstinencia” constituye la característica sobresaliente de esta adicción ya que esta nos va a determinar el diagnostico y el grado de severidad. La abstinencia se produce cuando la persona se siente mal cuando deja de realizar ejercicios de manera excesiva. Todo ello relacionado con las endorfinas y el comportamiento obsesivo-compulsivo.

Paradójicamente, cuando el individuo en cuestion no realiza ejercicio físico, en vez de sentirse recuperado, experimenta una sensación de agotamiento y debilidad que suele aparecer entre las 24 y las 36 horas después de haber fallado a alguna sesión. Otros síntomas que se presentan son depresión, ansiedad, irritabilidad, problemas de relación, y desasosiego. El adicto al ejercicio suele ejecutar una serie de rituales de carácter repetitivos y estereotipados que se caracterizan por entrenar siempre a la misma hora, preferentemente en el mismo espacio, utilizando los mismos ejercicios y medios, y entrenando todo lo posible.

En otras palabras, la “dependencia” o adicción al ejercicio, es la sensación de que este es indispensable y absolutamente necesario para verse y sentirse bien. La sensacion de bienestar que estos individuos experimentan esta intimamente relacionada con la liberacion de beta endorfinas. De hecho, al faltar a un entrenamiento experimentan sensaciones de malestar y culpa.

La mayoría de las personas tienden a sobreentrenar. Lo hacen por ignorancia y por la sensacion de bienestar que reciben, a modo de un ansiolitico endogeno, de su propia beta endorfina. Pero no por eso son adictos al ejercicio. No obstante, una vez producida la adicción casi todos los ratos libres son dedicados a entrenar compulsivamente y a pensar obsesivamente en el control de la alimentacion asi como en el siguiente entrenamiento.

Paradojicamente, el adicto será el ultimo en darse cuenta de que está enfermo, de que tiene un problema adictivo muy serio, y será el primero en negarlo al ser confrontado con pruebas evidentes y convincentes. A nivel psíquico estarán plagados de mentiras, obsesiones, distorsiones, defensas, negaciones, contradicciones, y ambivalencias. Son pacientes dificiles.

La negación de los hechos suele tener varias causas. En especial una seria falta de autocontrol y una necesidad obsesiva de sentirse atractivo y activo, incluso sabiendo que existen graves consecuencias para la salud. Pero como estas personas son impulsivas y piensan exclusivamente a corto plazo, no les importa. Este proceso de pensamiento miope, impulsivo, y distorsionado, llevado al extremo, constituye la esencia del pensamiento de los adictos al ejercicio.

Algunos autores consideran la vigorexia como una adicción favorable o positiva, cuando en realidad no lo es. De hecho es muy destructiva tanto a nivel emocional como a nivel metabólico y fisiológico. El problema radica en que estas personas suelen verse bien y aparentan tener una autoestima relativamente elevada, lo que a su vez constituye un refuerzo positivo para continuar con la adicción.

Los efectos negativos del exceso de ejercicio suelen permanecer invisibles durante un tiempo y no suelen manifestarse hasta que sufren un sobre entrenamiento fisiológico o lesiones físicas. De hecho, solicitan asistencia médica exclusivamente cuando padecen un insomnio o nerviosismo intenso, y lesiones como esguinces, fracturas por tensión, bursitis, torceduras, tendinitis, etc.

Como hemos dicho anteriormente, y en parte, las causas de esta adicción se pueden explicar considerando la estrecha conexión endocrina que existe entre el ejercicio físico y la liberación de sustancias químicas como las beta endorfinas, adrenalina, noradrenalina, dopamina, serotonina, hormonas tiroideas, cortisol, testosterona, estrógenos, leptina, y otras.

Un hecho positivo de la vigorexia consiste en que los adictos no suelen abusar de sustancias psicoactivas ya que estas inciden negativamente sobre el rendimiento físico. No obstante siempre tiende a existir cierta negatividad ya que estos individuos tienden a abusar de los quemadores de grasa termogenicos y otros múltiples suplementos dietéticos en mega dosis como anorexigenos, diuréticos, saunas, y purgas para mantener un aspecto físico que ellos, erróneamente, consideran ideal.

En todo este proceso algunos investigadores consideran la existencia de un gradiente o espectro, y situan a la vigorexia (de predominancia masculina) en el polo opuesto a la anorexia, la bulimia, y ciertas formas de obesidad que afectan al sexo femenino. Otros estudios nos hablan de una "masculinidad amenazada" como punto de partida para el trastorno de vigorexia masculina. Esto se debe a que ciertos miembros del sexo masculino asocian su masculinidad exclusivamente a su aspecto físico, cosa que representa un grave error conceptual.

Por lo general estas personas son muy obstinadas y difíciles de tratar, y la duración del tratamiento tiende a ser tortuoso y prolongado. Simplemente no escuchan ni respetan las indicaciones y vuelven a repetir los errores una y otra vez.

Al parecer los ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina) suelen ser eficaces para controlar la ansiedad, la depresión, las obsesiones, y las compulsiones. Algunos de ellos son mas efectivos que otros. En caso de existir serios trastornos de la auto percepción y/o ideas delirantes se pueden emplear medicamentos antipsicoticos. Es importante realizar el tratamiento farmacológico conjuntamente con la psicoterapia.

Los entrenadores y monitores son personas clave del tratamiento ya que deben realizar un control detallado y minucioso sobre la nutricion asi como sobre la correcta periodización de los entrenamientos en términos de volumen, intensidad, y recuperación. Todo para reducir la tendencia a la vigorexia y permitir una correcta y sana adaptación.

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