ABC del Burnout

Guillermo Laich
09/10/2012 21:47

Destejiendo el "síndrome de estar quemado."

Por "psiquiatría" entendemos la rama de la medicina que detecta, diagnostica, y trata los trastornos mentales. Por "psicopatología" entendemos el estudio sistematico de las anormalidades de la cognicion, las emociones, y el comportamiento - o sea, el estudio de los productos de una mente patologicamente desorganizada. Tal estudio esta basado en la existencia de signos, síntomas, y síndromes.

En las historias clínicas psiquiátricas, así como en la examinacion física, se intenta detectar y determinar "signos" y "síntomas" que determinan lo que le está sucediendo al paciente. Tales signos y síntomas conformaran un "síndrome" especifico. El tipo de síndrome, a su vez, determinará el cuadro clínico del trastorno en cuestión. Nosotros, los médicos especialistas, prestamos mucha atencion a los signos, síntomas, y síndromes, ya que sobre tales bases psicopatológicas descansan nuestros diagnosticos psiquiátricos.

Un "signo" corresponde a lo que el médico presencia objetivamente, y por lo tanto constituye un hallazgo con caracteristicas objetivas y connotaciones especificas. Por ejemplo, lo que se conoce como "delirios" son signos visibles y objetivos de un trastorno psicótico, mientra que la incapacidad para determinar la hora, el día de la semana, o mes del año en que se está viviendo, es un signo objetivo y evidente de un trastorno de la memoria.

Un "síntoma" corresponde a lo que el paciente relata al médico de manera subjetiva y por lo tanto constituye un hallazgo no objetivo con connotaciones inespecificas. No obstante, y a pesar de ser un elemento subjetivo, un síntoma abarca una extension mucho mas amplia que el signo. Sí bien no es mi caso, algunos médicos consideran a los síntomas como simples "quejas" particulares del paciente. Por ejemplo, cuando el paciente nos dice que se encuentra deprimido o cuando se siente nervioso y ansioso. La clave en la interpretación de los síntomas consiste en intentar objetivizar eso que es de caracter subjetivo.

No obstante, y dentro de lo que abarca la salud mental, el termino "síntoma" se refiere a cualquier tipo o forma de dato o informacion pertinente que sugiera la presencia de alguna enfermedad o trastorno mental, y por lo tanto incluye los signos objetivos tanto como el relato subjetivo del paciente.

Un "síndrome" corresponde a un grupo o a una colección de síntomas que conforman un cuadro clínico especifico. Por ejemplo, la "anorexia nerviosa" o la "bulimia nerviosa" son dos síndromes bien definidos que se presentan preferentemente en mujeres. Ambos se encuentran en el apartado de "Trastornos de la Alimentación" en la clasificacion ateórica de trastornos mentales conocido como el DSM IV. 

En la anorexia nerviosa, existe un "excesivo control" sobre la ingesta de alimentos, y puede perder peso hasta el punto de poner en serio peligro su vida. En la bulimia nerviosa, existe un "excesivo descontrol" sobre la ingesta de alimentos, y alterna momentos incontrolados de atracones con vomitos y purgas diversas hasta el punto de provocar serias erosiones y lesiones esofágicas por el constante reflujo del contenido gastrico. 

En ambos casos mencionados anteriormente, los síntomas son utilizados para formar categorias diagnósticas basadas en la existencia de síndromes. Por lo tanto, siempre que estemos en presencia de una agrupación o un patrón determinado de síntomas que pueda ser reconocido como un trastorno mental, estaremos en condiciones de decir que estamos en presencia de un síndrome.

Teniendo toda esta serie de datos en cuenta, podemos afirmar que el "síndrome de burnout" esta configurado por una constelacion de signos y síntomas especificos que lo definen. Veamos por qué.

El término Inglés “burnout” tiene su origen en una novela de Graham Greene del año 1961 titulada: “A Burnt-Out Case,” que significa “Un Caso Quemado.” No obstante, fue el psiquiatra Herbert Freudenberg quien en el año 1974 describió dicho síndrome en la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) por primera vez.

 Por “burnout” o “estar quemado” se entiende la enfermedad laboral que va en aumento en los sectores que exigen al profesional largas horas de trabajo continuo y un trato constante con el público, tales como la sanidad y la docencia, entre otras, en las qué se llega a un punto de agotamiento en el cual el trabajo ya no motiva y el esfuerzo es casi insoportable, y donde el agotamiento general transciende a la vida personal provocando una situación de precario equilibrio psicológico.

El “burnout” produce una sensación de sentirse desgastado física y mentalmente, y de no tener nada más que ofrecer a nivel laboral y/o psicológico. A esa sensación se le suma otra de despersonalización con actitudes y conductas de negatividad y hostilidad hacia las personas del propio entorno, y una escasa realización profesional con pérdida de la autoestima, de la motivación, y de las ganas de lograr algo y, por lo tanto, una gran sensación de incapacidad profesional.

Este conjunto de síntomas que se conoce como sindrome, va evolucionando negativamente partiendo del entusiasmo, al estancamiento, luego a la frustración, y finalmente a la apatía. Cabe agregar que presenta síntomas que se asemejan a la depresión, y por ende afecta a todos los aspectos de la vida personal. Además, también aparecen síntomas cardiovasculares, alteraciones en la vista, aumento del apetito, agotamiento, irritabilidad, y cefaleas con frecuentes problemas de insomnio que producen una gran fatiga.

Estudios realizados por Christina Maslach determinaron que los trabajadores de la sanidad “quemados” por su trabajo perdían el afecto y el cariño hacia sus pacientes, y que podían llegar a tratarlos de una manera inhumana y distante. Todo esto era debido a que el personal sanitario debía soportar largas horas de trabajo cara al público, a la vez que debían de tratar directamente con el dolor emocional humano, la enfermedad, la pobreza, la falta de cooperación, los abusos verbales, y la muerte.

Es fundamental reconocer el “burnout” en su fase precoz para tomar las medidas preventivas necesarias tales como trabajar en equipo, turnarse con periodicidad, y compartir las responsabilidades.

El agotamiento físico se evidencia por una falta de energía, fatiga continua, fastidio, debilidad, vulnerabilidad a las enfermedades, cefaleas, nauseas, tensión muscular, dolor de espalda, alteraciones del sueño, y dolores corporales.

El agotamiento emocional consiste en depresión, sensación de desamparo, desesperanza, aumento de la tensión, conflictos en el hogar, aumento de la impaciencia e irritabilidad, y el enojo. Todo esto se acompaña de una disminución de las actitudes y conductas amistosas y amables.

El agotamiento de las facultades mentales puede llevar a la despersonalización y a actitudes negativas con uno mismo, con el trabajo, y hacia la vida en general. La despersonalización es consecuencia de acontecimientos estresantes graves y conviene profundizar mas en sus síntomas.

El término “despersonalización” se refiere a la experiencia de sentimientos que se viven como si estuviesen separados de los propios procesos mentales o corporales. Es decir como si uno fuera un espectador de esos procesos. Se experimenta como un sentimiento de pérdida de identidad o de la propia realidad. Puede parecer que el cuerpo esta alterado o que pertenece a otra persona. La noción del tiempo puede estar afectada. A veces, el mundo se ve como si los ojos de la persona miraran a través de telescopios en lugar de lentes, o notar el tácto como si se estuviera envuelto en algodón y aislado o alejado del mundo. En consecuencia el individuo se siente como una especie de autómata o como si estuviera viviendo su vida a través de un sueño o dentro de una película.

Existen varias vías preventivas para combatir el síndrome de burnout. Estas consisten en evitar las demandas laborales exageradas, saber desconectar, poder disfrutar de un tiempo extra de ocio, un entrenamiento en técnicas de meditación y relajación, una juiciosa administración del tiempo, una modificación de los trabajos estresantes, promover la formación de grupos de apoyo, considerar la posibilidad de empleos de medio tiempo o dejar los viernes libres, y promover la participación de los profesionales en las decisiones laborales que le puedan afectar. Los ejercicios físicos y el deporte correctamente programados y dosificados, y el disponer de un espacio de tiempo de descanso y para la reflexión personal son puntos clave.

Ningún ser humano es perfecto, y por lo tanto todos tomamos decisiones incorrectas como trabajar demasiado, no descansar, alimentarnos inadecuadamente, no socializarnos, no realizar ejercicios físicos con regularidad, y no poder ni saber cómo desconectar de nuestro trabajo a veces tan competitivo. Esta forma de vida conduce al “burnout.”

Medidas preventivas:

1. Considere su “situación,” y no tanto su “disposición,” en el momento de valorar su conducta ante los hechos.

2. Considere las “alternativas disponibles,” y no tanto las “opciones posibles,” en el momento de elegir o de tomar decisiones criticas.

3. Valórese en su justa medida y no se menosprecie ante nada ni nadie. Sea menos crítico y exigente con Vd. mismo y con los demás.

4. Compare sus pensamientos, sentimientos, y reacciones personales con modelos o normas de otros sujetos que funcionan bien y que se han adaptado correctamente a la vida.

5. Mantenga un estrecho contacto con sus familiares y sus amigos, y comparta con ellos sus sentimientos de alegría y de tristeza. Dedique tiempo a cultivar tales lazos e intercambios interpersonales, y recuerde que el reconocimiento de sus mayores debilidades constituye la base y la esencia del proceso que le permitirá desarrollar sus mejores y mas fuertes componentes de fuerza y poder personal.

6. Intente mejorar su concepto del tiempo para poder ejercer un cierto grado de control y flexibilidad en términos de enfocar y desenfocar cómodamente sobre sus necesidades y exigencias profesionales. Recuerde que ahora es siempre todavía.

7. Aprenda a orientarse en el tiempo. Oriéntese hacia el futuro con ilusión cuando tenga un objetivo determinado; hacia el presente con placer cuándo logre su objetivo; y hacia el pasado con orgullo y honor para no perder contacto con sus raíces y su identidad personal.

8. Otórguese el debido crédito por el logro de sus éxitos, manteniendo en mente todas las cualidades que hacen de usted una persona única.

9. Cuando este inseguro y sienta que está perdiendo el control de sus emociones, ponga distancia de la situación negativa tanto física como mentalmente. Piense que Vd. es otra persona en la misma situación y avance hacia el futuro con su imaginación. De esa manera percibirá una perspectiva distinta sobre todo lo que ahora se presenta de manera agobiante. Hable con alguien que lo escuche atentamente y pueda comprender sus emociones.

10. El fracaso y la desilusión a menudo son oportunidades para dar un giro hacia algo mejor. Aprenda de cada uno de sus fracasos y acéptelos a modo de: “muy bien, me he equivocado, ¿qué puedo aprender de todo esto?” A partir de ahí, efectue los cambios oportunos y continue con su vida.

11. Si siente que es incapaz de resolver la situación por su cuenta busque ayuda profesional.

12. Realice actividades saludables y dedique suficiente tiempo para usted mismo. Tiempo para meditar, leer un libro, ir al cine o al teatro, para un masaje, o simplemente para no hacer nada y disfrutar de su propia compañía.

13. Sonría y aprenda a reírse con los demás, ríase también de Vd. mismo y de lo absurdo de la condición humana. No se tome tan en serio la vida ni a usted mismo.

14. Disfrute de sus actividades cotidianas y haga uso de su imaginación y su curiosidad para descubrir caminos nuevos. Aprenda a jugar con la vida, sin dejar por eso de ser serio, buen profesional, ni perder de vista sus objetivos.

15. Hágase a la idea de que esta participando en el programa de televisión “inocente, inocente” o “sonría, esta en cámara oculta.” Ambos programas nos enseñan a reírnos de nosotros mismos y a comprender que vivir, sentirse bien, y que perdonar es la mas noble de las venganzas.

16. Si por alguna razón todo lo anterior fracasa y usted continua estresado, amargado, obsesionado, derrotado, y teledirigido cómo un obús hacia un sindrome de burnout, quede con un buen amigo, siéntese tranquilamente, y hable, pero además asegurese de tomar una buena taza de té.

Un interesante estudio realizado por los investigadores Stensvold, Tverdal, Solvoll, y Foss en 1992, en el cual intervinieron más de 20.000 hombres y mujeres de Dinamarca sin antecedentes de diabetes o enfermedades cardiovasculares, concluyó que los niveles séricos de colesterol, presión arterial sistólica, y la mortalidad estaban inversamente relacionados con el consumo de té. O sea que cuanto más tiempo dedicaban a dialogar, interactuar, y compartir un taza de té, menos problemas psicofísicos tenían.

Si bien es posible que exista una cierta relación directa entre el consumo de té y el nivel de salud de los sujetos del estudio, también existe la posibilidad de que el tiempo invertido en consumir dicho té, aumente paralelamente la interacción, la comunicación, y el apoyo social de aquellos con quienes comparten sus cálidas tazas de té.

Comentarios:

12/10/2012 14:20 | Nombre:
PROFESOR como siempre es un placer leer sus artículos.Conceptos breves y claros.

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