Lo Que Aprendi de Mike Mentzer

Guillermo Laich
06/09/2023 20:58

 

Prof. Dr. Guillermo (Bill) Laich y Mike Mentzer (Gold´s Gym, Venice, California, 1988).

La enorme fortaleza interior, el profundo conocimiento, y la total dedicación de Mike Mentzer han servido de ejemplo a toda una generación de jóvenes fisicoculturistas. 

 

A partir de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles del año 1984 me radique en esa preciosa e interesante ciudad durante casi diez años. A lo largo de ese tiempo tuve el honor de trabajar con empresarios, médicos, entrenadores, y deportistas de categoría mundial.

Uno de las experiencias más interesantes sucedió cuando fui adjudicado el puesto de director médico-científico de ciencias del deporte en el centro de alto rendimiento CRAFT, ubicado en Reseda, California. La zona de Reseda fue fundada en el año 1912, ubicándose en la región del Valle de San Fernando del gran Los Ángeles. 

Fue ahí donde mi querido amigo y director general de CRAFT, el Dr. Fred Hatfield (1942-2017) y yo, entrenamos y desarrollamos un importante número de deportistas de categoría mundial.

Si bien el centro CRAFT era de grandes proporciones (aproximadamente 2.000 metros cuadrados), y estaba formidablemente bien equipado con máquinas Cybex Eagle. Compramos tales maquinas a Joe Weider ya que pertenecían al Joe Weider Muscle Camp que se celebraba todos los veranos en la Universidad de Loyola Merrimount. 

No obstante, y en ocasiones, había que acudir a Gold´s Gym en Venice Beach, California donde podíamos contar con una ilimitada cantidad de excelentes máquinas y mancuernas para los entrenamientos. Dos días o tres cada semana comenzaba a mis entrenar deportistas en Gold´s Gym a las 06:30 de la mañana y terminaba sobre las 19:00 o 20:00, con solo una hora para comer. 

Ahí, en Gold´s Gym, entrenaban estrellas del deporte y el espectáculo tales como: Andreas Cahling, Mike Christian, Tom Dunn, Fred Hatfield, Gregory Hines, Louis Freitas, Tonya Knight, Tom Magee, Ray Stern, David and Peter Paul (Barbarian Brothers), Francoise Petit, Tom Petranoff, Mike Quinn, Paul Sullivan, Mike Tully, Carl Weathers, entre muchos mas.

En esos momentos, nuestra dedicación y pasión hacia el alto rendimiento deportivo no conocía límites o limitaciones, ni el cansancio, y menos el agotamiento. Fred Hatfield y yo habíamos sido deportistas de elite en su momento, y ahora, en la actualidad, éramos reconocidos especialistas en la medicina y ciencias del deporte de alto rendimiento. Amábamos profunda y apasionadamente lo que hacíamos, y lo hacíamos muy bien.

Venice Beach, California es una zona costera con diversas áreas comerciales y residenciales. Fue fundada por el millonario tabacalero Abbot Kinney (1850-1920) en el año 1905 a modo de una ciudad turística. Kinney excavo varios kilómetros de canales con el fin de drenar las zonas pantanosas y para darle un “look” de Venecia y sus canales. Es ahí, precisamente en Venice Beach, donde en la actualidad se encuentra la sede del famoso Gold´s Gym, fundado por Joe Gold en el año 1965. 

Cuando llegaba a Gold´s Gym por la mañana en mi Porsche 944 blanco, solía aparcarlo justo delante de la entrada y frente al muñeco rojo de la pared con una mancuerna en sus manos. Ahí lo dejaba estacionado hasta que terminaba de trabajar varias horas más tarde a medida que bajaba del sol. 

Cuando había terminado, simplemente cogia el coche y me dirigía lentamente por Hampton Drive, pasando por delante del cercano World Gym, para dirigirme a mi bonito apartamento ubicado en la zona residencial Mariners Village de Marina del Rey.

Pues bien, un día, después de una larga jornada de trabajo con velocistas, artistas, fisiculturistas, jugadores de beisbol y futbol americano, y powerlifters, y sobre las 18:00 horas, me encontraba abriendo la puerta de mi coche para marcharme. En ese momento escuche una voz suave y de tono agradable a mis espaldas que decia: “¿Disculpe, es Vd. el Dr. Laich?”

Al darme la vuelta pude distinguir la figura de un señor no muy alto, bastante pasado de peso, con bigote oscuros, gafas pesadas, mucho pelo oscuro, y desprolijamente vestido como si no le importase absolutamente nada. Le respondí afirmativamente y le pregunté que podía hacer por él. 

Me dijo que deseaba hablar conmigo sobre bioquímica, fisiología, y biomecánica del entrenamiento deportivo con resistencias gravitacionales. Él ya sabía que mi tesis doctoral (Ph.D.), previamente realizado en Europa, trataba precisamente de esas tres áreas del sistema neuromuscular. 

En esos momentos me encontraba muy cansado por trabajar con deportistas todo el día y respetuosamente le pedí que dejásemos la conversación para otro momento. Al decirle eso, él señor respetuosamente me dijo “Ok,” se dio la media vuelta, y comenzó a marcharse.

No obstante, me quede pensando de pie y en silencio unos segundos. Estaba seguro que conocía a ese señor de algún lado. ¡Inmediatamente exclame en voz alta “Mike! … Mike Mentzer? … eres tú?” El señor nuevamente giró hacia mí y dijo “si, soy yo.” 

A continuación, le pregunte que le había pasado y por qué tenía ese aspecto fofo y tan fuera de forma, con vestimenta desgarbada, y con aspecto de abandono. La verdad que daba la impresión de un hombre totalmente desilusionado de la vida e internamente vencido, y con pocas ganas de vivir.

Estuvimos conversando en el aparcamiento durante más de media hora sobre lo que había sido su vida a lo largo de los últimos años después de su famosa e injusta derrota en el Mr. Olympia varios años antes. Debo confesar que las experiencias que me contaba no eran para nada agradables e inmediatamente vi que era un hombre muy dolido que buscaba y también precisaba mi ayuda.

Fuimos caminando juntos hasta la esquina de enfrente donde se encontraba el conocido Rose Café. Ahí nos sentamos en una mesa durante varias horas, intercambiando información sobre la especificidad del entrenamiento de hipertrofia muscular, el sobre- entrenamiento, el cómo y el porqué de las biopsias y fibras musculares, la variaciones en la intensidad y el volumen del entrenamiento, la bioquímica e histoquímica muscular, la fisiología y fisiopatología neuromuscular, las ciencias de la nutrición, la suplementación deportiva, la naturaleza del estrés fisiológico, los factores de recuperación neurológicos y musculares, la biomecánica deportiva, la psicología deportiva, la puesta a punto en los últimos diez días previos a una competición, y, por supuesto, la filosofía objetivista de Ayn Rand que ambos compartíamos. 

Las horas pasaban sin darnos cuenta y, finalmente, me ofrecí para llevarlo en mi coche a un pequeño apartamento que compartía con un amigo. En ese momento, y viendo que Mike se encontraba con escaso dinero, meti mi mano en el bolsillo y saque mi talonario bancario para firmarle un cheque por 250 dólares con el fin de cubrir algunos gastos. 

A partir de ahí nos veíamos casi a diario en las instalaciones de Gold´s Gym, compartíamos muchos almuerzos juntos en Santa Mónica, y acudíamos a competiciones de fisicoculturismo donde yo disfrutaba enormemente de sus precisos y objetivos comentarios. Eventualmente, le volvieron las ganas de vivir y sintió el deseo de volver a entrenar a deportistas con su famoso sistema basado en la alta intensidad. 

Para ello coloco un pequeño anuncio con su curriculum vitae en la pared de la sala donde están los teléfonos de Gold´s Gym, adjunta a las cabinas para posar. Recuerdo que su frase favorita era: “estas sobre-entrenando…”

En muchas ocasiones encontraba a Mike quieto y de pie observando detenidamente una gran foto en blanco y negro de el mismo que se encontraba alta en la pared de la tercera sala del gimnasio. Recuerdo haberme acercado a Mike sigilosamente por detras y para preguntarle: "como te sintias en ese preciso momento?." Su respuesta fue breve, precisa, y directa: "como un latigo."

A continuaxion me preguntaba: "Dr. Laich, cual es el verdadero Mike Mentzer, el latigo que esta ahi arriba en la foto o este que esta aqui?"

Un buen día Mike y yo nos encontrábamos juntos dentro de Gold´s Gym aguardando la llegada de su primer cliente. Resulto ser una joven mujer de baja estatura que había conducido en coche desde el estado de Indiana solo para entrenar con el gran Mike Mentzer en Los Ángeles. 

A partir de ahí el número de clientes incremento exponencialmente cada semana, y en breve fue capaz de resolver sus dificultades económicas de forma totalmente independiente. De hecho, y en el espacio de varios años, llego a ser sumamente afluente.

En muchas ocasiones Mike Mentzer (1951-2001), Paul Sullivan (que vivía en su coche), y yo, nos sentábamos para almorzar en una pequeña mesa que se encontraba en él exterior y a la derecha de la entrada del gimnasio. En otras ocasiones acudíamos al café Rose, al restaurante The Firehouse, al restaurante Cheesecake Factory, al local especializado en comidas para fisicoculturistas Fresh to Go. También frecuentábamos otros restaurantes ubicados en esa bonita zona que abarca Marina del Rey, Venice Beach, y Santa Mónica.

En otras ocasiones invitaba personalmente a Mike Mentzer para que visite al Dr. Fred Hatfield, a mí, y a nuestro staff de científicos deportivos en el CRAFT Medical and Rehabilitation Center ubicado en Reseda, California. Era precisamente ahí donde, en mi oficina de Director de Medicina y Ciencias del Deporte de tal Centro, tratábamos a fondo todos los temas médicos y científicos pertinentes dentro de la máxima seriedad y objetividad.

En múltiples ocasiones Mike y yo conversamos sobre la tan controvertida competición de Mr. Olympia del año 1980 en Sydney, Australia. Cada vez que lo hacíamos le cambiaba visiblemente tanto la cara como el carácter, pudiendo experimentar en mis propios sentimientos la profunda y prolongada sensación de ira, decepción, y tristeza que el sentía al respecto. 

En tal competición se presentaron estrellas del fisicoculturismo en excelente estado de forma como Frank Zane, Arnold Schwarzenegger, Boyer Coe, Chris Dickerson, y el mismo Mike Mentzer, entre otros. Para la sorpresa de todos, Mike, estando claramente en la mejor forma de su vida, y siendo claramente el vencedor, ocupo el quinto lugar. Incluso, algunos de los competidores no podían creer las absurdas puntuaciones emitidas por los miembros del jurado, causando que algunos de los competidores arrojaran sus trofeos contra la pared en el área trasera y lateral del escenario.

Sin lugar a duda, fue un duro golpe para Mike, así como para los demás competidores, donde la política, los intereses, y el amiguismo fueron los claros protagonistas. Todo ello a expensas de la honestidad e integridad que exige el deporte profesional a esos niveles. Mike me comentaba haber sufrido lo indecible después de semejante injusticia, y que incluso durante un tiempo había temido perder su salud mental debido a elevado estrés y constante estado de rabia interna. 

Siempre que surgía la ocasión, y en función de nuestra amistad, Mike me pasaba a relatar varios incidentes que experimento durante esos momentos tan duros y estresantes, solicitando mi más objetiva y sincera opinión médica especializada al respecto. En este breve articulo solo puedo comentar que Mike se sentía profundamente estafado emocional y profesionalmente, y en lo más profundo de su alma. 

Cuando en el año 1986 tuve la oportunidad de conversar sobre lo sucedido con el mismo Joe Weider, francamente no supo que decirme. Solo se encogía de hombros, me miraba con cara de asombro, y me decía “son cosas que pasan.” A continuación, simplemente lo dejamos ahí, y jamás se volvió a hablar del tema. Quien realmente sabia todo lo sucedido con Mike Mentzer a lo largo de esos difíciles momentos, durante y después del Mr. Olympia del año 1980, era mi gran amigo y colega el Dr. Fred Hatfield (Dr. Squat).

En total, mi relación con Mike Mentzer duro muchos años durante los cuales ambos aprendimos mucho y mutuamente el uno del otro. Va sin decir que aun guardo unos excelentes recuerdos de Mike en todas sus vertientes personales y profesionales, así como una gran tristeza al enterarme de su inesperado fallecimiento en su pequeño apartamento el diez de Junio del año 2001. 

En esa ocasión, mi amigo Joe Weider me pidió personalmente que escribiese un artículo especial sobre Mike para la revista Muscle & Fitness. Joe quería que escribiese sobre quien era de verdad Mike Mentzer, tanto en lo positivo como en lo negativo. No obstante, y después de conversarlo con el Dr. Fred Hatfield, dije a Joe Weider que me disculpase, ya que consideraba a Mike un verdadero amigo que merecía el máximo de respeto y discreción, y que me resultaba violento, sino imposible, escribir sobre tal tema. 

Francamente no me veía, ni me sentía capacitado ni motivado, para hacer públicos aspectos íntimos de su vida personal y profesional que el mismo me había contado en la máxima discreción. Es más, aun guardo el más estricto y sepulcral secreto médico y profesional sobre determinados aspectos de su vida.  

Sin duda alguna, Mike Mentzer fue un hombre del cual aprendí mucho, muchísimo. Su enorme fortaleza, conocimiento, y dedicación han servido de ejemplo a toda una generación de jóvenes fisicoculturistas. 

En fin, podria escribir muchisimo mas sobre Mike Mentzer y todas las experiencias que compartimos juntos, pero pienso que con el contenido de este articulo es mas que suficiente para que se hagan una idea de la excelente y brillante persona que era.

Siempre te echare de menos, Mike …

 

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