Ergofobia y Deporte

Guillermo Laich
10/08/2025 13:45

 

La ergofobia suele ser compatible con el estres, la fobia social, la ansiedad de rendimiento, la ansiedad irracional respecto al trabajo, el esfuerzo, el entorno laboral, e incluso la actividad física deportiva. 

 

La palabra griega "fobos" proviene de la mitología griega. Fobos se traduce como miedo, terror, pánico, o huida por miedo. Un trastorno fóbico representa la existencia de un temor desproporcionado hacia un determinado objeto o situación que en realidad representa muy poca o ninguna amenaza. 

Por otro lado, la palabra "ergo" proviene del griego “ergon,” que significa trabajo. Juntando las palabras “ergo” y “fobia” obtenemos el término psiquiátrico “ergofobia,” objeto de este artículo. 

La ergofobia se describe como una aversión y un miedo extremo y debilitante asociado al trabajo profesional. 

Por lo tanto, las características de la ergofobia suelen ser compatibles con la fobia social o la ansiedad de rendimiento, específicamente la ansiedad irracional sobre el trabajo, el esfuerzo, el entorno laboral, e incluso la actividad física deportiva. 

En una primera instancia, el político y juez estadounidense William Hazlett Upson (1823-1910) definió la ergofobia como "el arte de la pereza" y "el miedo morboso u odio al trabajo," en un artículo publicado en el Saturday Evening Post en el año 1933. En realidad, Upson estaba hablando de una especie de “abulia” caracterizada por pasividad, desinterés, y una falta de motivación y voluntad generalizada hacia todo aquello que implique trabajo o esfuerzo tanto mental como físico.

Unos años más tarde, el psicólogo estadounidense Herbert Freudenberger (1927-1999) utilizó el termino ergofobia para describir un fenómeno del agotamiento físico y emocional con actitudes negativas asociadas. Todas ellas surgidas de interacciones intensas al tener que trabajar con otras personas en condiciones repetitivas de alta exigencia, estrés, y aburrimiento. 

En esencia, la ergofobia presenta síntomas físicos y psicológicos asociados con la ansiedad, el miedo, y la evitación del entorno laboral. Además, quienes la padecen tienden a exhibir incompetencia profesional y rendimiento inferior al esperado. 

Estas personas incumplen los requisitos laborales, les cuesta conservar el empleo, evitan asumir responsabilidades, y se desconectan de sus labores a modo de un “silent quitter” – o sea una persona que, aunque siga asistiendo al trabajo, se desconecta y renuncia de forma emocional y silenciosa a sus obligaciones. 

En español, el “silent quitter” o "silent quitting" se conoce como "renuncia silenciosa." El termino se refiere a la actitud y la práctica de un empleado que, sin dejar de realizar sus obligaciones laborales, solo cumple con las tareas mínimas requeridas por su contrato, evitando cualquier esfuerzo adicional o compromiso con la empresa. 

Tales personas, cuyo número va exponencialmente en aumento, no demuestran ningún entusiasmo y hacen solo lo estrictamente necesario para seguir cobrando su nómina a fin de mes.

En tales casos, el empleado no dimite formalmente, pero tampoco se siente comprometido con su trabajo, como si estuviera renunciando internamente a un mayor esfuerzo o implicación. 

En resumen, la renuncia silenciosa representa una forma de ergofobia que implica cumplir con las obligaciones contractuales mínimas, sin mostrar mayor compromiso ni entusiasmo por el trabajo y/o la empresa contratante.

Los síntomas de la ergofobia incluyen ansiedad, taquicardia, sequedad bucal, dilatación pupilar, sudoración excesiva, malestar general, y ataques de pánico. Estos individuos suelen sentirse estresados por exigencias laborales, tareas cotidianas, evaluaciones y controles de calidad, y presentaciones orales. 

Para muchos, es bien sabido que tener que realizar una presentación oral delante de un auditorio lleno de gente causa más temor que la propia muerte. También esta estadísticamente comprobado que los factores relativos a la ergofobia se han acentuado considerablemente durante el Covid-19 (2020 a 2023), y muy especialmente en los meses y años posteriores … hasta la actualidad.

Los diversos sistemas de evaluación y constantes controles de calidad son herramientas importantes en aquellas organizaciones que intentan mejorar el compromiso y la productividad de los empleados. Dichos sistemas inexorablemente crean ciertos grados de presión y pueden, incluso, exacerbar el agotamiento emocional de los empleados, además de eventualmente crear un auténtico estado de ergofobia.

El miedo y/o la aversión al trabajo, o sea la agorafobia, es un concepto amplio y su empleo suele ser susceptible a ciertos errores conceptuales. En ocasiones, uno piensa que tiene ergofobia cuando simplemente está lidiando con el estrés laboral o bien padece un trastorno de ansiedad generalizada o de ansiedad social. Por lo tanto hay que ser considerablemente más específico en el momento de otorgar alegremente el calificativo de “ergofobia” hacia una persona.

La ergofobia es controlable mediante la indicación de una medicación especifica, sesiones de psicoterapia, y la actividad física bien programada e implementada. La actividad física regular y de moderada intensidad contribuye a reducir la ansiedad y mejorar el estado de ánimo, contribuyendo indirectamente a reducir y controlar la ergofobia. Recordemos que, por definición, el individuo ergofobico tiende a la abulia y la inmovilidad, y no desea realizar ningún tipo de trabajo, incluso una actividad física regular.

Al incorporar el combo de ejercicio físico regular con un eficaz y empático entrenador personal, la persona ergofobica es motivada para controlar el miedo y la aversión al trabajo, así como los estados de ansiedad, estrés, ira contenida, obsesión, y depresión asociados. En tales casos, es de primordial importancia lograr desarrollar una relación positiva con el trabajo, la actividad física, con uno mismo, y la vida en general.

A continuación, y en apretada síntesis, se enumeran las formas en que la actividad física regular actúa como factor terapéutico en la ergofobia:

1.- reduce la ansiedad y el estrés (liberando endorfinas que, a su vez, reducen la ansiedad y mejoran el estado de ánimo); 2.- distrae de las preocupaciones obsesivas (proporcionando una distracción saludable de las rumiaciones y la ansiedad relacionadas con las constantes exigencias laborales); 3.- mejora la calidad y cantidad del sueño (proporcionando un mejor sueño con el fin de lograr un bienestar general y controlar la ansiedad); 4.- crea un estilo de vida más activo y saludable (en combinación con una dieta saludable que controle el índice glucémico y facilite el control de la ansiedad); 5.- el entrenador actúa a modo de psicoterapeuta, conectando y conversando con el como si fuese un terapeuta, ayudando a expresar las emociones negativas y frustraciones laborales, así como lograrar una mejor adaptación a la vida real; 6.- ayuda a cultivar amistades en el gimnasio (actuando e interactuando con otras personas influye positivamente sobre la ansiedad, el estrés, la depresión, las obsesiones, y la autoestima); 7.- si la ergofobia continua disminuyendo la motivación y la calidad de vida del sujeto, es recomendable ponerse en manos de un buen y experimentado especialista en salud mental que comprenda a fondo lo que son la ansiedad, la depresión, el estrés, las obsesiones, la renuncia silenciosa, la abulia, y los beneficios de la actividad física regular.

 

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