ABC del Autismo

Guillermo Laich
04/11/2025 19:55

 

Los niños autistas presentan muchos síntomas diferentes y de gravedad variable. Los dos denominadores comunes son la dificultad para comunicarse e interactuar con las personas y los patrones poco habituales y repetitivos de comportamiento, intereses, y/ o actividades.

 

¿Qué es el Autismo?

El autismo es un trastorno cerebral que afecta a la manera en que las personas interactúan con otras personas y se comunican. Tales personas también tienen problemas para hablar y relacionarse con otras personas. Además, y con frecuencia, presentan adicionales conductas extrañas o bien poco habituales. La palabra autismo se refiere a toda una gama (espectro) de problemas relacionados. Por ello, el DSM-5 utiliza el término trastornos del espectro autista o TEA.

Los niños con autismo presentan de forma característica conductas poco habituales y repetitivas, tienen intereses limitados y siguen rutinas rígidas El autismo comienza en la infancia y, por lo general, suele ser detectable antes de los dos años de edad

Es posible que los niños con síntomas leves no sean diagnosticados hasta que están en edad escolar o incluso la edad adulta. El autismo se diferencia cualitativa y cuantitativamente de la baja inteligencia o discapacidad intelectual y no está causado por vacunas ni por una mala crianza de los hijos

¿Qué Síntomas Presenta el Autismo?

Los niños con autismo presentan una amplia gama de síntomas diferentes, siendo la gravedad de tales síntomas de carácter variable. Sin embargo, existe un par de denominadores comunes que los integra: 1.- dificultad para comunicarse e interactuar con las personas; y 2.- patrones poco habituales y repetitivos de comportamiento, intereses, y/ o actividades.

En los bebés, los problemas para comunicarse consisten en no abrazar y no establecer un contacto visual. En los niños pequeños, los problemas para comunicarse e interactuar consisten en: lentitud a la hora de comenzar a hablar o bien no aprender a hablar, evitar el contacto visual cuando hablan con alguien, repetir las palabras que han dicho otras personas, emplear de un ritmo y un tono extraños al hablar, incapacidad para detectar e interpretar la emocion y el lenguaje corporal propio y ajeno, no compartir pensamientos y sentimientos con los demás, falta de interés en establecer y cosechar amistades, y tendencia a actividades solitarias. Todos estos signos y síntomas suelen durar toda la vida. 

¿Como se ve el Autismo Desde Dentro?

El individuo autista piensa en imágenes y vive en un mundo aparte saturado de una infinita variedad de similitudes. Tal mundo suele ser confuso, aterrador, y muy difícil de comprender. Además, ese mundo presenta al niño autista limitadas posibilidades de crecimiento, desarrollo, y progreso.

Estamos hablando de un mundo eminentemente concreto, palpable, inmediato y carente de abstracciones, metáforas, o cualquier otro símbolo de carácter abstracto. El término “pensamiento concreto” se refiere a un pensamiento puro y directo donde cada cosa es lo que es y nada más. Paradójicamente el autista construye su mundo con imágenes, llenándolo de detalles y una infinita variedad de posibilidades. Un mundo donde, literalmente, las palabras y los símbolos se convierten en un segundo idioma.

Sumado a todo lo anterior, el niño autista neurodivergente vive en un mundo donde los sentimientos, las emociones, y las relaciones personales no tienen el mismo significado y/o valor que para los niños neurotípicos. Nos referimos a un mundo visto desde una perspectiva muy propia y considerablemente excéntrica. En tal mundo la información sensorial entra de forma masiva y sin filtro, se procesa integralmente como un todo, y no se analiza ni ordena ni disecciona en partes.

Un mundo difícil o imposible de planificar y/u organizar debido a la disfunción ejecutiva que padece el cerebro autista. Esta consiste en una alteración de la capacidad cerebral para gestionar pensamientos, emociones, y acciones, lo que conlleva graves dificultades en la planificación, la organización, la toma de decisiones, la concentración, y la regulación emocional.

En otra línea, estamos hablando de un mundo marcado por una grave disfunción de la atención social y desorientación hacia los demás. El individuo autista aplica una atención excesivamente selectiva, enfocada en una sola pieza a la vez, junto con la repetición obsesiva. Todo ello conlleva que la atención se desplace muy poco, a modo de un sub-enfoque entre los diferentes estímulos y, por tal motivo, el niño tiende a concentrarse demasiado en un punto especifico.

Derivado de todo lo anterior es evidente que el procesamiento de la información sensorial entrante se encuentra sumamente reducido y/o restringido en su capacidad. Debido a ello, la coherencia central es débil en términos de una inteligencia contextual reducida, lo que eventualmente conduce a la ceguera o dislexia contextual. En esencia, el individuo autista tiene serias dificultades en colocar su texto personal en el contexto de la vida. 

En los niños pequeños vemos que el 50% permanecen silenciosos o bien tienen problemas semánticos (dicen “tu” en vez de “yo”) y ecolalia (repiten canciones o frases). También carecen de prosodia normal (inflexión), siendo la del autista un habla sumamente monótona. Algunos presentan déficit de atención, hiperactividad, y síntomas obsesivos-compulsivos.

Adicionalmente, casi siempre insisten en la regularidad, la repetición, y los rituales con movimientos corporales estereotipados y posturas anormales. Se preocupan vía fijaciones por las partes móviles de objetos inanimados. Algunos presentan impulsividad, agresión, autoagresión, rabietas espontaneas, ausencia de miedo en situaciones peligrosas.

A menudo el autismo se confunde con el trastorno de personalidad esquizoide y la esquizofrenia, pero la persona autista carece de elementos claramente psicóticos como alucinaciones, ideas delirantes, y asociaciones laxas. Además, la edad de inicio del autismo es menor que la de los casos más jóvenes de esquizofrenia.

Los sabios autistas son muy excepcionales, siendo capaces de memorizar largas listas de números, tocar composiciones musicales complejas después de oírlas solo una vez, o dibujar detalladamente una ciudad después de un viaje en helicóptero de 20 minutos.  El autismo es entre tres y cinco veces más frecuente en varones, pero cuando afecta a mujeres los síntomas son más graves y los antecedentes familiares más comunes.

DSM-5 y Autismo: Trastorno del Espectro del Autismo: 299.00 (F84.0)

Deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social en diversos contextos, manifestado por lo siguiente, actualmente o por los antecedentes (los ejemplos son ilustrativos, pero no exhaustivos):

1. Deficiencias en la reciprocidad socioemocional: varían, por ejemplo, desde un acercamiento social anormal y fracaso de la conversación normal en ambos sentidos pasando por la disminución en intereses, emociones o afectos compartidos hasta el fracaso en iniciar o responder a interacciones sociales.

2. Deficiencias en las conductas comunicativas no verbales utilizadas en la interacción social: varían, por ejemplo, desde una comunicación verbal y no verbal poco integrada pasando por anomalías del contacto visual y del lenguaje corporal o deficiencias de la comprensión y el uso de gestos, hasta una falta total de expresión facial y de comunicación no verbal.

3.- Deficiencias en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las relaciones: varían, por ejemplo, desde dificultades para ajustar el comportamiento en diversos contextos sociales pasando por dificultades para compartir juegos imaginativos o para hacer amigos, hasta la ausencia de interés por otras personas.

4.- La gravedad se basa en deterioros de la comunicación social y en patrones de comportamiento restringidos y repetitivos: patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades, que se manifiestan en dos o más de los siguientes puntos, actualmente o por los antecedentes (los ejemplos son ilustrativos, pero no exhaustivos):

Movimientos, utilización de objetos o habla estereotipados o repetitivos (p. ej., estereotipias motoras simples, alineación de los juguetes o cambio de lugar de los objetos, ecolalia, frases idiosincrásicas).

Insistencia en la monotonía, excesiva inflexibilidad de rutinas o patrones ritualizados de comportamiento verbal o no verbal (p. ej., gran angustia frente a cambios pequeños, dificultades con las transiciones, patrones de pensamiento rígidos, rituales de saludo, necesidad de tomar el mismo camino o de comer los mismos alimentos cada día).

Intereses muy restringidos y fijos que son anormales en cuanto a su intensidad o foco de interés (p. ej., fuerte apego o preocupación por objetos inusuales, intereses excesivamente circunscritos o perseverantes).

Hiper o hiporreactividad a los estímulos sensoriales o interés inhabitual por aspectos sensoriales del entorno (p. ej., indiferencia aparente al dolor/temperatura, respuesta adversa a sonidos o texturas específicos, olfateo o palpación excesiva de objetos, fascinación visual por las luces o el movimiento).

5.- Especificar la gravedad actual: a.- la gravedad se basa en deterioros de la comunicación social y en patrones de comportamiento restringidos y repetitivos; b.- los síntomas han de estar presentes en las primeras fases del período de desarrollo (pero pueden no manifestarse totalmente hasta que la demanda social supera las capacidades limitadas, o pueden estar enmascarados por estrategias aprendidas en fases posteriores de la vida); c.- los síntomas causan un deterioro clínicamente significativo en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento habitual.

6.- Estas alteraciones no se explican mejor por la discapacidad intelectual (trastorno del desarrollo intelectual) o por el retraso global del desarrollo. La discapacidad intelectual y el trastorno del espectro del autismo con frecuencia coinciden; para hacer diagnósticos de comorbilidades de un trastorno del espectro del autismo y discapacidad intelectual, la comunicación social ha de estar por debajo de lo previsto para el nivel general de desarrollo.

7.- Trastornos del desarrollo neurológico. A los pacientes con un diagnóstico bien establecido según el DSM-IV de trastorno autista, enfermedad de Asperger o trastorno generalizado del desarrollo no especificado de otro modo, se les aplicará el diagnóstico de trastorno del espectro del autismo. Los pacientes con deficiencias notables de la comunicación social, pero cuyos síntomas no cumplen los criterios de trastorno del espectro del autismo, deben ser evaluados para diagnosticar el trastorno de la comunicación social (pragmática).

 

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