“Un hombre sin padre no hereda un camino, lo forja entre ruinas.”
Frederick Nietzsche (1844-1900)
Una Frase y Tres Fases
En comparación y contraste al artículo anterior: “El hombre muere tres veces,” también existe otra breve frase que lee: “un hombre nace e ingresa en la vida tres veces.” Tales nacimientos también pueden ser consideradas como tres fases consecutivas.
Pues bien, tal frase hace referencia a que un hombre experimente un primer y natural “nacimiento” cuando su madre le da a luz después de su concepción y nueve meses de gestación.
Luego, y con el tiempo, el hombre experimenta un segundo “nacimiento” proveniente de la existencia, relación, y valor existencial de la figura de su padre.
Finalmente, y también con el paso del tiempo, el mismo individuo logra un tercer “nacimiento” cuando el mismo, y por su propia madurez y cuenta, es capaz de nacer profundamente en sí mismo y de sí mismo, convirtiéndose en un hombre maduro, intelectualmente independiente, emocionalmente equilibrado, y de bien.
Hombre de Bien
Entendemos por “un hombre de bien" a una persona con solidos valores en términos de honradez, honestidad, integridad, buena reputación, respetuosidad, solidaridad, rectitud y, que, además, posee buen carácter y comportamiento, ayuda a los demás, y sabe aplicar la ética y la moralidad en todos y cada uno de los aspectos de su vida.
Por lo tanto, un hombre de bien es alguien que se esfuerza por hacer el bien, ser justo y contribuir positivamente a su comunidad, sin buscar el mal, y se le valora por sus intenciones y acciones decentes de hacer el bien.
Tres Preguntas
No obstante, nos surgen tres preguntas de profundo carácter existencial.
1.- ¿Qué sucede cuando, por alguna razón o sin razón, y de forma consciente y/o inconsciente este proceso de maduración basado en un triple nacimiento es bloqueado y/o interrumpido?”
2.- ¿Cuál será el destino y en qué forma y manera terminará respondiendo y siendo el hombre en cuestión ante la ausencia de su padre biológico?
3.- ¿Qué tipo y forma de dificultades, problemas, distorsiones, y conflictos intra y extra psíquicos se le presentarán una y otra vez a lo largo de su vida?
Consecuencias de la Ausencia del Padre
Los textos de psicología y psiquiatría, así también como los textos filosóficos y espirituales, parecen haber dado con algunas respuestas validas a estas preguntas tan fundamentales como críticas. Todo apunta a la existencia de una condición y/o contexto de ausencia y profundo silencio en la psique del hombre sin padre. Un hombre que, muy lamentablemente lo ha tenido que vivir y sufrir en su propia carne, mente, y corazón.
En esencia, tal condición corresponde a una especie de secreto a voces, un pacto tan secreto como callado entre aquellos hombres que lo han vivido e incluso lo están viviendo este mismo momento. Es un pacto de altísima seriedad y de por vida, y hace referencia a la distancia y el silencio que existe en lo más profundo de aquellas víctimas que han tenido un padre ausente.
Tales niños y niñas, indefensos e inocentes por definición, con el tiempo se convierten en adolescentes, jóvenes adultos, y finalmente adultos supuestamente maduros. Muy lamentablemente, y en incontables ocasiones, tales personas son de forma consciente y activa privados de la presencia de su padre, bien por la vida misma, el azar, o bien por una madre narcisista, posesiva, ignorante, y/o egoísta.
Estamos hablando de una de esas madres, conocidas en los textos de psicología como madres fálicas, que literalmente engañan y utilizan al padre para engendrar un hijo y, luego, por la razón que sea, convenientemente adoctrinan y envenenan la mente del niño, separándole de su padre – tanto emocional como personalmente – temporalmente o para siempre.
Por todo ello, y según las propias palabras del conocido filósofo Frederick Nietzsche: “Un hombre sin padre no hereda un camino, lo forja entre ruinas.” Nunca mejor dicho.
La Mentira Confunde y La Verdad Libera
No se trata de culpar a nadie, pero la verdad es que, ante semejante panorama, el niño varón - y también la niña femenina - en cuestión, experimentan una total carencia de patrones y/o modelos masculinos a respetar y emular, así como una falta de contacto con la fortaleza, rectitud, y profundidad típica de la imagen paterna.
En este caso, nos estamos refiriendo a una imagen paterna que ha sido convenientemente desautorizada, emasculada, culpada, distorsionada, y apartada de la vida del niño por la madre. En esencia, podemos afirmar que “La mano que mece la cuna domina y controla al niño” mientras que el padre desaparece del mapa y, literalmente: “no consta en acta.”
Para aclarar el concepto arriba expresado, se recomienda ver detenidamente la película: “La mano que mece la cuna” del año 1992.
En consecuencia, el único modelo o imagen de tipo y corte paterna que permanece en la mente del niño o la niña y también en sus genes, es la de su propia madre con todas sus distorsiones, negatividad, y demás atributos relacionados con el envenenamiento de una mente juvenil tan predispuesta como inocente.
El resultado suele ser un individuo confundido y sin identidad, desorganizado, extremadamente ansioso y con tendencia a la depresión, con personalidad tipo dependiente, comportamientos y ademanes feminoides (en los hombres), y un largo etcétera de adicionales comportamientos negativos y vengativos que dirigirá hacia su padre a lo largo de toda su vida.
Este desgraciado resultado también implica la feroz defensa a ultranza de la madre por parte del hijo o hija – incluso prohibiendo al padre que mencione una sola palabra – sea esta positiva o negativa - de su madre. Hasta la fecha no existe ley alguna que impida o interrumpa este lamentable proceso en contra del padre y que sufrirá él hijo.
Consecuencias Psicológicas y Psiquiátricas de un Padre Ausente
Gran número de estudios psicológicos y sociales han demostrado más allá de cualquier duda que estos hombres y mujeres, ambos hijos del vacío y el silencio paterno, quedan abocados a un destino vivencial tan desagradable como infeliz, en cuyo núcleo se encuentran los siguientes diez componentes: 1.- una constante sensación de baja autoestima e ineptitud existencial; 2.- miedo y tendencia al fracaso en todas sus vertientes; 3.- pensamientos y sentimientos de ser un eterno perdedor; 4.- un constante estado de ansiedad de proporciones casi insoportables; 5.- múltiples pensamientos despreciativos y comportamientos obsesivos-compulsivos hacia la figura del padre; 6.- pensamientos automáticos negativos relacionados con la propia carencia de valor y de no merecer el amor ajeno y/o propio; 7.- ineptitud y miedo a compartir intimidad con miembros del sexo opuesto o del propio; 8.- sensación de una constante soledad; 9.- incógnitas y dudas existenciales de todo tipo y forma, y 10.- elevados componentes de animosidad, ira, y rabia contenida y no contenida que pueden desembocar en profundos estados depresivos, a menudo acompañados de recurrentes episodios de auto y hetero agresión.
En vista de todo lo anterior, y en tales casos, los padres biológicos de tales personas son padres simbólica y materialmente ausentes, y el niño ha sido víctima de una madre francamente desubicada que necesita asistencia profesional especializada.
Sistema Social de Organización Patriarcal
Revisando los textos históricos y psicosociales sobre este singular proceso vemos que la tradicional organización social patriarcal que ha permitido a las tantas generaciones precedentes a la nuestra permanecer en pie y destacar durante miles de años, se erosiona y pudre partiendo de su mismísimo núcleo familiar donde se substituye, de forma categórica y total, el termino patriarcal por el termino matriarcal. De hecho, se erosiona precisamente en los mismísimos yacimientos estructurales fundamentales que sostienen tal sociedad como tal. En ese sentido vamos.
Desorganización y Confusión
En tales casos, los ritos de iniciación psicosocial patriarcal son descartados y/o despreciados y, ya cesan de existir como tal. En consecuencia, todo se confunde en la mente de los padres y los niños, causando que disminuya o desparezca el conocimiento y el reconocimiento de los géneros biológicos masculino y femenino como tal. En tales condiciones, los contrastes y las comparaciones entre los sexos resultan imposible de definir y puntualizar.
Nuevamente, y en consecuencia, todo acaba en una gigantesca masa eminentemente amorfa, carente de definición y/o funciones claras, o de objetivos bien definidos. No obstante, la sed y necesidad de la presencia paterna permanece y es, hoy en día, más fuerte y poderosa que nunca.
Una Visión Desde el Interior
Por todo ello, es importante saber realizar un análisis objetivo de la interioridad del hombre o la mujer que ha sufrido en carne propia el profundo silencio creado por un padre ausente y/o eliminado.
La solución y/o sanación para este tipo de personas consiste en poseer la fortitud intestinal para afrontar, conocer, y reconocer la verdad existencial de todo lo sucedido y lo que está sucediendo en la actualidad, así como la auténtica interioridad conflictiva y doliente del hombre carente de una imagen paterna.
Aceptación y Perdón
Todo ello implica aceptar que uno, en calidad de hijo o hija, ha sido utilizado, adoctrinado, y emocionalmente estafado durante toda su vida. También implica aceptar y armar las auténticas verdades, una por una, y caiga quien caiga – todo ello basado en la evidencia. El proceso culmina con la total comprensión de lo sucedido … y continuar con sus respectivas vidas como personas de bien.
Solo asumiendo el propio y distorsionado sistema de creencias, la agresividad y la soledad inherentes, la especial sensibilidad, y escuchando atentamente todas y cada una de las razones de su cuerpo y de su razón de ser en la vida, estos hijos e hijas del silencio podrán algún día llegar a la paz interior, la claridad espiritual, las ganas de vivir con dignidad, y la felicidad que tanto se merecen.
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