Ser Normal, No Es lo Normal

Guillermo Laich
13/09/2012 18:27

En Holanda existe un breve dicho popular que ha actuado a modo de un hilo conductor del comportamiento de sus ciudadanos a traves de una larga e interesante historia. Ese dicho es: “Actue normal, eso ya es muy anormal.”

 

En Holanda el alardear o presumir de habilidades o posesiones personales no está bien visto. De hecho, el efecto que se consigue suele ser todo lo opuesto, ya que se considera una actitud y un comportamiento vulgar. Lo ideal en Holanda es ser tolerante y saber adaptarse a la gente y a la geografía del pais. Las personas que apasionadamente aspiran a la excelencia lo hacen de una manera caracteristicamente humilde y sin presumir de ello a nadie, al mismo tiempo que nunca hacen de menos a los demás. Todo esto, para el tan curtido y experimentado pueblo Holandes, constituye mas que suficientes motivos para sentir autentica vergüenza.

El termino “normalidad” viene de la palabra “norma,” donde el sentido original de “norma” es “escuadra.” De hecho, y en latín, ángulo recto se denomina “angulus normalis.” El significado común a esta palabra es el de ”medida adecuada” y a su vez “determinante.” Si nos remontamos a su equivalente en griego, “gnomon,” nos encontramos con que estos empleaban esta palabra para significar “medida, escala o regla graduada.” De esta manera el hombre adquiere su conocimiento sobre lo que es normal a través de su trato con el mundo de la naturaleza. Pero sucede que él también es parte de la naturaleza, y por lo tanto tiene que ser capaz de encontrar en sí mismo donde están los límites y restricciones que definen su estado de normalidad.

Normal es el término por el que es conocido cualquier ser vivo que carece de diferencias significativas con su colectivo. Pero esta simplista definicion tambien podría constituir una perfecta descripcion de la mediocridad, pero recordando que la normalidad y la mediocridad son dos cosas muy distintas. La realidad es que en mayor o menor medida, cada ser humano posee una o varias diferencias fundamentales para con sus congeneres. Por lo tanto la utilizacion del termino “normal” sólo puede ser empleado de manera flexible y subjetiva ya que intenta definir a sujetos humanos cambiantes, con un espiritu y alma, e inherentemente imperfectos.

Ahora bien, y a pesar de los evidentes saltos y avances cuánticos hacia delante de la psiquiatría, la línea de demarcacion entre lo “normal” y lo “anormal” es cada vez mas fina y difusa a favor de la anormalidad. Digo esto porque todo apunta a que el umbral de diagnóstico de anormalidad, con su correspondiente trastorno mental, es cada vez mas bajo, llegando incluso a incluir algunos parametros hasta ahora considerados normales. De esta manera, e independientemente del comportamiento de un sujeto determinado, casi nadie permanecería dentro de la categoría considerada “normal.”

Adicionalmente, parece ser que el área abarcada por los pensamientos, sentimientos, y conductas patológicas está sufriendo un incesante aumento, a modo de una gigantesca ameba en expansión, a medida que se evoluciona en el tiempo. O sea que podríamos deducir que el ser humano evoluciona cada vez mas hacia lo patológico, a medida que se aleja de la normalidad.

Ahora nos preguntamos: ¿No deberia ser todo esto a la inversa? Es evidente que la separación entre la gente enferma y sana se esta haciendo cada vez mas estrecha. Siguiendo esta tónica, y con el paso del tiempo los especialistas en salud mental nos veremos obligados, incluso, a intentar curar a las personas normales, ya que según los Holandeses, seran las mas anormales.

Sin duda alguna, este es un hecho sumamente preocupante y obligadamente nos debemos preguntar: ¿es realmente el ser humano quien evoluciona hacia la anormalidad; o son los criterios diagnósticos los que, en un afan de ser cada vez mas precisos y exactos, equivocadamente malevolucionan y llevan al ser humano en dirección a la patología?

Esto se hace claramente evidente en la siguiente edicion del manual diagnóstico de enfermedades mentales, conocido como DSM 5. El DSM I fue publicado en el año 1952, y en Mayo del 2013 saldrá su quinta edicion, literalmente conocida como “la biblia de la psiquiatria.” El DSM IV contenía la ingente cantidad de 297 trastornos psiquiatricos, pero el DSM 5 contendra 467 trastornos. O sea que existirán unos 170 trastornos adicionales, todos ellos detectados y/o surgidos en los ultimos 20 años. A modo comparativo, y según el historiador Christopher Lane, los 297 trastornos incluidos en el DSM IV causaría que el 50% de la población de los Estados Unidos padezca algún trastorno psiquiatrico. Como es de suponer, los criterios diagnósticos adicionales del DSM 5 aumentaría ese porcentaje considerablemente. ¿Que esta pasando?

El termino “psicopatología” es utilizado para definir los signos y sintomas que constituyen la fundamentación científica de la psiquiatría. Como ya sabemos, la psiquiatría concierne el estudio, la prevención, el tratamiento, y la rehabilitación de los trastornos mentales.

A modo aclarativo, la enfermedad mental se puede definir mediante las siguientes caracteristicas: 1.- representa un cambio brusco y repentino en la vida personal; 2.- genera experiencias subjetivas desagradables; 3.- compromete seriamente la libertad personal; 4.- se presenta como una colección o conjunto organizado y constante de síntomas, conocido como sindrome; 5.- por lo general posee curso y pronóstico predecibles; y 6.- responde a tratamientos biológicos específicos en combinación con tratamientos psicológicos que en ocasiones pueden contribuir a configurar un pronóstico mas favorable.

Pero en este artículo lo que interesa es dar un giro de 180 grados tanto al contenido como a la tendencia del sistema DSM para crear cada vez más enfermedades mentales, y pasar a hablar sobre la potenciación volitiva de todo aquello que nos pueda aproximar cada vez más a esa tan elusiva y rara “normalidad.” Por lo tanto, y exceptuando la influencia de las graves enfermedades psiquiátricas que son de competencia médica, marchemos paso a paso por los tres apartados básicos de la National Association for Mental Health que definen las bases operativas constituyentes de una persona madura y normal.

Lo primero que distingue a una persona normal es que miremos por donde miremos, se siente a gusto y confortable consigo misma. No se derrumba ni queda desarmada ante los efectos de sus propias emociones, como pueden ser el miedo, la ira, el amor, la envidia, la culpa, el estrés, o las preocupaciones. Son individuos capaces de sobrellevar y colocar en su debido contexto y perspectiva los desengaños de la vida con cierta facilidad. Son tolerantes y compasivos consigo mismos, no se toman demasiado en serio, y a menudo tratan y pueden reirse de si mismos. Raras veces infravaloran o sobrevaloran sus actividades. Poseen autorrespeto y son capaces de definir y aceptar sus defectos y limitaciones con madurez y responsabilidad. Demuestran confianza en ellos mismos y se sienten plenamente capaces de afrontar y adaptarse a las situaciones que encuentran en la vida. Saben descansar y encuentran bienestar en los placeres sencillos de cada día. Por ultimo, no tienen nada que demostrar a nadie, y poseen un corazón tranquilo y en paz.

Lo segundo que percibimos en una persona normal es que siempre respeta y tiende a pensar bien y/o positivamente sobre los demás. Es una personas capaz de amar y respetar los intereses de los demás y cultivar relaciones personales solidas, reales, duraderas, y mutuamente gratificantes. Suele dar por supuesto o por entendido que encontrará personas agradables de las que poder fiarse, y cree que gustará, que será agradable a los demas, y que despertará un mutuo sentimiento de respeto y confianza. Además, no impone su manera de ser, y por lo tanto valora y respeta todas las diferencias que encuentra en los demás. Debido a su alto componente de autoestima, no atropella a nadie ni tampoco permite ser atropellada. Se adapta bien a las circunstancias e inmediatamente se siente parte de un grupo determinado. Siente un sentido de responsablidad hacia ella misma, sus familiares, los amigos, los conocidos, y los compañeros de profesión. Finalmente, no es una persona dominantes, ni tampoco intenta controlar a los demás.

El tercer grupo de distinciones que sirven para definir a la persona madura y normal es que invariablemente es capaz de permanecer dentro de la realidad sin necesidad de escapar. Por lo tanto este tipo de individuo afronta la realidad así como las exigencias de la vida real sin emplear diversos mecanismos evasivos de distorsion, autoengaño, y defensa. Por todo esto es una persona proactiva que no permanece inactiva frente a los problemas que se le presentan. No huye de las responsabilidades, sino que las acepta con facilidad y gusto. Siempre que es posible, influye de manera positiva en su medio ambiente, adaptandose a él cuando es necesario. Planifica con tiempo sus actividades, no procrastina, y no teme a lo que le depara el futuro. Acepta las nuevas experiencias e ideas a modo de una oportunidad para poner a prueba su formación así como sus capacidades naturales. Es capaz de proponerse metas coherentes, modulares, y reales para sí mismo. Posee independencia intelectual y emocional, y por lo tanto es capaz tanto de pensar sobre sí mismo con cierta claridad, así como de escuchar los dictamenes de su propio corazón y tomar sus propias decisiones al respecto. Por último, sabe poner el máximo empeño en lo que hace, y lo hace con alegría y pasión.

Si bien resulta virtualmente imposible que una persona determinada pueda cumplir al cien por cien con toda esta serie de "normas de normalidad," sí nos indican una dirección y un sentido alternativo y conveniente en el cuál definitivamente deberiamos intentar configurar nuestra persona. En terminos generales, y en base a todo lo anterior, la persona madura y normal se siente confortable con ella misma, posee auto y hetero respeto, vive dentro de la realidad, y acepta plena responsabilidad por sus decisiones, acciones, y comportamientos. En consecuencia, es una persona que no busca excusas ni culpa a otros por sus acciones, y no se siente amenazada, intimidada, o victimizada por nadie. Finalmente, y quizá lo mas importante de todo, este tipo de persona no admite ni permite ser controlada, manipulada, difamada, calumniada, y/o chantajeada por nadie … sea quien sea.
 

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