Del Pícaro al Vivo

Guillermo Laich
15/05/2013 23:23

"Merece la pena invertir en integridad y honestidad."
 

El término "integridad" significa completud, pureza, ausencia de fisuras, sin doble sentido, sin doble cara, y sin la presencia de una actitud picaresca de carácter falsa y ventajista. Significa que uno es quien dice que es y que hace o que dice que hace. Para una persona integra, un apretón de manos tiene el mismo valor moral y legal que un contrato. La persona integra es estable y predecible.

El termino "honradez" hace referencia a una virtud o cualidad moral, centrada en el respeto a la verdad y a los bienes ajenos. En términos concretos, consiste en la manera de obrar de quien no miente, no calumnia, no abusa de la confianza ajena, no defrauda, no roba, no destruye lo que es de otro, y no recurre al engaño para ganarse la vida. La persona honrada también es estable y predecible.

Sin duda alguna la honestidad es un valor muy importante que debería ser parte de nuestras vidas. Un valor sobre el cual hemos recibido mucha información y formación desde pequeños. Pero si todos practicáramos la integridad, nuestras vidas serían más fáciles y sencillas. Ser íntegro es actuar de acuerdo a nuestros valores en todo momento, sin importar el lugar, la hora o la compañía que tengamos. No se trata de si nos están viendo, si alguien se puede enterar o si voy a obtener una recompensa por mis acciones. Se trata de tener la disciplina, el coraje y la fuerza de voluntad para ser siempre el mismo, y donde el policía que nos vigila está en nuestro interior, no en el exterior. Ser íntegro es ser completo, actuar desde nuestro centro, y que todas nuestras piezas estén en su lugar.

Desde tiempo inmemorial el ser humano ha estado fascinado por otros seres humanos, especialmente cuando estos han actuado de una manera extraña, impredecible, y sin sentido. Pero paradójicamente, lo raro e impredecible en las acciones de otro ser humano siempre ha resultado ser, a la vez, tan molesto, desagradable, y desconcertante como los cambios impredecibles del clima, y en ocasiones, tanto o más peligroso.

Si bien la sociedad humana necesita cierta estabilidad en sus miembros para prosperar, la naturaleza humana individual tiende a sentirse molesta, a la vez que disfruta de lo raro e inestable. Curiosos gustos tienen los seres humanos.

Nuestros antepasados eran hábiles depredadores que vivían en pequeñas tribus migratorias donde las relaciones entre sus miembros se basaban en un alto grado de colaboración e interdependencia. En aquellos tiempos, la supervivencia de la tribu dependía del sentido implícito en el famoso lema de los tres mosqueteros: "Todos para uno y uno para todos."

Este lema, que también se conoce como el Lema Nacional de Suiza, representa la necesidad de los elevados grados de amistad, compañerismo, integridad, y honestidad que deben existir en la formación moral y profesional de cada uno de los miembros que constituyen un grupo, una ciudad, o un país. Todo ello para que la enorme complejidad de las múltiples interrelaciones que configuran el sistema humano implicado funcionen de manera predecible, integrada, y bien. La historia del ser humano ha demostrado que solo de esta manera, y en consecuencia, es posible evolucionar favorablemente hacia la prosperidad individual y global.

Debido al requerimiento de tan alto nivel de cohesión grupal, cuándo uno de los miembros de la tribu se encontraba deprimido, ansioso, temeroso, fóbico, maniaco, descontrolado, oía voces, o se comportaba de una manera rara y extraña, toda la tribu sufría sus efectos. Tanto lo bueno como lo malo se contagiaba y se difundía entre sus miembros.

En aquellas épocas el chaman, o líder espiritual de la tribu, era el encargado de diagnosticar y tratar tales anomalías de acuerdo con el sistema de creencias mágico-religiosas de la tribu. A partir de ahí, indicaba los antídotos para que el individuo y la tribu recuperen su funcionamiento normal a la mayor brevedad posible.

Miles de años después, la función del chaman se fue transformando hasta convertirse en la del actual médico, cuya formación e investigación científica le permitió clasificar los signos y síntomas en categorías bien definidas. De esta manera, la capacidad para definir una alteración física o psíquica, era más que suficiente motivo para reducir la incertidumbre y el temor.

Sea una alteración moral, o  una alteración física, la finalidad de este artículo consiste en proporcionar una visión objetiva sobre el comportamiento de esos individuos que vergonzosamente, incluso hoy en día, se alejan de los parámetros delimitados por la normalidad y hacen de la falsedad y la incertidumbre que conlleva la picaresca española y la viveza criolla una filosofía de vida. Ya sabemos que lo exterior siempre es fruto de lo interior, y no se puede dar lo que no se vive por dentro.

En ambos casos, picardía y viveza, el original y honorable lema de los tres mosqueteros, del escritor francés Alexandre Dumas (1802-1870), que hemos mencionado con anterioridad, se transforma en: "Uno contra todos y todos contra uno." No invertir en integridad y honestidad significa estar a la deriva, y como es mucho más fácil perder valores que lograrlos, la tendencia es a invertir en la deshonestidad y la trampa. 

En tales condiciones la desconfianza, la falta de predictibilidad, y el libertinaje - donde "nadie se fía de nadie" - conducen a una especie de "sálvese quien pueda," donde surgen personas egoístas y narcisista centradas pura y exclusivamente sobre si mismas, sus intereses, y su supervivencia. Paralelamente también surge un decadente capitalismo en cuya base operativa se encuentra un amiguismo subjetivo en vez de una valoración objetiva de la formación y la competencia profesional.

Desde las tribus humanas más primitivas, pasando por últimos miles de años de historia, todo ha continuado hasta el día de hoy. Pero, con vuestro permiso, considero mejor retroceder en el tiempo aproximadamente unos 500 años con el fin de dejar en claro cual es el verdadero cuadro de la situación de los picaros y los vivos. Comencemos con la novela picaresca.

La novela picaresca se desarrolló a lo largo de dos siglos y relata, generalmente en primera persona, las desventuras y peripecias de un pícaro. Corresponde a un género literario que solía estar escrito en prosa, o sea  una forma de expresión del lenguaje oral o  escrito que no está sujeta a rima o medida. Este tipo de novela surgió a lo largo de los años de transición que transcurrieron entre el Renacimiento y el Barroco, periodo que se conoce como el "Siglo de Oro" o la "Edad de Oro" de las letras españolas.

Para ubicarnos con mayor precisión dentro de los tiempos históricos, el "Renacimiento" fue el nombre dado a un amplio movimiento cultural que se produjo en Europa en los siglos XV y XVI; mientras que el "Barroco" se produjo a lo largo del siglo XVII y principios del XVIII. La prolongación del Barroco fue relativamente mayor o menor dependiendo de cada país.

Por lo tanto, se considera como el "Siglo de Oro" al período de tiempo que se extiende desde la aparición de las obras de Garcilaso de la Vega en el año 1536, hasta la muerte de Félix Calderón de la Barca en el año 1680. Este periodo de tiempo que abarca 144 años, y se extiende a lo largo de los siglos XVI al XVII, se ubica específicamente entre el final del Renacimiento y el comienzo del Barroco. Fue ahí, en ese preciso periodo de tiempo, cuando crearon sus obras los grandes literatos españoles.

La historia cuenta que hasta la llegada de la segunda mitad del siglo XVI los personajes predilectos de la literatura española habían sido los grandes héroes medievales, o los héroes reales, que en semejanza a auténticos superhombres realizaban grandes, increíbles, e impresionantes hazañas.

En distintas ocasiones esas figuras literarias han sido personajes divertidos, pero con serios trastornos psiquiátricos, como por ejemplo el ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Esta publicación representó la primera novela moderna así como la obra inmortal de Don Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616), que configuro el acervo literario de la lengua española.

El personaje de Don Quijote representa algunos rasgos clínicos de una esquizofrenia en grado avanzado. Esta, en su momento, fue denominada "parafrenia fantástica" por el psiquiatra alemán Emil Kraepelin (1856-1926), y "fantasiofrenia" por el psiquiatra alemán, Karl Kleist (1879-1960). Consiste en un cuadro psicótico fuera de contacto con la realidad que cursa con falsos reconocimientos, errores inferenciales, razonamientos absurdos, delirios de grandeza, alucinaciones preceptúales, y otros trastornos del pensamiento.

No obstante, y entrando en la segunda mitad del siglo XVI, la literatura española da una especie de giro espontáneo en sentido opuesto, en el cual en diversas obras literarias comienza a hacer su aparición un personaje muy curioso y totalmente distinto a los anteriores. Un personaje que representa todo lo opuesto a los magníficos, excelentes, honorables, ... y locos ... héroes anteriores.

Me estoy refiriendo a un personaje malicioso, aprovechado, e impresentable, que reúne todas las características de un antihéroe. Una especie de despojo humano barriobajero, astuto, y muy peculiar que representaba el lado oscuro, decadente, degenerado, y desvirtuado de lo que los anteriores héroes representaban en la persona humana.

Ese personaje es conocido con el mismo término que nace con él, y que luego se fue extendiendo a los distintos países de habla hispana en el continente americano, donde tanto daño ha hecho. Un personaje que no respetaba las leyes ni las normas sociales, y por lo tanto, vivía del engaño, del robo, y de la estafa. Ese personaje, armado de una viveza ventajista excepcional, era el pícaro.

De esta manera, la novela picaresca surgió como una parodia, o bien como un antinovela, en respuesta, o en rebeldía, a esos previos y altamente distorsionados conceptos literarios relacionados con la excesiva elevación e idealización del ser humano. Es así como el pícaro, en su intento de mejorar su comportamiento y baja condición social, tiende a fracasar una y otra vez, para retornar, de manera reiterativa, a lo que en realidad es.

Pero el pícaro, en realidad, representa el punto de vista de un crudo realista, que ve la vida fríamente, sin romanticismo ni exaltación gloriosa. Como no cree en las leyes, ni en los valores, ni las figuras de la sociedad en que vive, su filosofía picaresca se reduce a vivir la vida como un vividor a modo de un parásito social. Su esfuerzo consiste en sobrevivir día a día, sin más ambición que continuar siendo un hipócrita y creyendo que nada es lo que aparenta, ni nadie vale lo que dice que vale.

Si nos remontamos hacia atrás en el tiempo, vemos que la base de la palabra "picardía" no es ni geográfica ni histórica. De hecho la palabra aparece por primera vez en el año 1248, derivada de la palabra "picard" que significaba, "picador." Otros creen que proviene del italiano ya que existían muy buenas relaciones entre Italia y España durante el periodo del Renacimiento, y que "pícaro" nos llega al español proveniente del término "piccolo," que significa pequeño.

Y con esta última procedencia nos quedamos ya que el pícaro es un hombre superficial, sin grandeza o relevancia alguna, amoral y sin virtud, y que no sabe o no quiere distinguir entre lo bueno y lo malo. Su postura moral se coloca en el lado negativo de la fina línea que separa lo lícito de lo ilícito. Es ahí donde prospera el pícaro.

El pícaro, como parásito social que es, vive a expensas de sus congéneres. El termino "parasitismo," a su vez, define a un ser que no solo vive a expensas de otros, sino que además los perjudica, creando así un estado anormal o patológico denominado "parasitosis." Además, regula el valor de todos los demás hacia su baja posición, adoptando la perspectiva del igualitarismo, donde nadie merece ser más que nadie. No respeta autoridad alguna y se burla de quienes las poseen.

Mucho antes de que el pícaro surja en la novela picaresca el personaje estaba fielmente establecido en la vida española. Por lo tanto, podemos afirmar que todo lo que sucedía en la novela picaresca, tenía su origen en la vida real. ¿Por que sucedió esto?

A lo largo de su historia, España fue un país de grandes riquezas en las clases acomodadas, así como de una extrema y triste pobreza en las clases bajas. Esa miseria de carácter continuo en las clases bajas con el tiempo se acentúa y se hace mas visible en el siglo XVI.

Una de las principales causas de la miseria era el crecimiento de las clases parásitas e improductivas de la sociedad española. Por tales clases también me refiero a aquellos jóvenes carentes de escolarización, estudiantes sin motivación ni vocación, gente desorganizada y vaga, que vivían de la mendicidad, del azar, de la aventura, y del vagabundeo. Además, podemos incluir en este grupo de improductivos, aunque no pícaros, a los nobles, los militares, y religiosos, todos ellos parásitos sociales. Como decimos, en España y en el resto del mundo: "Trabajaban cuatro y tenían que vivir todos."

Pero en su gran mayoría, las clases parásitas consistían en mendigos, vagabundos, ladrones, y bandoleros, y sobre todo pícaros que se ganaban la vida aprovechándose de la nobleza y las debilidades de los demás. Todos ellos fueron quienes dieron origen al género típicamente español de la literatura picaresca.

El pícaro es un ser que vive de una manera precaria y sin posibilidad de cambiar su status social, y que en consecuencia se resigna socialmente y recurre a la siniestralidad para sobrevivir. Pero aun así, el pícaro vive no tanto del delito propiamente dicho, si no del engaño y/o la burla, que al fin es una forma ingeniosa de engañar. Esa forma de deshonestidad y siniestralidad pacífica y sin violencia es uno de sus rasgos fundamentales.

Además de todo lo anterior, el pícaro demuestra una perversa hostilidad hacia el esfuerzo legítimo y el trabajo honesto. Es un vago que no trabaja, ni quiere hacerlo porque no le merece la pena, y que mediante hábiles manipulaciones y chantajes de todo tipo pretende que los demás trabajen para el. El pícaro se considera a sí mismo un ser superior que esta exento de obligaciones sociales, y como no tiene rentas, ni prebendas, ni manera de vivir sin trabajar, vive de la miseria, de la credulidad, de la ingenuidad, o de la confianza de los demás.

Como si todo lo anterior fuese poco, el pícaro posee incluso otro rasgo negativo que lo caracteriza, el de carecer de motivaciones y/o pasiones de ningún tipo. No odia, ni ama, ni se apasiona por nada ni nadie, y por lo tanto nunca existe una verdadera profesión vocacional y/o una pareja sentimental unida a la persona de un pícaro.

Su deseo es vivir en esa mal improvisada "real gana," informal, de hacer en todo momento "lo que le place" o "lo que se le antoja," todo ello alegremente y sin dar cuentas a nadie. El pícaro "va por libre" y no ve en la vida más que algo pasajero, algo que no vale la pena tomar en serio.

En psicología, cuando se comete el mismo error más de dos veces, es porque no hemos sido capaces de aprender, y porque preferimos continuar con nuestra conducta fácil. De ahí que nuestro segundo error, en realidad no es un error, sino una elección. Esa es la elección que hace el pícaro para no tener que aprender de sus errores, para no cambiar su comportamiento, y para permanecer como tal.

La identidad del pícaro está dada por sus conductas, o sea, por lo que hace. De ahí que la conducta picaresca sea consecuencia de un proceso de aprendizaje social. Lo qué el pícaro hace puede ser una repetición de lo que ha hecho el día, la semana, el mes, o el año anterior. Este proceso recibe la denominación de "hábito." De esta manera se producen comportamientos adquiridos que se perpetúan en el tiempo, simplemente porque al pícaro le funcionan para sobrevivir.

Podemos disfrutar de una fiel y autocrítica representación de la picardía en el excelente film español: "Los Tramposos" del año 1959, así como en la serie televisiva de RTVE: "El Pícaro" del año 1974. Esta ultima, ambientada en el siglo XVII, fue escrita, dirigida, y protagonizada por el actor Fernando Fernán Gómez.

Con el paso del tiempo el personaje del pícaro llego a America del Sur donde especialmente en la Argentina se trasformo en el "vivo." El vivo es aquel que ejerce la viveza criolla, o sea una versión porteña de la original picardía española, combinada con algunos rasgos provenientes de la baja Italia. Cuando nos referimos a la "viveza criolla" nos estamos refiriendo a la cultura del engaño, así como a las acciones del típico "vivo," que utiliza la astucia para aprovecharse de alguien o algo buscando una ventaja o algún beneficio propio.

Pero si bien "pícaro" y "vivo" son dos términos que poseen significados parecidos, no obstante existe una diferencia que debo puntualizar: donde el pícaro teme no ser considerado el más listo, el vivo teme ser considerado el más tonto. Es interesante notar que ambos estafadores harán lo que sea necesario con tal de compensar sus respectivos temores y deficiencias.

Otra diferencia radica en que ser un "pícaro" en la Argentina, tiene una connotación mucho mas suave que la que se le da en España; mientras que en España, ser un "vivo" tiene una connotación bastante mas suave que la que se le da en la Argentina.

El personaje del típico "vivo" porteño en la Argentina está fielmente representado por los dos personajes principales de la película Argentina policial "Nueve Reinas," dirigida por Fabián Bielinsky (2001).

Nueve Reinas relata la historia de dos vivos o estafadores porteños que se conocen por casualidad y deciden unir sus fuerzas para trabajar juntos, pero en un momento dado, el film da un giro donde el estafador que creía ser el mas listo, termina siendo estafado por el otro que no parecía ser tan listo, pero que en realidad era el mas vivo y sutil estafador de los dos. "A vivo, vivo y medio," dice el dicho.

Los dos protagonistas, representan con un alto grado de fidelidad, las personalidades de dos hábiles y curtidos estafadores o "vivos" con "mucha calle," que conocen y ejercen muchas de las artimañas sociales de la idiosincrasia porteña que juega con la confianza, la ingenuidad, la paciencia, y la honestidad de la gente. El film, en sí, representa una excelente perspectiva sobre lo que en realidad se entiende por la "viveza criolla," arquetípica de una muy pequeña minoría de los argentinos, pero que tan mala fama ha creado en el mundo.

Con respecto a lo anterior, y citando las palabras textuales de algunos críticos cinematográficos argentinos: "Para la Argentina, la película Nueve Reinas es una vergonzosa, pero real carta de presentación, donde el vivo y su viveza criolla representan una moneda corriente entre nosotros, y a la que por desgracia estamos demasiado acostumbrados." Lo ideal sería que esa falsa moneda, también se devaluase ... y en lo posible, que desaparezca por completo.

Sin embargo, nadie hasta el año 2001 había poseído la suficiente madurez y honestidad como para atreverse a manifestar semejante grado de autocrítica, llevando a la gran pantalla todas las acciones picarescas en las cuales, los dos personajes principales se enzarzan en una lastimosa y continua competencia para determinar cuál de los dos es el más "pícaro" o "vivo."

El temperamento, el carácter, y la personalidad ejercen una enorme influencia sobre el destino de un ser humano. De ahí que los destinos humanos estén escritos en las personalidades, más que en las estrellas. Para ser mas precisos, por "personalidad" se entiende el conjunto de rasgos que surgen desde las fuentes genéticas, entendidas como temperamento, y desde las fuentes adquiridas durante el desarrollo, entendidas como carácter.

Tanto el pícaro, como el vivo, nacen con una predisposición genética hacia un patrón general de personalidad basado en la picardía, la viveza, y la estafa en general. Predisposición que las condiciones, influencias, y presiones del medio ambiente acaban por determinar. De ahí se deriva la existencia de ciertos medios que actúan como prósperos caldos de cultivo donde los vivos tipo "Nueve Reinas" consiguen operar en las más optimas condiciones imaginables de eficacia e impunidad.

En la actualidad, no cabe duda que la gran mayoría de los Argentinos no piensan así, y que además, están muy cansados de la viveza criolla ya que los perjudica en todos los sentidos imaginables.

Finalmente, debemos recordar que todo este flujo histórico, sirvió para trasladar y transformar la original picardía española en la actual viveza criolla, teniendo en cuenta que el origen de esa forma de entender la vida, comenzó en el seno de las clases más bajas y pobres de la sociedad española, así como en las más distinguidas y celebres obras literarias, también españolas, de los siglos XVI y XVII.

 

 


 

Comentarios:

08/08/2013 09:26 | Nombre: MIRIAM
DR LAICH: SU APELLLIDO PROVIENE DE LA PALABRA LUZ EN ALEMÁN? Y ES ASÍ COMO HE LEIDO TU ARTÍCULO, CON LA LUZ DE ILUMINARME PENSANDO QUE NO SOY LA ÚNICA QUE PIENSA QUE LA REALIDAD TIENE UN VOCABULARIO CLARO, Y DIRECTO. GRACIAS Y FELICITACIONES. MIRIAM

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