Atrapado en el Espejo

Guillermo Laich
12/08/2013 05:19

Son fáciles de detectar e incluso puede haber uno en su familia. Siempre van sobrados y están más allá de todo y todos. Están llenos de grandiosidad y superioridad. Dirigen sus afectos hacia ellos mismos, y debido a su egoísmo impenitente carecen de empatía hacia los demás, cosa que los transforma en personas totalmente ajenas a los sentimientos de los otros. Dan la impresión de que el mundo entero gira a su alrededor y que todo el mundo los tienen que adorar.

Son seductores y se aman a si mismos, los más vanidosos y grandiosos, los más admirados y ligones, los más soberbios y altaneros, los más arrogantes y pretenciosos, y los más manipuladores y explotadores.

Les cuesta establecer relaciones de pareja estables porque exigen que sus parejas sean tan perfectas como ellos mismos. Representan el estándar de excelencia y menos que eso no les vale. Ante un espejo suelen quedar atrapados en el reflejo de su propia imagen, como si del propio Narciso de la mitología griega se tratase.

Pero existe un lado más oscuro en la personalidad de estos individuos. Son personas solitarias, envidiosas, inseguras, acomplejadas, egoístas, y con crisis de identidad. En contraste con su imagen de grandiosidad, también son las personas que más proximidad, cariño, validación, comprensión, y aprobación necesitan.

Lo grandioso o la grandiosidad, tanto en la fantasía como en el comportamiento, corresponde a una exagerada convicción de ser una persona muy especial e importante. El individuo grandioso mantiene una imagen falsa de sí mismo y pretende que los demás le reconozcan meritos que jamás logró. Ve a los demás como objetos que pueden ser manipulados y utilizados.

Todos ellos ignoran las reglas, y consideran que solo se aplican para los demás. Se sienten insultados cuando no son tratados como reyes. Su filosofía de vida es el pragmatismo, o sea el criterio de utilidad respecto al projimo. Para una persona pragmática, la verdad y la bondad son medidas empleadas de acuerdo con el éxito que se obtenga de ellas en la utilidad práctica.

Según el DSM 5, los rasgos anteriores constituyen un Trastorno de Personalidad Narcisista. Esta denominación proviene de Narciso, un personaje de la mitología griega que se enamoro de su propia imagen reflejada en el agua.

Narciso era un joven hermoso del cual se enamoraban todas las mujeres, pero él las rechazaba sistemáticamente. Era tan engreído, arrogante, y altanero, que ignoraba los encantos de los demás. El vidente Tiresias predijo que Narciso viviría muchos años, siempre y cuando no se viese a sí mismo.

Entre las jóvenes despechadas estaba la joven ninfa Eco, quien había disgustado a Hera (esposa de Zeus), y por ello ésta la había condenado a repetir las últimas palabras  a modo de un eco - de todo aquello que se le dijera. Pero un día, cuando él estaba caminando por el bosque, logro acercarse. Cuando él preguntó: ¿Hay alguien aquí?, Eco respondió: Aquí, aquí. Incapaz de verla oculta entre los árboles, Narciso le gritó: Ven. Después de responder: Ven, ven, Eco salió de entre los árboles con los brazos abiertos. Pero Narciso cruelmente se negó a aceptar su amor, por lo qué la ninfa, desolada y despechada, se ocultó en una cueva y allí se consumió hasta que sólo quedó su voz.

Para castigar a Narciso, Némesis (la diosa de la venganza), hizo que se cumpliese la predicción de Tiresias y se enamorara de su propia imagen reflejada en una fuente.

El deseo se cumplió cuando un día Narciso descansaba junto a un lago cuya superficie reflejaba su propia imagen. Narciso se acercó al agua y se enamoró de lo que veía. Se enamoro tanto que dejó de comer y dormir por el sufrimiento de no poder conseguir o conquistar a su nuevo amor, ya que cuando se acercaba a la imagen, esta se desvanecía. Obsesionado con la conquista de sí mismo, Narciso perdió la cabeza y enloqueció hasta tal punto que la propia Eco entristeció al imitar sus lamentos.

Narciso murió con el corazón roto, e incluso después de su muerte siguió hechizado por su propia imagen. En consecuencia aún hoy conservamos el término narcisismo para definir la excesiva y patológica consideración de uno mismo.

La personalidad narcisista se caracteriza por poseer una estructura frágil, rígida, y defensiva que parapeta la angustia de enfrentarse a una realidad personal basada en la insuficiencia. También se refiere a las personas que establecen modos de convivencia y cooperación desiguales, basadas en favorecer los propios intereses mediante la explotación de otros.

Un trastorno es una enfermedad o alteración psiquiátrica cuyas manifestaciones se caracterizan por cambios psicológicos y conductuales, que se evalúan según su grado de desviación respecto a la norma. La personalidad designa el conjunto de respuestas conductuales características de un individuo.

El diagnostico de un Trastorno de Personalidad Narcisista se efectúa cuando la conducta del individuo se desvía del intervalo normal que se observa en la mayoría de las personas. La anormalidad del narcisista refleja su incapacidad para enfrentarse al medio de una manera flexible y personalmente satisfactoria. La desviación de la norma se caracteriza por poseer las tres P´s:

1.- Patología, o anormalidad en la experiencia interna y el comportamiento.

2.- Presencia, o que se presenta en múltiples contextos personales y sociales.

3.- Persistencia, o su ausencia de flexibilidad adaptativa, cosa que se presenta desde la infancia o adolescencia y permanece durante un mínimo de cinco años.

Un individuo padece un Trastorno de Personalidad Narcisista cuando presenta un patrón adaptativo sumamente rígido que no se amolda a las exigencias de la vida corriente. Estos individuos pretenden que el mundo se adapte a ellos y no ellos al mundo. El patrón se manifiesta de la siguiente forma:

1.- Como uno se percibe a si mismo y a los demás.

2.- Como uno responde emocionalmente.

3.- Como uno interacciona con los demás.

4.- Como uno controla sus impulsos.

El patrón adaptativo es tan rígido que el individuo es incapaz de ajustar su comportamiento a las necesidades de una particular situación, actividad, o relación. Además, se presenta siendo adolescente o un joven adulto, y persiste de manera estable con el tiempo. Todo ello determina un malestar que limita el éxito académico, laboral, y social.

El narcisismo se presenta en un espectro de intensidad que consta de tres niveles: 1.- leve o adaptativo; 2.- moderado o medianamente adaptativo; y 3.- grave o desadaptativo. Se estima que menos del uno por cien de la población padece un Trastorno de Personalidad Narcisista grave en el cual se manifiesten todos los elementos de grandiosidad.

Aunque la prevalencia de este trastorno de personalidad en la población general es del 1 por cien, en la población clínica varía entre el 2 y el 16 por ciento, donde curiosamente entre el 50 y el 75 por ciento de los pacientes pertenecen al sexo masculino. El trastorno se puede superponer a otros trastornos de personalidad tipo antisocial, borderline, o histriónico. Algunos pacientes reciben más de un diagnostico, pero en los casos puros la excesiva grandiosidad es una característica clave.

En realidad los narcisistas están intentando enmascarar una baja autoestima y un profundo complejo de inferioridad. Son individuos con un trasfondo hipersensible, vulnerable, y frágil en el cual cualquier percepción de critica, duda, antagonismo, rechazo, insulto, o desprecio hacia su persona en vez de producir una reacción de superación, causa desesperación y dolor emocional. Esto, a su vez, se traducirá en amenazas, insultos, ataques de ira, y cuadros depresivos. Además, poseen vulnerabilidades que conducen a trastornos de consumo de sustancias y su correspondiente adicción, especialmente a los psicotropos y el alcohol.

El individuo narcisista carece de recursos adultos ante la vida y utiliza mecanismos de defensa primitivos como la distorsión, la proyección, y la negación. Estas tres defensas se presentan típicamente en los niños, pero también en adultos inmaduros o los que presentan rasgos patológicos o serios trastornos mentales. Mientras que la proyección se clasifica como una defensa inmadura, la distorsión y la negación son clasificadas como defensas psicóticas.

La distorsión se utiliza para mantener los pensamientos y sentimientos de superioridad. Para conseguirlo se altera la realidad adaptándola a las necesidades internas. Aparece cuando el individuo intenta reorganizar la realidad externa, en la cual vive, para poderla incorporar a su distorsionada realidad interna, en donde podemos incluir creencias megalómanas, alucinaciones, e ideas delirantes.

La proyección implica que los impulsos propios de caracter inaceptables son percibidos como si fueran ajenos al propio individuo. Se presenta cuando el individuo percibe sus acciones o sus impulsos internos como algo inaceptable para su conciencia. En consecuencia sus ideas modifican el hecho real para recriminar y atribuir a otros sus propias malas conductas o deseos. 

La negación elimina la realidad externa y permite que algunos aspectos dolorosos y ansiogénicos disminuyan, negando hechos reales y protegiendo los afectos. Un ejemplo sería no reconocer que una conducta inadecuada y/o inaceptable fue llevada a cabo, e inclusive considerar que ni siquiera sucedió.

Las dudas arrojadas sobre las alegaciones de grandiosidad de un narcisista ponen en tela de juicio todos esos valores especiales que el narcisista se está intentando convencer a sí mismo que posee, pero que en realidad no posee. La dolorosa e inaceptable realidad de tener que asumir ser una persona mediocre, débil, deficiente, y posiblemente inútil. En consecuencia se tornan furiosos y racionalizadores ya que la obsesión del narcisista consiste en el miedo a la desintegración de la falsa idealización que tienen de sí mismos.

Además, los sentimientos crónicos de aburrimiento, hastío, e inquietud que experimentan cuando no consiguen brillar ni ser admirados representan la antesala del vacío interno que experimentan. 

Como los narcisistas se consideran personas muy especiales, la nemotécnica: ESPEECIAL, sirve para recordar los nueve ítems clínicos del DSM-5 que se utilizan para diagnosticar el Trastorno de Personalidad Narcisista (cinco o mas son requeridos para el diagnostico):

1.- Especial: vanidoso, el mas grande, y el mejor.

2.- Superior: falso sentimiento de la autoimportancia, exageración de logros y capacidades, y esperanza de un reconocimiento superior sin poseer los meritos correspondientes.

3.- Preocupación: fantasías de poder, éxito ilimitado, brillantez, belleza, o amores imaginarios.

4.- Envidia: hacia los demás, considerando que los demás lo envidian a el, y exigiendo una admiración excesiva a su autentica valía.

5.- Explotación: seductor, mentiroso, y hábil manipulador de los sentimientos y las emociones ajenas en su propio provecho.

6.- Carencia de Empatía: egoísta impenitente e incapaz de reconocer o identificarse con los sentimientos y las necesidades de los demás.

7.- Inadecuada Grandiosidad: desmesuradamente inflado sentido de la propia grandiosidad y capacidad.

8.- Arrogancia: manifestaciones de soberbia, altanería, y pretenciosidad.

9.- Locuacidad: alto poder de convocatoria y convicción.

Todos estos ítems apuntan hacia un fallo en el proceso de maduración mental de estos individuos que, además, se pueden subdividir en cuatro tipos básicos:

1.- Narcisista sin Escrúpulos: posee pocas prohibiciones morales internalizadas, y en consecuencia pueden ser crueles, despiadados, y explotadores.

2.- Narcisista Compensador: desarrolla una ilusión de superioridad pero esconde un profundo sentimiento de deficiencia, probablemente fruto de haber recibido una profunda e indeleble herida en su infancia y al igual que las personalidades evitativas, son extremadamente sensibles al juicio ajeno y a la desaprobación.

3.- Narcisista Apasionado: presenta rasgos histriónicos, y busca el hedonismo sexual seduciendo y tratando a sus semejantes como objetos con los que satisfacer sus propios deseos 

4.- Narcisista Elitista: cree formar parte de una raza a parte y estar hecho de una pasta superior, pero lo que teme realmente es asumir su propia mediocridad y por lo tanto busca desesperadamente la admiración y el reconocimiento de los demás.

Todo narcisista es vanidoso y arrogante por naturaleza, y en consecuencia cae mal a los demás. Aliena a sus familiares y amigos de tal manera que provoca un auto-aislamiento familiar y social que a su vez puede conducir a un cuadro depresivo.

La detección de un Trastorno de Personalidad Narcisista no es una tarea sencilla, no obstante a continuación se ofrecen unas simples pautas:

1.- Hay que prestar atención a sus enunciados identificatorios ya que en todo momento, y de manera explicita e implícita, nos estará diciendo: Soy especial y talentoso, mucho mejor que la mayoría de las personas, estoy lleno de frustración e ira, y por lo tanto me enfado y me deprimo cuando la gente no reconoce mis talentos.

2.- Hay que observar su comportamiento ya que típicamente estará basado en la altanería y la excesiva critica de los demás respecto a sus titulaciones académicas, credenciales profesionales, experiencia laboral, o logros extraordinarios. Puede comenzar dirigiéndose a nosotros mediante una andanada de quejas y criticas sumamente hirientes e iracundas referentes al trato irrespetuoso que ha recibido.

3.- Hay que efectuar un par de preguntas de testeo para valorar sus respuestas típicamente narcisistas: a.- ¿Siente frustración cuando las personas no llegan al nivel de calidad humana que usted exige? La respuesta será un constante y típico: Si; y b.- ¿Qué proyectos y ambiciones tiene previstos desarrollar en su futuro? La respuesta será excesiva, grandiosa, megalómana, irrealizable, y difícil de creer.

4.- Un narcisista tiene tendencia a la psicopatía, y por lo tanto tiende a manipular y a mentir. Si existen dudas sobre la veracidad de su dialogo hay que expresarlo de inmediato. Seguramente tendrá preparada una explicación que sonara falsa y rebuscada, y lo será. Sus deficientes escrúpulos y sentidos morales hacen que consideren viable todo aquello que les aporte alguna ventaja o beneficio. Contaran una mentira tras otra, elogiaran e encandilaran, y al llamarles la atención taparan sus mentiras con otras mentiras. Los demás son objetos de utilidad y no les importan lo más mínimo. Sus alabanzas siempre sirven exclusivamente a sus propósitos. Al detectar alguna manipulación o mentira se les debe decir que suena incoherente y que carece de sentido, y que por favor repita. A continuación, el narcisista hablará rápidamente adornando los detalles que considera importantes, pero su discurso siempre carecerá de sustancia.

Estos individuos poseen una neurotransmisión cerebral alterada mediante aumentos de acetilcolina y noradrenalina, y disminución de serotonina. Por lo tanto tendrán tendencia a padecer trastornos del estado del ánimo, de ansiedad, y de control de los impulsos. El tratamiento consistirá en regular y controlar todos esos síntomas clínicos. 

Para ello el trabajo psicoterapéutico debe apuntar hacia transformar la hipersensibilidad a la critica y el desprecio, así como los sentimientos de minusvalía y frustración personal, en adaptación y empatía hacia los demás. El proceso en general requiere un esquema intenso, y a lo largo de un periodo de años, en donde la hipersensibilidad al desprecio determina la puerta de entrada así como el punto principal del enfoque. El objetivo consiste en extinguir gradualmente la arrogancia, la pretenciosidad, la explotación, y el egoísmo. Para estas personas la vida es una especie de cabaret.

Para un narcisista los secretos más oscuros y dolorosos son sus propios secretos. Son personas que jamás son libres. Están constantemente limitados y atrapados por un campo gravitacional constituido por la adoración narcisista hacia su propia imagen, muy probablemente en algún espejo.
 

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