Su Actitud lo Delata

Guillermo Laich
24/04/2015 14:58

Nuestra actitud condiciona y determina el sentido y la dirección de nuestras acciones. Etimológicamente, la palabra actitud (postura) viene del italiano attitudine, y representa una deformación del termino latín aptitudine, acusativo de la palabra aptitudo, la misma que nos dio la palabra aptitud. Aptitud, por otra parte, significa predisposición, capacidad, facilidad, o talento natural para alguna cosa. Consiste en la capacidad congénita de una cierta modalidad de eficacia. Si bien los dos términos se asemejan entre sí, la actitud siempre vale mas que la aptitud.

Una actitud es un estado mental aprendido y más o menos estable que determina una predisposición o inclinación para accionar o reaccionar, consciente o inconscientemente y de una manera positiva, negativa, o neutra, hacia ciertos tipos de personas, objetos, condiciones, y situaciones. En psicología, la actitud de una persona constituye una serie de signos, síntomas, y criterios cuya interpretación y valoración permite predecir la conducta.

En consecuencia, las múltiples y variadas actitudes que se pueden adoptar representan lo que se conoce como variables intercurrentes que, si bien no son directamente observables, permanecen operativas y sujetas a inferencias observables. Estas variables siempre son independientes y se mezclan, se inmiscuyen, o se interponen de manera indirecta para alterar o modificar, de manera significativa o poco significativa, la relación de las variables señaladas en una determinada hipótesis.  

Mas específicamente, una actitud es una disposición o estado preparatorio de anticipación hacia alguien o algo que, como veremos mas adelante, se manifiesta en una de tres direcciones. Dicha disposición suele ser organizada por el acumulo total de experiencias previas – cognitivas (pensamientos y creencias), emocionales (sentimientos), y conductuales (acciones) que existen en la memoria del individuo. Esa misma disposición se refleja sobre sí misma, y ejerce una influencia de carácter directriz y dinámico en la respuesta cognitiva, emocional, y conductual en relación a todos los objetos o situaciones a las que se haya ligada.  

Ahora bien, si nos preguntamos: ¿que nos dice la actitud de una persona respecto a sus procesos psicológicos y comportamientos? La respuesta es: casi todo.

Por lo general, la actitud de un individuo anuncia claramente las líneas generales y especificas de su actual y futuro comportamiento. Y lo hace con mayor anterioridad y precisión que la manifestación verbal de sus opiniones o ideas. Desde la perspectiva analítica, la actitud de una persona representa un elemento que actua a modo de una matriz, patrón, o molde que impone su marca y configuración a los estados intelectuales, afectivos, y conductuales del individuo.

Tomemos, por ejemplo, la actitud hacia la autoridad de un hipotético y joven estudiante llamado Miguel.

Por autoridad entendemos el nivel de primacía que se reconoce en la influencia, por ejemplo la de una determinada persona sobre un colectivo. Pero la autoridad también es el prestigio bien ganado por una persona u organización gracias a su calidad o competencia.

La autoridad, por lo tanto, representa una forma de dominación ya que exige o solicita la obediencia de los demás. Según la definición de la 23ª edición del Diccionario de la Lengua Española, publicado en octubre de 2014, por autoridad se entiende potestad o facultad; poder que tiene una persona sobre otra que le está subordinada; y persona revestida de algún poder o mando.

Miguel comenta a sus compañeros que sus profesores son injustos y dictatoriales, y que no merecen su respeto, admiración, o confianza. No es de extrañar que se exprese de la misma forma ante la autoridad de sus propios padres.

Observando este proceso en mayor profundidad es fácil discernir que tanto la táctica (a corto plazo) como la estrategia (a largo plazo) utilizadas por Miguel consisten en implementar tres mecanismos psicológicos de defensa ante la amenaza que representa la autoridad de los demas: 1.- negación: niega el dolor emocional a tal punto que considera que no existe; 2.- excusas: no asume responsabilidad alguna y traslada la culpa de su dolor emocional a otras personas; y 3.- pretextos: pretende estar por encima de su dolor emocional hasta el punto de que no le molesta.

Está claro que Miguel vive escondido detrás de un grueso muro protector colmado de defensas psicológicas. Vive en una posicion conveniente desde la cual niega, desplaza, y distorsiona los meritos de cualquier persona que este en una posición de autoridad. Además, el dolor emocional que siente por su complejo de inútil, causa que subestime y descalifique el valor de tales personas hacia la baja, o sea hacia un punto por debajo del que se merecen. Miguel, intenta calificar y colocar a estas personas en un nivel de incompetencia irreal que no les corresponde.

Mirando este proceso incluso desde otra perspectiva, podemos apreciar que el concepto de actitud también suele utilizarse en contextos que distan mucho del puramente psicológico. Su empleo en tales contextos permite una comprensión mas profunda y precisa sobre su significado.

Por ejemplo, en una aeronave la actitud se refiere a la inclinación de esta con respecto a la línea del horizonte. La nave puede presentar una actitud positiva o negativa, sugiriendo que esta ascendiendo o descendiendo con respecto al horizonte, respectivamente. La tercera opción sería que no presentase ninguna de las dos actitudes y simplemente este volando a nivel con una actitud neutra. En tal caso su vuelo seria estable y sin variaciones en la altura.

El instrumento de vuelo que indica la orientación de la aeronave respecto al horizonte se conoce como horizonte artificial, y permite conocer rápidamente el ángulo de alabeo y cabeceo (roll and pitch en Ingles). Pero el horizonte artificial no indica si está ascendiendo, descendiendo, o volando nivelado, solo nos indica su posición con respecto al horizonte. Para ello se utiliza otro instrumento conocido con el nombre de variómetro o VSI (Vertical Speed Indicador), que indica la velocidad vertical.  

El concepto anterior, aplicado a la actitud o inclinación de una aeronave con respecto al horizonte, es perfectamente extrapolable al concepto de actitud o inclinación tal cual se utiliza en psicología. Una forma sencilla y practica para evaluar la actitud de una persona consiste en calibrar el sentido, la dirección, y la intensidad de la inclinación – sea esta positiva, negativa, o neutra – con la cual la persona percibe, considera, y decide enfrentarse a ciertos aspectos del mundo.

Aparte de los tres atributos relacionados con la inclinación recién mencionados, cada uno de ellos contiene tres atributos adicionales conocidos como: cognitivos, emocionales, y conductuales.

En primer lugar, los actos de aprender, pensar, percibir, y percatar son actos cognitivos y tienen en común ser muy distintos a los sentimientos y la voluntad. Los atributos cognitivos de la actitud conciernen el procesamiento de pensamientos e imágenes de forma consciente, donde el elemento esencial es el hecho de conocer. Estos atributos se refieren a procesos que el sujeto asocia al objeto de su actitud, donde por extensión, el termino: reconocer, significa conocer nuevamente.  

Miguel cree que toda persona que represente la autoridad es incompetente, engreído, dictatorial, etc., etc., ... la lista es larga, y que además debe ser despreciada y colocada en su debido lugar.

Ahora bien, todos los adjetivos anteriores representan una serie de terminos ofensivos que en realidad definen el núcleo existencial lleno de ira, complejos, envidias, y sentimientos de incompetencia que yace en el propio interior de Miguel. Sus pensamientos y sentimientos, así como su peculiar sistema de creencias son, en gran medida, fácilmente predecibles observando los grados de intensidad, duración, e inclinación que manifiesta su actitud. Tal actitud delata, con claridad, la autentica intenciónalidad detras de sus pensamientos.

En segundo lugar, los atributos emocionales conciernen una serie de reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación del individuo a ciertos estímulos cuando este percibe un objeto, persona, lugar, suceso, o recuerdo de importancia. Estos atributos sirven para establecer la posición o texto individual con respecto al entorno o contexto ambiental en el cual vive. En tal caso esos atributos inclinan o impulsan positivamente hacia determinadas personas, objetos, acciones, e ideas; nos alejan negativamente de otros; y en ocasiones nos mantienen en una actitud neutra. En esencia, el atributo emocional representa aquellos sentimientos – agradables, desagradables, y neutros - que se producen en la persona cuando tal actitud es activada por un determinado recuerdo asociado a un estimulo especifico.

En base a la procedencia de tales atributos podemos predecir que Miguel, en presencia de figuras de autoridad, puede sentirse insignificante, acomplejado, enfadado, iracundo, rebelde, agresivo, y hostil. Tal cual sucedió en el caso anterior, referente al atributo cognitivo, podemos predecir los sentimientos negativos y agresivos de Miguel en base a la intensidad, duración, y grado de inclinación de su actitud. Su actitud negativa, basada en intentar compensar su complejo de inferioridad mediante desprecios verbales y silenciosos – estos últimos de carácter agresivo-pasivo – delatan el contenido, el proceso, la calidad, y la intención de sus sentimientos.

En tercer y último lugar, el comportamiento o la conducta apuntan hacia cualquier acto que el individuo realice en respuesta a todas y cualquiera de sus acciones o reacciones. Se refiere a la manera de proceder que tienen las personas en relación a su entorno ambiental o mundo estimulatorio. A su vez, ese tipo de comportamiento puede presentarse de manera consciente o inconsciente, voluntario o involuntario, publico o privado. 

En base a su actitud, Miguel esta constantemente emitiendo valoraciones, juicios falsos y negativos, así como diversas quejas respecto a sus superiores, supervisores, profesores, entrenadores, padres, jueces, policías, etc. También, y por las mismas razones, Miguel huye de cualquier acción o interacción decente y respetuosa con ellos. Su actitud es la de un joven inmaduro y resentido, motivo por el cual nunca esboza un saludo, palabra agradable alguna, o una bonita sonrisa de aceptación y reconocimiento cuando se cruza con ellos.

Por todo lo anterior, es conveniente puntualizar que existe una interesante y compleja relación entre la actitud, la intención, y la predicción del comportamiento. La intención corresponde a una función de la actitud hacia el comportamiento, así como a la calidad de la actitud que se dirige hacia las normas que rigen tal comportamiento. La actitud hacia el comportamiento es una función de las creencias del individuo respecto a las consecuencias de participar en tal comportamiento, así como de la evaluación de tales consecuencias. Las personas pueden poseer muchas y diferentes creencias respecto a un mismo comportamiento, así como diferentes criterios de evaluación respecto a las consecuencias relacionadas con cada una de las creencias.

En resumidas cuentas, la actitud de desprecio y rebeldia ante la autoridad que caracteriza a Miguel delata la presencia de una persona que se ha recubierto de una densa y gruesa coraza de defensas psicológicas. Tales defensas le intoxican y ciega ante una visión real del mundo. Detrás de esa coraza se halla una alma humana doliente y rabiosa, asi como un espectro limitado y sumamente débil movido por una maquinaria psicológica muy frágil que precisa protección. Es precisamente por esto que Miguel, adoptar simultaneamente una actitud de proteccion (miedo) y ataque (agresion) ante la autoridad.

Lo verdaderamente triste de todo lo anterior es que, a la larga, la actitud de Miguel acaba por perfilarse como una espada de Damocles de doble filo. La espada de Damocles ejemplifica el peligro que se instala en aquellos que ostentan un gran poder, pues no sólo pueden perderlo de golpe, sino todo lo demás, incluida la vida. Esto le ocurre a Miguel porque las personas con autoridad, a quienes repudia y desprecia, actúan ante su persona como espejos humanos que reflejan, en todo su esplendor, la profunda sensación de minusvalia y vacío existencial que exhibe ante si mismo y la vida en general.

Es precisamente por ese temor - el temor a verse indefenso y cara a cara con la realidad sus propias limitaciones, envidias, e impurezas, que Miguel degrada - e incluso niega e ignora la existencia - de aquellos que han sabido ganarse su propio autorrespeto y autoestima. Personas que sencillamente, son mas que el ... y que lo superan ampliamente.

Según las palabras del poeta español Antonio Machado (1875-1939): es propio de aquellos con mentes estrechas, embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza. Machado dio en el clavo ya que, con gran diferencia, la peor discapacidad en la vida de Miguel es su mente estrecha y mala actitud ante la autoridad. En realidad, el problema no es el problema en sí, si no la actitud de Miguel ante el problema.

Finalmente, cabe tener en cuenta que el factor de predicción mas importante y eficaz de un determinado comportamiento radica en la intención individual de realizar o no realizar dicho comportamiento. Además, el comportamiento suele ser realizado en el mismo nivel en que se efectúa la decisión individual para actuar o no actuar. La identificación de las actitudes y creencias del individuo nos provee importante información de cara a diseñar e implementar tácticas y estrategias para modificar la conducta. 

Recuerde: su actitud lo delata ...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Añadir un comentario:

Nombre:

E-Mail: (no será público)

Comentario:

Enviar >>