Operativismo, Fiabilidad, Validez, Constructo

Guillermo Laich
27/06/2015 21:23

 

En el nucleo del operativismo yace un legado duradero: una profunda preocupación por los constructos y su relación con los procesos de la fiabilidad y la validez. 

 

 

 

OPERATIVISMO

El operativismo es el proceso de traducción de los conceptos de investigacion en fenomenos cuantificables, y representa el punto de vista de que los conceptos o términos utilizados en enunciados cientificos no analiticos deben ser términos definibles de operaciones identificables y sujetos a la posibilidad de reproducción.

Mientras que la fiabilidad (consenso) supone la verificación de las observaciones y nuestro criterio operativo, y pregunta: ¿estamos todos de acuerdo con las mediciones/evaluaciones?; la validez (precisión) es la verificación de las presunciones y suposiciones, y pregunta: ¿son fiables las bases de nuestros criterios operativos?

Ambos conceptos se apoyan sobre la base del operativismo, pero desarrollan sus funciones a partir de la lógica racional, las leyes de la estadística, y los procesos hipotético-deductivos de la ciencia.

Para ser útiles, las herramientas de evaluación y los sistemas de clasificación deben demostrar su fiabilidad y validez. La fiabilidad y la validez son mas difíciles de lograr cuanto más abstracto sea el constructo que se desea medir: inteligencia, sentimientos, emociones, valores, actitudes, motivaciones, espiritualidad, o religiosidad, entre otros. En este sentido, todo proceso de cuantificación esta expuesto a un determinado margen de error, por lo que este nunca lograra el cien por cien de perfección.

No obstante, la manera mas idónea para controlar el error de una cuantificación – sea cual sea el nivel de abstracción del constructo – será calculando la fiabilidad y la validez del instrumento de medición empleado.

FIABILIDAD

La fiabilidad, o verificación mediante la observación, valora la consistencia con que uno puede hacer una observación. Empleando una mayor precisión podemos decir que corresponde a la exactitud de nuestro método observacional y de nuestros criterios operativos. La fiabilidad es el grado en el que un procedimiento o prueba, como una herramienta de evaluación o esquema de clasificación, arrojará los mismos resultados todas las veces y en las mismas circunstancias. La fiabilidad se demuestra por las correlaciones entre los resultados de los observadores que utilizan la misma técnica para hacer dicha observación. Las técnicas pueden variar desde un test de fisiología en un deportista, un elemento del examen físico de un paciente, las respuestas obtenidas en base a un cuestionario, o bien hasta una parte de la entrevista psiquiátrica, por ejemplo.

En ciertos casos la fiabilidad de algunas de estas observaciones es alta. Esto indica que todos nos podemos poner de acuerdo – aunque quizá estemos de acuerdo de modo equivocado. Los estudios de fiabilidad también indican que los acuerdos mejoran con nuestra formación y entrenamiento como profesionales que somos. Por ejemplo, algunos aspectos de la conducta de un determinado paciente, como las respuestas emocionales/afectivas, pueden ser más difíciles de favorecer el acuerdo; ciertos enfoques de la entrevista médica son mejores para unos propósitos de observación que para otros.

Aunque cualquier observación que dependa de la comunicación entre el médico y el paciente tiene diversas fuentes de error, nuestra confianza en la reproducibilidad de muchas observaciones es suficientemente alta como para utilizarla en la construcción de conceptos interpretativos.

Entonces, podemos resumir diciendo que la fiabilidad corresponde al criterio para evaluar la calidad de los datos cualitativos, refiriéndose a la estabilidad de estos a través del tiempo y las circunstancias. Corresponde al grado en que la aplicación repetida de un instrumento de cuantificación al mismo sujeto u objeto produce resultados similares o consistentes con mediciones previas. Cuando un instrumento para medir el peso en kilogramos de un determinado objeto efectúa repetidas mediciones con gran exactitud o precisión, y donde se obtienen los mismos resultados, podemos decir que este está actuando con un alto grado de fiabilidad, por ejemplo. Por lo tanto, la fiabilidad es el grado de consistencia que posee el instrumento y establece una relación entre la exactitud del instrumento y la variable que pretende medir.

En teoria la fiabilidad representa una tarea de orden finita, ya que, si, en ultima instancia, pudieramos perfecionar nuestros criterios médicos hasta el punto de que distinguirian perfectamente entre todos los distintos trastornos, alcanzariamos una fiabilidad del cien por cien.

VALIDEZ

Mientras que la fiabilidad es necesaria, por si sola no es suficiente. Para que un testeo sea fiable, también necesita ser válido. Por ejemplo, si una bascula lee nuestro peso corporal con dos kilogramos de más, es fiable porque consistentemente nos da el mismo peso todos los días, pero no es valida porque adiciona dos kilogramos a nuestro peso real. Por lo tanto no es una medida valida de nuestro peso.

La validez verifica los constructos hechos a partir de estas observaciones. Si bien mediante los procesos de fiabilidad evaluamos nuestra capacidad de observación; mediante los de validez ponemos a prueba los conceptos avanzados para explicar la consistencia de una serie de observaciones. Empleando una mayor precisión podemos decir que la validez describe la exactitud de nuestras suposiciones: es decir, de las teorías que elaboramos para explicar la consistencia (la fiabilidad) de nuestras observaciones.

La validez corresponde al grado en el que una prueba o un procedimiento en realidad cumplen la función para la que se les diseñó. Si una medida que se propone para medir la ansiedad en vez de ellos mide la depresión, demuestra poca validez para la ansiedad.

Hablamos de validez cuando el nivel de un determinado testeo es tal que mide precisamente lo que debe medir. Por ejemplo, un testeo de inteligencia con validez representa una herramienta capaz de aportar una verdadera medición de la inteligencia general, no sobre la capacidad de memorización. El nivel de validez de un testeo depende de la magnitud de los errores en las mediciones obtenidas. Ciertas indicaciones referentes a la validez de un testeo determinado se adquieren partiendo de las correlaciones existentes entre las puntuaciones de ese testeo en especifico y las puntuaciones de otros testeos diseñados para medir el mismo factor. 

Existen cinco distintos niveles de validez fundamentales y bien definidos: 1.- validez aparente; 2.- validez del criterio; 3.- validez descriptiva, 4.- validez predictiva; y 5.- validez de constructo. 

1.- La validez aparente se basa en que una serie de reconocidos expertos en el tema bajo estudio estén de acuerdo en que el testeo mide lo que tiene que medir respecto a un estado o una condición determinada que existe como tal en el mundo real. 

2.- La validez de criterio se refiere a la extensión en la cual los resultados del testeo están de acuerdo con los resultados de otro testeo que posee una validez ya establecida. 

3.- La validez descriptiva requiere que las características o variables que están siendo medidas (o la forma particular en que son combinadas) son únicas a la condición que supuestamente están definiendo. 

4.- La validez predictiva hace referencia a que el desarrollo, el curso y las complicaciones, o la respuesta a la intervención de la condición suceden en la forma esperada; o sea, que las variable medidas definen un estado o condición cuyo futuro curso es predecible. 

5.- La validez de constructo implica la extensión en que la evidencia obtenida sustenta  la/s hipótesis respecto a la etiología, patología, y el desarrollo del trastorno que presumiblemente son definidos por las variables medidas. Este tipo de validez normalmente requiere una definición progresivamente mas rigurosa ya que, a medida que transcurre el tiempo, el proceso de retroalimentación o feedback de previos testeos es incorporado dentro de una teoría cada vez se torna mas refinada y precisa. 

Para alcanzar la validez, es necesario comprobar la exactitud del constructo teórico de todas las maneras posibles mediante diversos métodos relacionados con lo que se está observando. Al contrario que la fiabilidad, la validez nunca puede llegar al cien por cien, ni presuponerse. Evidentemente, la fiabilidad es lo primero, y luego viene la validez. 

Con este reto, esperamos confirmar lo que comienza siendo una presunción: que bajo un patrón concreto de resultados subyacente, que se deriva de un método concreto de observación, hay un constructo comprensible o un concepto que debe ser sometido a verificación y que explica los resultados. Las observaciones (puntuaciones en instrumentos como tests fisiológicos o patrones de síntomas) son los indicadores del constructo como podría implicar un operativismo estricto.

Entonces la validez es el grado en el que un instrumento cuantifica o mide lo que se pretende cuantificar. Se refiere al grado en que un instrumento de cuantificación o medición realmente mide la variable que pretende medir. Cuando un instrumento para medir el nivel de inteligencia, en efecto mide el coeficiente intelectual, y no otros parámetros como los fallos de memoria, este posee un alto grado de validez, por ejemplo. La validez es el grado de especificidad funcional que posee el instrumento y establece una relación entre la propia especificidad del instrumento y el tipo de variable que pretende medir. 

CONSTRUCTO

Un constructo es una variable medida que tiene lugar dentro de una teoría o esquema teórico. Corresponde a una relación concebida entre áreas (como las fisiológicas, patológicas, psicológicas, biológicas, sociales, e históricas, etc.), cada una de las cuales es potencialmente una fuente de observaciones que lo hace verificable. Por ejemplo, algunos autores de renombre definen al constructo psicológico como un concepto no observacional, en contraposición a los conceptos observacionales o empíricos. Esto es debido a que estos constructos no son empíricos ya que no se pueden demostrar. Por lo tanto, y a modo de síntesis, un constructo es un fenómeno no tangible, que a través de un determinado proceso de clasificación y/o categorización, se puede transformar en una variable cuantificable que puede ser sometida al rigor de un estudio sistematizado.

En nuestro intento para explicar el funcionamiento de ciertas cosas es posible que en algunos casos nos veamos obligados a inventar, en nuestra imaginación, mecanismos para los cuales no existe evidencia objetiva alguna. Un constructo es una explicación para algo que se sabe o se supone que existe, pero cuya definición es difícil o controvertida.

Son constructos la inteligencia, la personalidad, la creatividad, y el centro de gravedad corporal, por ejemplo. El centro de gravedad (centro de masa) de un ser humano si bien corresponde a algo real, es representado y tratado científicamente como un constructo mental del sujeto, y no como otro objeto.

Por lo tanto, un constructo es un fenómeno no tangible que a través de un determinado proceso de categorización se convierte en una variable que pueda ser cuantificada y estudiada. Corresponde a un objeto ideal donde la existencia de tal objeto depende de la construcción intelectual de tal objeto que se realice en la mente del sujeto. El objeto ideal se distingue del objeto real ya que el primero depende de la existencia de la mente del sujeto, y el segundo no.

Lo números naturales, o sea cualquiera de los números que se usan para contar los elementos de un conjunto, que utilizamos en las matemáticas también corresponden a constructos ya que representan simbólica y artificialmente la realidad que definen. Los números naturales han sido concebidos por la mente humana – a modo de constructos - para cumplir una finalidad útil.

Un constructo también puede ser definido como un concepto para el cual no existe ningún referente directamente observable. Un ser humano no es un constructo porque existe en la naturaleza y puede ser observado directamente. Los constructos hipotéticos corresponden a grupos de comportamientos funcionalmente relacionados, tales como actitudes, procesos, y experiencia

Una determinada enfermedad es un constructo que conceptualiza un síndrome o constelación de signos y síntomas como debidos a una patología biológica, un mecanismo y una causa subyacentes. La validación de una entidad nosológica no se apoya solo en la fiabilidad con que los signos y síntomas pueden ser observados, ni tampoco en el lenguaje operativo con que se define, si no también en el desarrollo de métodos empíricos que investigan las áreas anatómicas y patofisiológicas subyacentes a partir de las cuales se deriva la consistencia de esos signos y síntomas.

Resulta sencillo ver que la verificación de un método de observación (fiabilidad) es una tarea finita; una vez que se hace, el proceso se convierte pronto en la repetición de un logro. Pero la verificación de un constructo (validación) es una tarea infinita ya que nunca se logra por completo. En este ultimo caso, la validación se corresponde con un proceso continuado de demostrar, mediante la explotación del mayor numero de áreas relacionadas posible, que continúa sobreviviendo la explicación dada de una consistencia observable.

Hay muchas vías por las que tales interpretaciones pueden fracasar en su validación. Una serie original de resultados puede haber surgido a partir de la utilización de una técnica inadecuada, o a partir del estudio de un grupo equivocado, de modo que no se encuentran resultados similares cuando se cambia la técnica o se estudia un nuevo grupo.

Los constructos nunca son demostrados. Sobreviven los retos que establecen su aplicabilidad, pero son reemplazados cuando llegan explicaciones mejores – mejores en el sentido de sobrevivir a un mayor número de retos, explicando más aspectos de consistencia y estimulando cada vez mejores métodos de observación.

Como hemos visto, los constructos tampoco son cosas dadas en la naturaleza; son redes conceptualizadas de relaciones que surgen a partir de observaciones y presunciones; son hipótesis que dan sentido a partir de una consistencia de observaciones. Los mejores constructos son los que explican mucho pero pueden ser puestos a prueba con sencillos tests de validación ante alguno de los cuales sobreviven, pero todos los cuales demuestran los límites de confianza dentro de los que deben ser mantenidos.

No obstante, y con respecto a todo lo anterior, considero que se debería aplicar una buena dosis de reflexión y prudencia. Digo esto porque aquellos constructos que explican todo lo observable pero no pueden ser puestos a prueba, son doctrinas; mientras que los constructos que explican poco y son rápidamente rechazados, corresponden a especulaciones, opiniones, y corazonadas del momento.

A lo largo de su larga historia, y debido a su capacidad y/o habilidad para formular preguntas, la mente humana ha sido forzada a construir entidades dentro de sí. Nuestra mente humana asume que si es capaz de formular una pregunta determinada, entonces debe de existir una respuesta, también determinada.

Si nos preguntamos: “¿cual es el sentido de la vida?” asumimos que debe de existir una respuesta adecuada, y algunas personas se pasan la vida buscando tal respuesta. Pero lo más probable es que la vida simplememente sucedió mediante un proceso evolutivo de auto ensamblaje químico/orgánico sin diseño previo ni finalidad ulterior alguna. En tal caso la vida carece de sentido, existiendo solo algunos datos histórico-evolutivos fragmentados que avalen su marcha.

Pero en la ciencia, como en otras disciplinas no científicas, la ausencia de evidencia no significa evidencia de ausencia, y para los seres humanos que buscan “algo más,” esta explicación les resulta emocional y espiritualmente inaceptable. En consecuencia la propia mente humana fabricó o construyó toda una teología – basada en constructos filosóficos y religiosos - para intentar responder a esa importante pregunta de carácter existencial.

Para los budistas, el nirvana, el aniquilamiento de la existencia personal, es decir no la destrucción del ser, sino la destrucción del yo, es el bien soberano y la suprema recompensa de la virtud. Según este planteamiento y/o razonamiento, la muerte no destruye el yo, y no es si no el transito hacia otra existencia personal; el yo no puede ser destruido más que por sí mismo. La personalidad se abisma y funde en la existencia universal por un acto de renunciamiento, de sacrificio absoluto.  

Pues bien, en comparación y contraste, el estado de nirvana que hemos descrito - el estado mental de liberación tanto del sufrimiento como del ciclo de renacimientos, y donde se percibe la sensación de una suprema felicidad - altamente valorado por algunas filosofías orientales como el budismo, el hinduismo, y el janaismo - representa un constructo de características paralelas.

Retornando a la ciencia, los avances en la disciplina – cualquier disciplina - se sustentan sobre dos puntos clave: 1.- en los constructos que se hayan ubicados a lo largo de un espectro que se extiende entre dos polos donde se ubican, por un lado, las doctrinas dogmáticas, y por otro lado, las corazonadas irracionales; y 2.- en aquellos investigadores objetivos, íntegros, y competentes que saben que la actividad de validación genera constructos aptos para ser mejorados con la experiencia y el paso del tiempo. La ciencia nos libera de las supersticiones y los dogmas, y nos permite basar nuestros conocimientos no en la apariencia, si no en la evidencia. 

Tanto el operativismo, como los constructos y el proceso de validación mediante las técnicas de fiabilidad y validez, son de un gran valor según los datos que proporcionan. También lo son por el espíritu de precisión y sinceridad que dan a nuestras investigaciones y juicios.

  

 

 

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